Las granjas extensivas continúan dañando el ambiente y desplazando a pequeños agricultores tradicionales, aumentando el número de personas sin tierra en Sudán, que aún carece de legislación protectora de la naturaleza para este caso.
Las granjas, cuyas ganancias sólo son embolsadas por un pequeño grupo de empresarios, contribuyen a la creación de una cada vez más numerosa clase de agricultores pobres que no tienen otra opción que vender su tierra o emplearse como trabajadores migrantes en los grandes establecimientos, según un informe de la Sociedad de Conservación Ambiental de Sudán (SCAS).
El informe, elaborado a pedido de la agencia alemana fr estudios políticos y sociales Frederich Ebert Stiftung (FES), analizó el deterioro del medio ambiente que enfrentan los pequeños agricultores en los alrededores de Jartúm.
"Los nuevos arrendatarios, frecuentemente sus empleados, se instalan en la tierra y despiden o desalojan a los agricultores tradicionales, impiden el pastoreo de los rebaños de nómades, a excepción de las hierbas silvestres, talan los árboles y la vegetación a menudo con fuego y aran la tierra con zurcos profundos", se indicó en el estudio.
La práctica de las nuevas granjas extensivas se basa en una táctica en la cual los empresarios se mudan de predio en predio una vez que la producción comienza a decaer y la tierra ha sido arrasada.
Muchos agricultores tradicionales se ven sumergidos en la carencia porque la tierra que se les ha quitado ya no es apta para la agricultura, y se convierten en trabajadores zafrales de las grandes granjas.
Según Shiekh Makashim Badewi, de Hilat Pion, a 18 kilómetros de Jartúm, casi ningún agricultor tiene título de prioridad alrededor de los centros urbanos.
Shiekh Makashim explicó que, durante años, familias y grupos étnicos han tenido derechos sobre una extensión de tierra y la han utilizado, pero no tienen derechos legales de propiedad sobre los predios. La tierra en las áreas rurales pertenece al gobierno.
A menudo los pequeños agricultores pierden su derecho de uso de la tierra si el gobierno la destina a un gran establecimiento o a viviendas, explicó el agricultor.
La falta de títulos legales para poseer o utilizar la tierra hace fácil ignorar los derechos de los agricultores pobres y nómades cuando el gobierno dispone de la tierra para las granjas extensivas, añadió.
Una reciente encuesta de la Corporación Estadística Agrícola reveló que más de 20.000 agricultores en las cercanías de Jartúm han perdido sus tierras debido a la entrega de títulos para esquemas de agricultura y ganadería y programas gubernamentales de vivienda, y aseguró que la tendencia continuará.
El informe de SCAS también señaló como otro problema ambiental el efecto de la contaminación de pequeñas granjas situadas cerca de complejos industriales.
La activista ambiental Sumayyah el Sayed dijo que los pequeños granjeros sufren porque los desechos industriales se filtran hasta sus granjas.
"Tenemos el caso de una fábrica de insecticidas que tiene malas instalaciones de almacenamiento, y las sustancias se cuelan a los cursos de agua, afectando las granjas y animales de los agricultores", dijo Sumayyah a IPS.
El médico Awad Dakam, del Departamento de Salud Pública del Ministerio de Salud Federal, dijo que los industriales a menudo consideran las granjas a su alrededor como zonas para volcar los desechos, y añadió que el ministerio analiza la aplicación de multas en estos casos.
"Trabajamos en la creación de leyes ambientales que protegerán a los agricultores pobres. Necesitamos eliminar esta basura de las granjas, porque creemos que los desechos son peligrosos para quienes viven en el área", dijo Awad.
"La mayoría de los agricultores beben agua no tratada, la cual a menudo está contaminada con desechos líquidos, especialmente en granjas situadas cerca de la industria del cuero", dijo Nadia Abdul, Rahman, ingeniera química y consultora privada. (FIN/IPS/tra-en/nb/pm/lp/en/96