Argentina y Brasil no llegaron a enfrentarse en la final de fútbol olímpico en Atlanta, pero la diplomacia argentina debió disculparse hoy por segunda vez en tres días ante Brasilia por las expresiones verbales y físicas del fanatismo deportivo local.
El vicecanciller argentino Andrés Cisneros fue este lunes a la embajada de Brasil en Buenos Aires a pedir disculpas y a manifestar condolencias por el crimen de un brasileño que cometió la osadia de gritar el gol que permitió a Nigeria ganar la medalla de oro de fútbol en la final contra Argentina.
Un aficionado local lo explicaba de esta manera: "Argentina y Brasil son los dos mejores equipos de América. Brasil fue cuatro veces campeón mundial y Argentina dos, pero a los dos equipos les falta la medalla olímpica y esa era su meta en Atlanta".
Elías Farías, un brasileño de 45 años, festejó el triunfo de Nigeria en un bar de la capital argentina junto a un grupo de amigos y fue insultado y golpeado por un grupo de cinco personas que le provocaron la muerte, según versiones de testigos.
La policía ya detuvo a tres sospechosos de participar en el incidente.
Cisneros expresó al embajador de Brasil, Marcos Azambuja, sus condolencias por un hecho "lamentable, aunque individual y policial", y coincidió con él en que el episodio "no debe ser transferido de ninguna manera a toda la relación diplomática porque no representa el sentir de los pueblos".
Tanto el gobierno argentino como el de Brasil están convencidos de que las rivalidades que expresan los seguidores de los combinados futbolísticos no afectan las relaciones de los dos socios principales del Mercosur, integrado también por Uruguay y Paraguay.
La disputa sobre si el mejor futbolista de la historia mundial del deporte es Edson Arantes do Nascimento, "Pelé", o el argentino Diego Armando Maradona, es ajena a la marcha de los negocios y el comercio externo de la subregión.
No obstante, Cisneros admitió que "los procesos de integración y de globalización reafirman las identidades nacionales", una realidad que "no es mala en sí misma, pero que genera rivalidades que a veces se expresan de muy mala manera", reconoció.
El caso Farías fue en verdad el segundo episodio de violencia ocurrido en instancias finales del torneo futbolístico en el que Brasil quedó fuera de juego tras ser derrotado por Nigeria la semana pasada.
El diario deportivo argentino "Olé" se refirió a los brasileños como "macacos" en la tapa de su edición del viernes, en un titular que fue apelado por Azambuja quien protestó por sus "insinuaciones raciales y despectivas".
El vicecanciller envió entonces una carta de disculpas en la que expresó su consternación por el uso del trmino que a su juicio "transgrede las normas de respeto y no discrminacin que son escencia de nuestras tradiciones".
El embajador brasileño aceptó las disculpas de la cancillería y remarcó la voluntad de valorizar la relación bilateral mediante un llamado telefónico a Cisneros en el que le deseó suerte a Argentina antes del partido final.
"Será un placer que Argentina traiga este triunfo a Buenos Aires y a todos los países del Mercosur", subrayó.
Azambuja también aceptó las disculpas del diario que, en verdad, puso en la portada el apelativo con el que muchos fanáticos argentinos se refieren a sus rivales brasileños, a los que hubieran querido tener como contrincante en la final del sábado, pero sólo por el placer de ganarle.
Así lo expresaban el viernes muchos seguidores del equipo argentino, que admitieron su desilusión ante la derrota de Brasil contra Nigeria.
En este sentido, las expresiones racistas no sólo alcanzaron al equipo brasileño sino también al nigeriano.
"Vamos a ganarles porque somos superiores deportiva e intelectualmente", aseguró un fantico usando el plural, ante una consulta callejera de un cronista televisivo que buscaba mostrar las expectativas de los argentinos en vísperas del partido final.
La subestimación del contrario, temida por el técnico de la selección argentina, Daniel Passarella, se impuso entre los integrantes del plantel local, que habían admitido su preferencia por una final sudamericana que los hubiera consagrado también como los mejores de la región.
Nigeria se llevó la medalla de oro y en ese país africano quizás nunca sepa de la inmolación de Farías en la remota Buenos Aires. (FIN/IPS/mv/ag/cr-ip/96