AMERICA CENTRAL: ¿Qué hacer con los ejércitos?

Las democracias los países de América Central deben resolver el futuro de los ejércitos en el nuevo marco creado en las relaciones cívico-militares.

Un mayor control civil sobre las Fuerzas Armadas y la creación de consejos civiles de inteligencia para regular la compra y venta de armas son algunas de las opciones que se presentan.

La abolición de los ejércitos, planteada por algunos, parece una meta demasiado ambiciosa para la región.

En un seminario sobre relaciones cívico-militares en pequeñas democracias clausurado el fin de semana en Costa Rica por la Fundación Arias para la Paz, representantes de 26 países de Africa, Asia, América Latina y América Central coincidieron en que los militares atraviesan una "crisis de identidad".

Para resolver esa crisis, las actitudes pueden ser muchas, indicó a IPS Joaquín Tacsan, director de la Fundación Arias, un organismo dirigido por el premio Nóbel de la Paz Oscar Arias que se propone abolir los ejércitos de la región.

"La más consciente de las respuestas es establecer una revaluación en las relaciones cívico-militares, basada no sólo en el reciclaje de conceptos sino en proyecciones futuras que digan por qué hasta ahora hemos fracasado en este aspecto", señaló.

Las relaciones cívico-militares varían de un país o otro.

En Nicaragua, el Ejército Popular Sandinista se ha convertido en el "componedor" de los conflictos internos.

Alejandro Bendaña, del Centro de Estudios Internacionales de Nicaragua, sostiene que el intervencionismo de Estados Unidos para derrocar al régimen sandinista de los años (1979-1990) "trastocó" el panorama.

"En Nicaragua la sociedad está tan polarizada que el ejército ha sido más bien una fuerza despolarizante que juega un papel que no es el suyo", dijo Bendaña.

A ello se suma el problema de los soldados desmovilizados, que también se presenta en El salvador.

En Honduras, las Fuerzas Armadas han ido cediendo espacios a los civiles pero su floreciente incursión en los negocios las pone en situación de privilegio al colocarse en un mapa de poder económico.

Los militares hondureños se han caracterizado por "asesorar" en los negocios a sus pares de Nicaragua, Guatemala y El Salvador.

Si bien no se ha cuantificado por el momento la influencia de los militares centroamericanos en las economías, expertos en el tema advierten que la metamorfosis de las Fuerzas Armadas obedece a la crisis de identidad que viven.

Leticia Salomón, una estudiosa del tema militar en Honduras, dijo a IPS que mientras los civiles no aclaren las reglas del juego con los uniformados, "habrá militares para rato".

"Los civiles debemos empezar por erradicar la cultura autoritaria que ellos nos les legaron", destacó.

Para el sociólogo mexicano Raúl Benítez el virus del militarismo seguirá latente en América Central en la medida que los civiles atenten contra la democracia y se inhiban de sentar las bases de una nueva doctrina militar adaptada a los nuevos tiempos.

En el seminario se presentaron casos de países de otras latitudes, como Holanda, donde el gasto militar es controlado por el Palamento.

Bjorn Hagelin, de la Univesridad de Uppsala de Suecia, advirtió que el peligro no radica en que los militares tomen el poder sino en los vínculos ocultos que los uniformados mantengan con los políticos.

"Esto es muy peligroso, porque parece que en América Central los civiles no saben mucho en materia de seguridad", consideró. (FIN/IPS/tm/dg/ip/96

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