CROACIA: Sigue la tormenta para la minoría serbia

La discriminación y el odio étnico impiden el regreso a su hogar en Croacia de decenas de miles de serbios desplazados hace un año por la "Operación Tormenta", lanzada por el ejército croata para reconquistar territorios perdidos entre 1991 y 1992.

La minoría serbia residente en Croacia agrupa a unas 120.000 personas, pero sus integrantes eran 620.000 en 1991, cuando comenzó la guerra en la antigua Yugoslavia.

Las fuerzas del gobierno de Belgrado, apoyadas por serbios de Croacia, intentaron sofocar entre 1991 y 1992 la independencia croata, proclamada ese año. Un tercio del país quedó en manos de los serbios, que proclamaron la República de Krajina.

Croacia recuperó Krajina el 4 de agosto de 1995, y 200.000 residentes serbios abandonaron el lugar. Treinta mil desean regresar, pero la gran mayoría no han logrado autorización para hacerlo, señalaron grupos de derechos humanos de Zagreb y Belgrado.

Las autoridades croatas argumentan que sólo pueden atender 15.000 casos por año. El asunto postergó la incorporación de Croacia al Consejo de Europa, que analizará el mes próximo la situación en ese país en materia de derechos humanos.

Mientras, el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU) criticó a Croacia por no proteger a su minoría serbia con adecuadas garantías constitucionales.

El secretario general de la ONU, Boutros Boutros-Ghali, destacó en un informe que Croacia discrimina a la minoría serbia en el empleo, el pago de pensiones y en la tramitación de solicitudes de retorno.

Boutros-Ghali denunció que soldados de uniforme y agentes de policía han participado en Croacia del saqueo de propiedades y de otros actos intimidatorios contra serbios.

Así mismo, la organización británica Oxfam exhortó a las autoridades croatas a proteger a los refugiados que vuelven a áreas antes controladas por los rebeldes serbios.

Según Oxfam, hay aparentemente "una política de sistemática discriminación y persecución contra la población minoritaria remanente y contra quienes desean volver a su hogar".

"La situación general de los derechos humanos en Croacia es consecuencia directa de la guerra y afecta los derechoas de la minoría serbia", declaró a IPS Ivan Zvonimir Cicak, presidente en Zagreb del comité Helsinki de derechos humanos.

"Los serbios de Croacia creen haber sido instrumento de la política de Belgrado. Ellos pagan la llamada 'culpa colectiva' de los serbios", dijo Cicak.

"Muchos son despedidos de su empleo por ser serbios o medio serbios" o por estar vinculados con esa minoría por el matrimonio, aseguró el activista, a quien el gobierno de Franco Tudjman considera "un nostálgico" de la antigua Yugoslavia.

"Las autoridades no nos quieren, pero deben tolerar" nustra actividad. "Aumenta el odio contra nosotros, y el odio puede generar violencia". Ya ha habido ataques contra miembros del comité, advirtió.

A juicio de Cicak, el problema se agudiza debido a la ausencia de prensa independiente. "El discurso del odio todavía prevalece en los medios de comunicación contra todos los adversarios políticos" del gobierno.

En cualquier caso, Tudjman encuentra resistencia a su tentativa de convertir a la gobernante Unión Democrática de Croacia (HDZ) en un partido todopoderoso.

La HDZ perdió recientemente en elecciones municipales, aunque el gobierno se niega a confirmar a los candidatos triunfantes, que fueron presentados por una coalición de cinco partidos de oposición.

El comité Helsinki afirma que algunos sacerdotes católicos propagan el odio y exhortan a los croatas a expulsar a todos los serbios del país. Esa prédica es rechazada incluso por croatas de Krajina, de acuerdo con cartas recibidas por el comité.

Los hechos reviven memorias del régimen de Ante Pavelic, títere de los nazis durante la segunda guerra mundial, que intentó políticas de "limpieza étnica" en Croacia.

El artista Metodio Vilcic sugirió la creación de una iglesia cristiana ortodoxa croata, para los serbios residentes en Croacia y en oposición a la Iglesia Ortodoxa Serbia radicada en Belgrado.

La iniciativa tiene el apoyo de los medios de comunicación y ha sido interpretada por muchos serbios como préambulo de una campaña para su conversión forzosa al catolicismo.

La idea es "estúpida". Sería como "crear una iglesia católica serbia o una comunidad islámica eslovena, lo que no tendría sentido", señaló el arzobispo católico de Belgrado, France Perko.

El aniversario de la reconquista de Krajina agitará seguramente sentimientos nacionalistas en Croacia, pero los serbios residentes en el país confían en que, con el tiempo, el odio desaparezca y se normalicen las relaciones entre Zagreb y Belgrado.

Muchos no han vuelto a tener contacto con su familia en Serbia pese a que en marzo fue restablecida la comunicación telefónica entre los dos países, después de cinco años de interrupción.

"Es mejor dejar las cosas como están. Después de más de cinco años, mis conocidos casi han olvidado que soy serbio y vuelven a mi casa. No desean escucharme hablar con nadie en Serbia cando me visitan", dijo un cirujano retirado, de etnia serbia y residente en la localidad de Split, sobre el mar Adriático.

"El futuro de los serbios de Croacia es incierto. Han sido instrumento de Belgrado y Zagreb y aún hoy permanecen en mitad de un juego político en el que no pueden influir", dijo Milan Djukic, presidente del Partido Popular Serbio de Croacia.

"Pero (Croacia) desea ingresar en las instituciones europeas y Europa desea estabilidad en Croacia. Y la estabilidad exige el respeto de la libertad de prensa y de los derechos humanos", destacó Djukic. (FIN/IPS/tra-en/vpz/rj/ff/hd ip/96

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