BURUNDI: Intervención militar o sanciones económicas es la duda (2- E)

a la etnia tutsi, que restaure las instituciones depuestas y permita la actividad de los partidos políticos, que fue prohibida.

Tanzania, Kenia y Uganda suspendieron el tráfico aéreo y bloquearon las carreteras y las vías fluviales que unen esos países con Burundi, que no tiene costas marítimas. Etiopía también suspendió el tráfico de aviones. Ruanda, por su parte, se apresta a adoptar sanciones similares.

"Estas medidas podrían exacerbar la violencia étnica", pues los tutsis las consideran "injustas" y los extremistas hutu perciben en ellas "una adhesión a su lucha armada y una razón para hacerla más intensa", dijo Sharon Courtoux, del grupo humanitario francés Survie.

Si el mundo se limita a discutir las credenciales democráticas de los líderes golpistas sin tomar en cuenta el poder de los extremistas hutu, nada impedirá que se produzca un genocidio como el que sufrió Ruanda entre abril y julio de 1994, afirmó la activista.

Los ánimos se exacerban en la región. El ex primer ministro de Tanzania, John Malecela, dijo en una sesión parlamentaria que su país debería "entregar garrotes a los hutu (de Burundi) para matar a las 'serpientes"', término con que se denomina a los tutsis desde el genocidio de 1994 en Ruanda.

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) lanzó el viernes 9 una campaña en favor de 200.000 niños de Burundi que corren el riesgo de morir a causa del embargo comercial internacional.

La mayoría de la población de Burundi, ex colonia belga que obtuvo su independencia en 1962, fronterizo con Ruanda, Zaire y Tanzania, pertenece a la etnia hutu y 90 por ciento se dedica a la agricultura de subsistencia.

Buyoya derrocó en 1987 al entonces presidente Jean-Baptiste Bagaza mediante un golpe de estado, y en 1993 organizó la primera elección libre en Burundi desde su independencia, declarada en 1962.

El dictador esperaba una ratificación de su mandato, pero el electorado eligió entonces a Melchior Ndadaye, el primer presidente hutu en la historia del país centroafricano.

Según versiones coincidentes originadas en organismos de inteligencia de Occidente, Buyoya, frustrado, orquestó el intento de golpe que, apenas cuatro meses después de las elecciones, tuvo como único resultado la muerte de Ndadaye a manos de miembros del ejército.

La presidencia quedó en manos de Cyprien Ntayamira, uno de los ministros de gabinete del mandatario asesinado.

Pero Ntayamira murió, a su vez, en abril de 1994, cuando el avión en que viajaba junto al presidente de Ruanda, Juvenal Habyarimana fue presuntemente bombardeado por extremistas hutu ruandeses.

El reemplazante de Ntayamira, Sylvestere Ntibantunganya, fue, a su vez, derrocado y reemplazado por Buyoya el 25 de julio.

Al menos 150.000 personas murieron como consecuencia del conflicto desde 1993. La Organización para la Unidad Africana (OUA) emitió a partir de entonces 10 iniciativas sucesivas de paz.

Estados Unidos y otros países occidentales consideran que la comunidad internacional debe recorrer el camino de las sanciones. A pesar de que ofreció apoyo a una eventual intervención de una fuerza militar regional, Washington está dispuesto a dar a Buyoya el temporario beneficio de la duda.

"No tengo dudas de que se requiere que alguien se ubique entre las dos partes" en pugna, dijo Kim Cole, encargado de la región de los Grandes Lagos africanos de la organización humanitaria Christian Aid.

Los pronunciamientos favorables a una intervención emitidos por Tanzania, Uganda, Zimbabwe y otros países de la región se desvanecieron desde que Buyoya y el ejército de Burundi rechazaron con fuerza la idea de una "invasión".

De todos modos, muchos recordaron los antecedentes del ex presidente de Tanzania Mwalimu Julius Nyerere, autor de varios intentos de mediación en Burundi, quien, sin embargo, decidió en 1979 el envío de tropas de su país para acabar con la dictadura de Idi Amín Dada.

Entonces, Nyerere hizo oídos sordos a quienes sostenían que una operación así debía contar con mandato de la ONU o la OUA, y argumentó su acción en base al principio de autodefensa, pues la permanencia de Amín Dada en el poder ponía en peligro la estabilidad de Tanzania y de la región.

Algunos observadores se resisten a seguir el ejemplo de Nyerere y creen que el Consejo de Seguridad de la ONU podria ordenar a una fuerza militar internacional, quizá regional o de la OUA, que actúe como "policía internacional". (FIN/IPS/tra- en/ljs/rj/mj/ip/96

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