Alcaldes y gobernadores de 19 países de América Latina iniciaron hoy en Venezuela una conferencia sobre la descentralización, como aliento para que la política alcance a la economía en la carrera por la modernización.
La descentralización "no es un fin en sí mismo, sino un medio para administrar mejor, darle mayor participación al pueblo y hacer más eficaz la acción de los servicios públicos", advirtió el presidente venezolano Rafael Caldera al instalar la reunión.
La conferencia regional sobre descentralización, auspiciada por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), es preparatoria de la cumbre iberoamericana de mandatarios que se realizará en Santiago de Chile en noviembre.
El costarricense Fernando Zumbado, director regional del PNUD, planteó que "en un mundo económicamente globalizado, ha llegado el momento de poner en la mesa común un nuevo tema de la agenda: la cooperación política".
"Una agenda transparente y pública de cooperación política tiene la ventaja de poner fin a la política como sospecha, y a una idea de la cooperación, que la recela como una manera de entrometerse en los asuntos de los países", añadió.
Carlos Blanco, ex ministro venezolano para la Reforma del Estado, dijo a IPS que "en toda la región avanzan estos procesos que tienen como norte promover la eficiencia del Estado y generar una mayor democratización".
Pero esos procesos "no van a la misma velocidad, y se produce un desfase entre la marcha de las reformas económicas y las políticas e institucionales, generándose un problema de gobernabilidad", apuntó.
Blanco indicó que los problemas de gobernabilidad "significan que las democracias no están llenando las expectativas de la sociedad. Es preciso reformar a los partidos políticos y al centralismo estatal que le quita oxígeno a la descentralización".
Caldera repasó la historia de Venezuela en los siglos XIX y XX para mostrar cómo el sistema federal de gobierno, ganado a sangre y fuego en la guerra civil de 1859-1864, desembocó según dijo en largos gobiernos autoritarios en el período 1870-1935.
"La federación fue la antesala del autoritarismo", resumió Caldera, quien explicó luego cómo el último y más fuerte de esos regímenes, el del general Juan Vicente Gómez (1908-1935) dejó como saldo positivo la recomposición de la unidad nacional.
Por ello, el mandatario -jurista y sociólogo de formación- afirmó que "el proceso de descentralización no puede ser desintegrador" y recogió una frase de Zumbado en la que éste pidió "unidad en la diversidad".
El alcalde de Bogotá, Antanas Mokus, quien advirtió a IPS que "soy un producto de la descentralización, no un teórico de ella", opinó que el proceso "debe abarcar todo, excepto lo que por su naturaleza debe quedar en manos del poder central".
Las áreas que deben quedar centralizadas, según Mokus, son "la regulación de un marco económico, políticas de estímulo a la productividad y suministro de insumos para ello, como ciencia y tecnología, y obviamente toda la materia de seguridad estatal".
El proceso, en el caso de Bogotá, muestra resistencia del poder central en las materias más políticas, "pero en las técnicas, como salud y educación, resulta más fácil entenderse".
La seguridad "es un tema en que nos va muy mal con el poder central, porque tenemos una actitud más civilista", dijo Mokus. Por ejemplo, respecto de la tenencia de armas, "soy partidario de que los ciudadanos comunes y corrientes no estén armados".
Para Zumbado, los planteamientos de los alcaldes muestran que "en casi toda la región hemos transitado de un municipio marginal a otro que asume un papel de protagonista".
Según Blanco, esa nueva realidad es reconocida por los esfuerzos de reflexión del PNUD y por la propia cumbre iberoamericana, que identifican problemas de gobernabilidad a uno y otro lado del Atlántico.
Zumbado dijo que la columna vertebral del debate sobre descentralización la forman seis temas, el primero de los cuales es definir una estrategia para involucrar en el proceso a los líderes nacionales y locales, para que lo hagan suyo.
Otros son la búsqueda de espacios institucionales apropiados para la interacción de instancias nacionales y locales, los cambios en el ordenamiento fiscal de cada país, las condiciones de integración entre regiones y la redefinición de políticas públicas en ]áreas como educación y salud.
Y, finalmente, el fomento de una cultura de la participación y la tolerancia "como requisito indispensable para lograr la unidad en la diversidad".
El encuentro de autoridades locales y expertos concluirá este viernes y se preparará un informe para la cumbre de Santiago. (FIN/IPS/hm/ag/dv/96