Estados Unidos está buscando mayores ganancias comerciales y pretende obtenerlas de la "gallina de los huevos de oro" que es América del Sur.
La Agencia para el Comercio y Desarrollo (TDA) de Estados Unidos acaba de anunciar un paquete de subvenciones por cinco millones de dólares en proyectos de telecomunicaciones, transporte, industria, ambiente y energía en cinco naciones sudamericanas.
Las subvenciones están destinadas a generar exportaciones estadounidenses por 3.190 millones de dólares, un reintegro del 638 por ciento.
Al aprobar 17 subvenciones, la TDA dijo que espera mantener a distancia la creciente competencia de otros países que incursionan en el atractivo mercado de América del Sur.
Las inversiones en la región han aumentado mientras sus economías se han privatizado y restructurado, a instancias de Washington y de instituciones financieras internacionales como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
La TDA "no se involucra en un proyecto a menos que haya competencia extranjera" en primer lugar, declaró el vocero de la entidad, Steven Maviglio.
Las compañías estadounidenses ya se han adjudicado la mitad de las exportaciones de los países industrializados a Sudamérica, según el director de la TDA, J. Joseph Grandmaison. No obstante, acotó que sigue preocupado acerca de la "fuerte competencia".
El mes próximo, el presidente surcoreano Kim Young Sam asumirá la dirección de los 30 mayores conglomerados del país para promover inversiones en América Latina, según informes publicados en Seul.
Los fondos coincedidos por la TDA, aprobados la semana pasada, están destinadas a estudios de factibilidad en Argentina, Brasil, Chile, Perú y Venezuela.
Para aspirar a los subsidios, los países deben primero elegir firmas estadounidenses para que realicen los estudios, apuntó Maviglio. En cambio, esas corporaciones van a recomendar a proveedores asociados de bienes, servicios y expertos, tambien de Estados Unidos.
Grupos ambientalistas en Washington dijeron que ese arreglo crea un conflicto de intereses, porque aquellos que están a cargo de los estudios tambien pretenden beneficiarse con los proyectos que surjan de la iniciativa.
Entre otras cosas, eso significa que se prestará escasa atención al posible impacto ambiental de esos proyectos, que incluyen la construcción de carreteras en regiones ecológicamente frágiles.
La agencia comprometió 130.000 dólares en "asistencia técnica" al Departamento de Transporte de Sao Paulo, Brasil, para un examen de 21 proyectos de concesiones camineras. Está en juego la construcción de 5.000 kilómetros de caminos operados privadamente, con exportaciones estadounidenses por 1.470 millones de dólares.
El estado de Sao Paulo alberga la llamada Selva Atlántica de Brasil, que una vez cubrió un área de 1,09 millones de kilómetros cuadrados. En 1992, solo quedaba intacto el 9,2 por ciento, equivalente a 100.000 kilómetros cuadrados, según datos de la fundación brasileña SOS Mata Atlántica.
Todavía no están disponibles los detalles sobre el lugar de construcción de las carreteras y qué medidas se adoptarán para mitigar el impacto ambiental.
Maviglio señaló que como han hecho el Eximport Bank y la Overseas Investment Corporation de Estados Unidos, la TDA requerirá garantías escritas que los proyectos "no perjudicarán el ambiente".
Sin embargo, los analistas de la organización no gubernamental (ONG) Conservation International dijeron que, en general, aunque el análisis de costos y del impacto ambiental se apruebe, los estudios de factibilidad tienden a desestimar el daño indirecto que causan las carreteras, como los cambios en el ecosistema adyacente.
Ese impacto, normalmente, es más severo que la inmediata devastación de la vegetación y la polución de los ríos que acompaña la construcción de caminos.
En Venezuela, una concesión por 320.000 dólares, que será compartida por la compañía Carbones Del Gusare y la multinacional de contratistas de ingeniería Morrison Knudsen, estimulará exportaciones estadounidenses por 201 millones de dólares.
El subsidio está destinado a evaluar la futura expansión de las minas de carbón de Socuy y Paso Diablo.
También un subsidio de 459.000 dólares para la ciudad de Lima financiará un proyecto de señalación y administración del tránsito, que involucra a 450 intersecciones en su área metropolitana. Con dinero de otras fuentes, está previsto que el proyecto cueste alrededor de 18 millones de dólares.
Respecto a la amortización, las exportaciones estadounidenses iniciales sumarán 18 millones de dolares "con 45 millones adicionales cuando el proyecto se amplíe" a través del área de Lima, según la TDA.
No obstante, pese a que se adjudican la parte del león de las exportaciones a América del Sur, las corporaciones estadounidenses aún temen el aumento de la competencia, especialmente de Japón y los "tigres" asiáticos (Corea del Sur, Taiwan, Malasia y Singapur), dijo Maviglio.
El año pasado, la corporación surcoreana de Kia abrió una planta automotriz en Brasil por 500 millones de dólares. El conglomerado surcoreano Daewoo y Hyundai tienen previsto invertir igual cantidad sobre plantas fabriles en Brasil y sumas menores en Venezuela.
En 1995, media docena de presidentes latinoamericanos visitaron China, cuyos 6.000 millones de dólares en intercambio con la región están aumentando a razón del 30 por ciento anual.
China ha invertido 500 millones de dólares en la minería peruana. Compañías madereras de Malasia y otras naciones asiáticas se adjudicaron concesiones para explotar varios millones de hectáreas de selva vírgen en Guayana y Suriname.
Este año, el comercio de Chile con Asia superará sus transacciones con Estados Unidos. Junto con México, ha obtenido su ingreso como miembro al Consejo Económico Asia-Pacífico (CEAP), en el cual Perú y Colombia tambien quieren ser admitidos.
Las compañías asiáticas usan a menudo a Sudamérica como "puerta trasera" para evitar cuotas límites en sus exportaciones directas a Estados Unidos. No obstante, la región es un lucrativo mercado para los productos asiáticos.
El actual presupuesto anual de la TDA, que comenzó a operar en mayo de 1995, es de 40 millones de dólares, indicó Maviglio.
Añadió que, en comparación, la contraparte nipona de la entidad, la Agencia de Cooperación Internacional de Japón, dispone de un presupuesto anual de 1.700 millones de dólares, mientras el programa Ayuda para el Comercio de Gran Bretaña tuvo 100 millones de dólares en su presupuesto de 1995. (FIN/IPS/tra-en/aa/pz/ego/if- dv).
= 08281047 DAP001