Autoridades federales y estatales de Estados Unidos permiten a la industria propalar legalmente millones de kilos de sustancias contaminantes en la atmósfera, pero hay una trampa.
Desde 1987, las compañías deben informar públicamente qué tipo de sustancias químicas nocivas emiten y en qué cantidad. El Inventario (anual) de Residuos Tóxicos (TRI) es como un elenco de secretos de familia, llama mucho la atención y además es sucio.
La información fue enviada al comienzo de acuerdo con la Ley de Planificación de Emergencia y el Derecho de Saber de 1986, resultado de la alarma pública por los escapes de gas tóxico de Union Carbide ocurridos en Bophal, India, en 1984, que mataron a miles de personas.
Alarmado por la tragedia de Bophal, el congreso estadounidense decidió que los residentes tenían "el derecho de saber" qué tipo de sustancias químicas están siendo manipuladas en sus comunidades, para evitar catástrofes similares.
La ley facilitó unaa planificación de emergencia y exigió a los operadores de las instalaciones industriales informes de rutina sobre los residuos tóxicos emitidos. Hasta la fecha, los reguladores identificaron 651 sustancias químicas y compuestos que deben ser informados periódicamente.
Algunos funcionarios de empresas aceptaron el requirimiento, mientras otros afirmaron que era inútil. La importancia de ese ejercicio anual tambien fue cuestionada por ambientalistas, debido a que se trata de informes propios, sin supervisión independiente de las cifras indicadas.
"Claro que sirven…", declaró John Talpas, vicepresidente de la Corporación Great Lake Chemicals en El Dorado, quien encabezó la lista de empresas de Arkansas que informaron sobre residuos tóxicos hasta 1994, último año en que se dispuso de cifras.
Talpas señaló que un problema en el sistema de separación en 1994 produjo triplicó la cantidad de metanol que la compañía normalmente descarga. Los contaminantes agregados fueron inyectados en pozos subterráneos hasta que la falla fue reparada en 1995.
"Somos completamente concientes que hemos tenido problemas", dijo Talpas, y aseguró que están en marcha ciertas mejoras en la planta de bromo que reducirán las emisiones a niveles inferiores de aquellos registrados este año. "No estaremos satisfechos hasta que nuestro nombre desaparezca de la lista".
Daniel C. Harris, vicepresidente de de la Corporación U.S. Vanadium en Hot Springs, apuntó que el inventario es más correctamente "una lista de compañías con emisiones más altas".
"No es una evaluación de algo que se ha hecho ilegalmente o en forma incorrecta. No se trata de un calificativo de ser contaminador", observó.
U.S. Vanadium figuró segunda en el estado por sus emisiones tóxicas en 1994. La planta extrae metales como el vanadio y níquel de mineral extraído en Garland County o procedente de otras áreas del mundo. Como parte del proceso, la compañía descarga grandes cantidades de amoníaco en el Lago Catalina.
Sin embargo, Paul Orum, titular del Grupo de Trabajo sobre Derecho Comunitario de Saber, un grupo ambiental con sede en Washington, discrepa con los ejecutivos de U.S. Vanadium.
"No creo que la distinción que hacen sea útil. Piensan que si es legal, entonces no es polución. Esto no es cierto, por supuesto", dijo Orum.
Denny Larson, un activista de Comunidades por un Mejor Ambiente en San Francisco, tambien señaló que las cifras son dadas por las compañías y, por lo tanto, no hay garantía que sean correctas.
"Incluso los datos del TRI estan llenos de baches. Muchas industrias, como la minera, no han sido cubiertas. Grandes cantidades de sustancias químicas, como la dioxina, no deben ser informadas pese a que son tóxicas con cualquier concentración", agregó Larson.
El Inventario de Emisiones Tóxicas de Arkansas de 1994 fue compilado por el departamento estatal de Trabajo y elevado a la Agencia de Protección Ambiental (EPA) para su inform anual.
EPA agrega y quita de la lista cada año. Alrededor de 286 sustancias químicas resultan nuevas apariciones en 1996, mientras otras han sido eliminadas. En agosto pasado, la Asociación de Manufacturas Químicas querelló judicialmente a EPA por quitar 150 productos de la lista y el caso sigue abierto.
En 1993, 418 plantas de Arkansas informaron que emitieron 17,36 millones de kilos de residuos tóxicos en la atmósfera, agua, tierra y pozos subterráneos. En 1994, 478 establecimientos dieron cuenta de emisiones que totalizaron 16,55 millones de kilos.
Sustancias químicas, productos de papel, industrias metalíferas, de plásticos o gomas, así como fábricas de muebles, lideran la lista de emisores tóxicos en el estado con 9,1 millones de kilos en relación a un total de 16,55 millones de kilos.
"Lo importante es que las emisiones de 1994 son inferiores a los niveles de 1993, lo cual indica un mayor nivel de responsabilidad y cuidado por parte de las empresas", dijo Randy Thurman, director de la Federación Ambiental de Arkansas, un grupo industrial concentrado en hacer acatar medidas ecológicas.
Representantes de la industria indicaron que un gran número de pequeñas industrias y una vasta porción del sector agrícola está siendo requerido para que informe al TRI.
Harris indicó que volúmenes mucho mayores de amoníaco son arrojados a las vías de agua del estado a través del uso de fertilizantes agrícolas.
Sam Ledbetter, un abogado de Little Rock que representa tanto a industriales como a grupos de ciudadanos en cuestiones ambientales, dijo que los éxitos alcanzados para reducir la polución en Arkansas superan en cantidad a la actuación de malos operadores.
"Siempre hay algunas manzanas podridas que dan una mala imagen a la industria, pero en general estamos viendo gente que trata de hacer las cosas correctamente", expresó.
Randal Mathias, director de los departamentos de Control de Polución y de Ecología de Arkansas, afirmó que su estado está a la cabeza en materia de medidas ambientales. "Nadie quiere retroceder del punto donde hemos llegado", aseguró. (FIN/IPS/tra- en/gt/pc/pz/ego/en).
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