El Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobará en su directorio del 12 de julio un préstamo stand-by a Venezuela por más de 900 millones de dólares, informó hoy el representante de este país ante el organismo, Luis Berrizbeitia.
Venezuela aguarda la aprobación del FMI sobre todo como aval para su programa de ajustes macroeconómicos, que inició en abril con la esperanza de abatir la inflación en el segundo semestre de 1996 y reanimar la economía en 1997.
Berrizbeitia indicó que el FMI aprobará la carta de intención con la que Caracas respaldó su solicitud de asistencia financiera y técnica, y el ministro de Hacienda, Luis Matos, dijo que en un mes llegaría un primer desembolso de 500 millones de dólares.
En total llegarán más de 900 millones de dólares, informó Matos, dentro del acuerdo stand-by, de corto plazo y que implica supervisión constante del FMI sobre el uso de los recursos y la aplicación del programa de ajustes.
Matos agregó que "por ahora no está planteado negociar un acuerdo de facilidad ampliada", con el que Venezuela podría acceder a 3.000 millones de dólares pero bajo supervisión más estricta del FMI y cumplimiento de metas trimestrales de ajuste.
"El acuerdo con el FMI es importante, más que por el monto del préstamo, porque nos abre el crédito internacional y atraerá inversiones foráneas", dijo Matos.
Venezuela espera colocar bonos en el extranjero para equilibrar sus finanzas, y conseguir en tres años unos 7.000 millones de dólares para programas de reordenamiento del sector público, servicios e inversión en infraestructura, así como para apuntalar la competitividad de su sector privado.
Los 500 millones de dólares que el FMI desembolsaría en pocas semanas "nos van a permitir consolidar reservas", dijo Matos.
Las reservas internacionales, 10.385 millones de dólares la tercera semana de junio, se mantienen en un nivel acorde con su comportamiento histórico: fueron 11.507 millones al cierre de 1994 y 9.723 millones al concluir 1995, con aproximdamente la mitad en reservas líquidas u operativas.
Cuando en abril se abandonó el control de cambios que rigió durante 21 meses y se liberalizó ese mercado, hubo expectativa por una sangría en las reservas, pero una devaluación lineal de 70 por ciento desestimuló la demanda de divisas.
Otros componentes del programa de ajustes fueron liberación de precios y de tasas de interés, así como alzas en las tarifas de todos los servicios y reforma del impuesto a las ventas, para elevarlo de 12,5 a 16,5 por ciento.
El resultado, previsto y explicado por los planificadores del gobierno, fue un salto de los precios el último trimestre, que ha colocado la inflación en lo que va del año en 62,3 por ciento, en tanto la anualizada por primera vez en la historia tiene tres dígitos: 108 por ciento.
Esa caída en la capacidad de consumo se produce al cabo de casi dos décadas de descenso del salario real de los venezolanos, incremento del desempleo y de los índices de pobreza, y recesión de la economía no-petrolera desde 1993.
Entretanto, el ajuste macroeconómico entrega frutos como el aval y el préstamo del FMI, y el respaldo que la Corporación Andina de Fomento (CAF) dio el lunes, al anunciar un crédito a Venezuela por 200 millones de dólares.
Ese crédito nutrirá, junto a recursos del Estado y préstamos esperados del Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial, un fondo de unos 1.000 millones de dólares para financiar la recuperación patrimonial de la banca venezolana.
Pese a los altos índices de inflación en lo que va del año, el gobierno confía en que la curva inflacionaria caerá bruscamente el segundo semestre, con la meta de que en diciembre los precios suban sólo dos por ciento.
Aunque 1996 acusará una recesión cercana a tres por ciento -a pesar de que se aguardan nuevos resultados positivos del sector petrolero, que aporta una cuarta parte del producto bruto- el gobierno confía en que la economía crecerá cuatro por ciento en 1997. (FIN/IPS/hm/jc/if/96