ALEMANIA: Dificultad para asegurar derecho a parvularios

Desde el pasado 1 de agosto, los niños de Alemania de 3 a 6 años de edad, alrededor de 2.700.000, tienen derecho por ley a ocupar una plaza en un jardín de infancia, pero éstos sólo están en condiciones de aceptar al 65 por ciento.

La ley correspondiente fue aprobada en 1992 a manera de compensación por el ajuste de la ley de aborto y con la intención de promover el crecimiento de la población, que entonces era negativo.

Con la estipulación legal del derecho a una plaza en una guardería infantil se quería dar a las mujeres la garantía de que a los tres años del parto tendrían un lugar donde dejar a sus hijos o hijas, y podrían reanudar su vida laboral.

A las mujeres se les ofreció, además, una subvención pecuniaria y una licencia laboral para el primer tiempo de educación infantil, así como la computación de este período en los años de servicio profesional contables para la jubilación.

Pero las instituciones federales y regionales del Estado alemán están sometidas desde hace un quinquenio, aproximadamente, a un riguroso plan de austeridad.

En esta situación, la creación de nuevas plazas en jardines de infancia no ha guardado relación con la promesa de los parlamentarios y el gobierno democristiano-liberal (CDU/CSU-FDP) de Bonn, ni con las necesidades reales de los padres de casi 3 millones de niños de 3 a 6 años.

Los políticos y pedagogos, los padres de familia y las autoridades del sistema educacional de Alemania coinciden en que en la actualidad hacen faltan en el país de 400.000 a 500.000 plazas de jardín de infancia.

El gerente general de la Asociación Alemana de Distritos Regionales de Colonia, Hans-Hennig Becker-Birck, estima que la creación de dichas plazas supone una inversión de entre 6.666 millones y 8.000 millones de dólares hasta 1999.

El miembro de la junta directiva de la Asociación Alemana de Ciudades y Municipios, con sede en Dusseldorf, H. Portz, calcula que para ello se necesitarán 13.300 millones de dólares.

Reconoce, por otro lado, que de 1991 a 1994, los gobiernos de los Estados federados y los muncipios de Alemania aumentaron las inversiones en parvularios de 7.300 a 12.000 millones de dólares.

Los Verdes/Alianza90, partido minoritario en la oposición en Bonn, y los municipios en general han puesto el grito en el cielo y exigen que el gobierno federal ayude financieramente a los Estados federados y los muncipios a cumplir esta misión educativa.

La presidenta del Parlamento Federal y de la Unión de la Mujer, la demócrata cristiana Rita Suessmuth, coincide con este partido en la crítica a los gobiernos regionales y los municipios por no haber cumplido sus obligaciones, pero se opone rotundamente a que Bonn les facilite nuevos fondos.

Suessmuth hace constar que en 1993 el gobierno central concedió a los Estados federados un aumento del 37 al 44 por ciento de los ingresos recaudados por impuesto a la venta, es decir renunció a cobrar 4.333 millones de dólares (6.500 millones de marcos) al año.

En comparación con la mayoría de los países europeos, subrayó la parlamentaria, Alemania occidental ha descuidado la atención de los niños en edad preescolar.

Los expertos coinciden asimismo en que, para satisfacer la demanda de este sector de la población, basta con ofrecer una cobertura de 85 al 95 por ciento, según las necesidades del respectivo Estado federado, y no el 100 por 100.

Los nuevos Estados federados, los pertenecientes a la ex República Democrática Alemana, tienen desde antes de la reunificación un porcentaje superior de mujeres que trabajan fuera de casa y están en mejores condiciones que los occidentales en cuanto a la atención de los párvulos de 3, 4, 5 y 6 años.

Sus guarderías infantiles atienden a casi la totalidad de estos infantes.

De los 81 millones de alemanes, 62,7 por ciento de las mujeres y 81,3 por ciento de los hombres de 15 a 65 años ejerce una profesión fuera de casa.

De acuerdo con la Ley Fundamental, los gobiernos de los Estados Federados corren con los sueldos del personal y se encargan de la construcción y el funcionamiento de los parvularios.

Pero, además de ellos, mantienen hoy aquí jardines de infancia las iglesias católica y evangélica, entidades benéficas, empresas industriales o comerciales y asociaciones de iniciativa privada.

La ministra federal de la Familia, la Tercera Edad, la Mujer y la Juventud, Claudia Nolte, y el Tribunal Federal Constitucional, destacan que el derecho a una plaza de jardín de infancia es uno de los pilares fundamentales en la defensa de la vida no nata.

En la actualidad, subraya la ministra Nolte, la asistencia a un guardería infantil es cada vez más importante para los niños, pues el entorno urbano los hace depender cada vez más de ámbitos y experiencias vitales propias.

Uwe Lübking, portavoz de la Federación Alemana de Ciudades y Municipios, agrega que la escasez de parvularios y las pocas horas, alrededor de 4, de permanencia de los niños en ellos, es una de las causas de los grandes problemas que agobian a la juventud alemana de hoy.

Nolte añade que 30 por ciento de los infantes son hijos únicos en Alemania. Justamente estos niños, pero no sólo ellos, tienen necesidad de compartir experiencias con sus coetáneos fuera del ámbito estrictamente familiar.

El derecho a una plaza en un guardería infantil es asimismo uno de los presupuestos esenciales para armonizar mejor el trabajo y la familia.

Ante estas circunstancias, el gobierno que preside Helmut Kohl instauró en noviembre pasado un período de transición.

Este mecanismo garantiza la admisión en las guarderías infantiles de niños con derecho a ello cuando haya plazas disponibles o en casos de emergencia comprobada y, por otro lado, establece una admisión escalonada, según la fecha de nacimiento, para los niños de 3 a 6 años hasta finales de 1998.

A partir de 1999, todos los Estados federados tendrán que admitir a los niños de 3 a 6 años que lo soliciten. Entre tanto, los padres que lo crean procedente podrán recurrir al Poder Judicial para conseguir una plaza de jardín de infancia.

En la actualidad, una plaza de guardería infantil municipal o eclesiático es gratis para los padres menesterosos o cuesta un máximo de 64 dólares en Sarrebrueck, 193 dólares en Bonn, 220 dólares en Brunswick o 466 dólares en Hamburgo.

Esto comprende el mantenimiento en el jardín por la mañana o por la tarde, pero no incluye ni refrigerio ni comida.

La mensualidad se calcula según el sueldo o los sueldos de los padres y el número de hijos. Algunos institutos suelen no cobrar a partir del segundo hijo.

Algunos municipios proponen soluciones innovativas, como por ejemplo, Emmendingen, urbe de 24.000 habitantes en Baden- Wurttemberg.

La mayoría de los padres de familia han acogido con entusiasmo aquí la propuesta del alcalde de elevar el impuesto a la propiedad inmueble en terrenos construidos.

De esta forma, señala el alcalde Ulrich Niemann, los costos de guardería infantil se distribuyen entre los propietarios y los inquilinos. (FIN/IPS/rc/jc/pr-ed/96

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