CHINA: Mes de cumpleaños con altibajos en la cúpula de Beijing

Agosto es un mes de cumpleaños para los líderes chinos, y tambien es la época del año en que la actividad política alcanza su máxima intensidad con miras al plenario del Comité Central del Partido Comunista previsto para septiembre.

Durante el fin de semana, el presidente Jiang Zemin cumplió 70 años, mientras el líder máximo, Deng Xiaoping, celebrará su 92 aniversario el próximo jueves. La diferencia de edad de 22 años tiene enorme importancia debido a las declinantes condiciones de salud del anciano dirigente.

Deng no ha sido visto en público en los ultimos dos años y medio, mientras Jiang ha consolidado su autoridad al frente de la nación más populosa del mundo.

Desde su asunción al poder hace siete años, tras la demostración de Plaza Tiananmen cuando el ejército mató a centenares de activistas prodemocráticos, los diplomáticos occidentales pintaron a Jiang como un líder "provisorio".

No obstante, se ha mantenido en el cargo por más tiempo que los dos sucesores designados por el histórico líder Mao Tse-tung, que fueron Lin Biao y Hua Guofeng, así como los anteriores herederos de Deng, Hu Yaobang y Zhao Ziyang.

Además, ni siquiera Mao Tse-tung (1893-1976), fundador de la República Popular China en 1949, fue tan distinguido políticamente como Jiang, quien no solo es jefe del Estado, sino tambien secretario general del partido y titular de la Comisión Militar.

El mandatario ha jugado bien sus cartas políticas porque mantuvo relativamente contentos a los "duros" del partido respaldando ideologías socialistas, y al mismo tiempo intensificó las reformas de mercado que han sostenido el alto crecimiento económico chino.

Quizás la gestión más importante de Jiang, según muchos analistas, fue la consolidación de su autoridad en el ejército, tras su designación como titular de la Comisión Militar en 1989.

"Debe mantener al ejército de su lado", declaró un diplomático occidental. "Su voto es esencial si quiere conservar el cargo".

En el Día del Ejército, celebrado el primero de agosto, y durante las dos semanas restantes, la bien aceitada máquina propagandística estuvo propalando casi diariamente noticias sobre el "indisputado" respeto hacia Jiang de los militares chinos.

Los informes oficiales llegaron hasta enfatizar sus "excelentes" conocimientos militares a pesar que el jefe del partido es un tecnócrata sin antecedentes en cuestiones del ejército. El Departamento Político General del Ejército incluso inició nuevos cursos para estudiar la contribución del presidente al pensamiento militar.

La siguiente escala de Jiang es el centro balneario de Beidaihe, donde los líderes chinos se encuentran ahora reunidos para mantener sus conversaciones anuales sobre temas domésticos e internacionales pendientes.

Las deliberaciones, entre otros asuntos, prepararán el plenario del Comité Central del partido, previsto para el mes próximo, el cual, según Jiang, deberá concentrarse sobre la "civilización espiritual" de China.

El concepto de civilización espiritual está referido a los esfuerzos gubernamentales para infundir nuevamente un sentimiento de orgullo nacional en la población, y contrarrestar así las críticas de la izquierda a la actitud consumista que ha acompañado las reformas económicas.

Existen auténticos temores en algunos sectores que los ideales socialistas estén siendo barridos por el afán popular de capitalizar la economía de mercado. El desinterés ha sido reemplazado por la codicia. Tambien se culpa a la influencia occidental del aumento de la criminalidad, la prostitución, la corrupción y la drogadicción.

"Al lanzar una campaña de civilización espiritual, él (Jiang) le está diciendo a la vieja guardia 'miren, la ideología aún es importante para nosotros', mientras brinda al mismo tiempo una cobertura de seguridad para impulsar las reformas económicas", apuntó un diplomático occidental en Beijing.

Con ese fin, el presidente acentuará en su discurso de septiembre al plenario del Comite Central la renovación de los ideales socialistas y mencionará en segundo término la irrevocable marcha de las reformas económicas.

Además, si hubiera necesidad de dar un motivo para aporrear a Occidente, la elección del concepto civilización espiritual hará justamente eso, brindar la plataforma unificada que Jiang pretende para consolidar su poder y mantener alejados a potenciales rivales.

También será una respuesta a las recientes críticas formuladas por el hijo mayor de Deng, Deng Pufang, quien el mes pasado dijo en una reunión de la Federación China de Inválidos que la política de su padre había contribuído a la estabilidad social en lugar de fomentar la corrupción y las desigualdades que muchos chinos consideran el aspecto negativo de los éxitos económicos de Jiang.

El joven Deng, quien quedó semiparalítico luego que radicales Guardias Rojos lo arrojaron por la ventana de su dormitorio en la universidad durante la Revolución Cultural de los años '60, criticó recientes iniciativas gubernamentales que "solamente niegan la línea política de Deng Xiaoping".

Acusó tambien a los nuevos dirigentes comunistas de empalidecer deliberadamente el papel jugado por su padre para poner a China en el camino del suceso económico.

La reacción del hijo de Deng resulta insólita en la política china y sugiere tensiones ocultas pero es inevitable en el proceso de transición, apuntaron muchos analistas.

"Jiang Zemin debe alejarse de ciertos aspectos de la política de Deng mientras trata de autodefinirse", comentó Tai Ming Cheung, un analista político de Hong Kong. (FIN/IPS/tra- en/ab/cpg/ego/ip).

= 08191504 DAP005

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe