La señal "Cómics Esposados" indica la entrada a la exhibición del artista de Turquía Ertan Aydin, quien saluda a los visitantes con un mensaje, disculpándose por no estar presente debido a "circunstancias inevitables".
Estas circunstancias son bien conocidas por el público turco. El joven artista está en la cárcel.
La sala de exposición, en la histórico reservorio de agua de Yerebatan, construido en la era bizantina, contrasta con las alarmantes imágenes de violencia, brutalidad, injusticia y tortura reflejadas en el trabajo de Aydin.
El artista deberá cumplir este mes una sentencia de cuatro meses, y seguramente quedará en libertad como interludio para un nuevo período en prisión.
Otros dos casos en su contra aguardan la sentencia final en la Corte de Seguridad Estatal, la cual ya condenó al artista en dos ocasiones.
Aydin completó su primer período en la cárcel en septiembre de 1995, y fue nuevamente encarcelado en abril de este año.
El motivo del primer juicio fue una viñeta que dibujó sobre la confiscación de los libros del sociólogo Ismail Besikci, realizada por la policía en 1994, en una feria del libro en Estambul.
La viñeta, fue titulada "Es la policía, todo le sirve", una variación del refrán turco "es un lunático, todo le sirve". Los dos casos en proceso se basan en cargos de difamación a la policía. En uno de los cómic, se ve una perrera con la inscripción "Atención, policía".
El dibujante ha sido bien defendido. "Aunque los autores y artistas estén confinados en una prisión, las convicciones y creaciones no pueden ser encarceladas", dijo Turhan Selcuk, destacado artista turco, en un discurso de inauguración de la exhibición.
Recordando que el historietista Asaf Kocak se ubicó entre los 36 intelectuales asesinados en 1993 cuando se prendió fuego a un hotel durante una manifestación iniciada por fundamentalistas, Selcuk dijo que estos artistas "son antorchas de libertad, encendidas para iluminar nuestro país".
Autoridades de la Asociación de Historietistas afirman que sus miembros han sido presionados durante largo tiempo. En la década de 1940, cuando el país era gobernado por un único partido, la presión eran tanta que varias publicaciones cerraron o cambiaron de nombre cada semana para evitar la persecución.
Con el sistema multipartidario, los artistas continuaron teniendo problemas: en la década de 1950, el historietista Ratip Tahir Burak fue enjuiciado por 54 cargos, aunque sólo sentenciado por uno y pasó 16 meses en prisión.
En general, las revistas de humor son acusadas de violar las leyes contra el "separatismo" y de difamar a la policía, indicaron fuentes de la asociación.
Ahmet Erkanli, otro historietista de Estambul, aguarda el fin de su sentencia en la cárcel. Fue condenado por un dibujo para el mensuario "Tavir" en el que criticaba la acción de las cortes, y una corte local lo declaró culpable por difamar a la justicia turca, condenándolo a 10 meses de cárcel.
Kemal Gokhan, destacado dibuante turco, acusado formalmente por el ex presidente Turgut Ozal, cree que "los historietistas tienen sus propios juicios", y que el propio cómic es "una expresión estética de juicios". (FIN/IPS/tra-en/nm/fn/lp/cr-hd/96
