COMUNIDAD ANDINA: Bisturí sindical examina la democracia

Los sindicatos saludan el regreso de la democracia a la región, pero deploran su falta de participación y de equidad, dijeron delegados de centrales obreras de los países andinos en una reunión de examen iniciada hoy en Venezuela.

También las estructuras sindicales deben revisarse, así como estrategias y métodos seguidos hasta ahora y que cada vez responden menos a los nuevos desafíos, dijo a IPS el panameño Luis Anderson, secretario general de la Organización Regional Interamericana de Trabajadores (ORIT).

La ORIT, que reivindica 45 millones de afiliados en 28 países, realizará su 14 congreso en abril de 1997 en República Dominicana y efectúa reuniones subregionales de sus filiales para preparar la nueva agenda sindical en el hemisferio.

El congreso examinará los temas democracia, desarrollo y sindicalismo que dieron título a un simposio de filiales de la ORIT en el Cono Sur en julio en Asunción, al cónclave andino de Caracas y a otra reunión en septiembre en San José de Costa Rica, con centrales de México, América Central y el Caribe.

"Aunque la región, excepto Cuba, ha regresado a un sistema de gobierno representativo con elecciones claras y honestas, nos preguntamos si esta es la democracia que necesitamos los trabajadores y los pueblos", se interrogó Anderson.

La ORIT ha defendido la tesis de que "la democracia debe descansar en un trípode, del que sólo una pata es el ejercicio político representativo, con elección de autoridades a partir de un sistema de partidos y en comicios transparentes".

Otra "pata" es social, "con la participación de la sociedad civil, de empresarios, trabajadores, comunidades organizadas y organizaciones no gubernamentales", y una tercera la económica, "que atiende a la distribución de riqueza" en los países del continente.

Aunque la ORIT apenas inicia el debate con miras a su congreso, "es evidente que contamos con democracias frágiles y fragmentadas, fuertes en lo representativo y sumamente débiles en lo participativo", dijo Anderson.

Un ejemplo es "el debilitamiento del tripartismo", notorio en países como Chile, que "dieron un gran salto democrático pero echaron por la borda tradiciones como la negociación tripartita (gobierno, empresas y sindicatos) y los empresarios adversan los acuerdos", señaló el dirigente sindical.

En el caso de Perú, dijo que el presidente Alberto Fujimori también abandonó el tripartismo y en su consejo económico marginó no sólo a sindicatos sino también a empresarios, concertando el gobierno con instituciones como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.

"El caso de Ecuador ha sido diferente", dijo a IPS el sindicalista Juan Andrango, "porque no ha habido cultura de diálogo sino de confrontación entre los actores sociales".

Andrango, presidente de la Confederación Ecuatoriana de Organizaciones Sindicales Libres, una de las cuatro centrales obreras de su país, recordó la participación por la vía del enfrentamiento no sólo de los sindicatos sino también del vigoroso movimiento indígena.

"Esa situación ha ido cambiando, sobre todo el último año, "con atención del gobierno a nuevas corrientes internacionales, la participación electoral indígena con su Movimiento Pachacutec y el mismo programa del presidente electo", Abdalá Bucaram, dijo Andrango.

En otros países del área, como Colombia, la concertación tripartita se sostiene e incluso avanzó con un "pacto social de productividad" en 1994, pero en algunos como Venezuela se abre campo la tentación de resolver por leyes-decreto temas sociales y laborales.

Para Anderson, esa tendencia se debe a que los países de la región "han dedicado sus mayores esfuerzos a introducirse en el comercio y la economía mundial por la vía de la competencia".

"Esa competencia resulta un tanto salvaje: se compite con la disminución de los costos sociales y del trabajo, y abatiendo la inflación con restricción de la inversión social y los beneficios laborales", opinó Anderson.

Sin embargo, "hoy día los gurús de Wall Street comienzan a decir que se equivocaron, porque sus políticas de 'downsizing' o reducción del tamaño de estados y empresas reduce el empleo pero resta el número de consumidores en el mercado', agregó.

Anderson dijo que "un ejemplo regional de esta inequidad es que en 10 años de ajuste México se convirtió en el cuarto país – tras Estados Unidos, Alemania y Japón- por el número de sus multimillonarios, pero en el mismo período (1982-1992) el salario real de los mexicanos descendió 45 por ciento".

Ante este panorama, los sindicatos deben cambiar programas, estructuras, objetivos y métodos, por ejemplo con mecanismos útiles para quienes trabajan en el sector informal de la economía, que tienen problemas diferentes, señaló el sindicalista.

Esa apertura sindical "es de naturaleza solidaria", dijo Anderson, "pero también estratégica: en América Latina y el Caribe los informales son mayoría, pues representan 57 por ciento de la real fuerza de trabajo". (FIN/IPS/hm/ag/lb/96

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