Insurgentes ugandeses mataron a unos 100 refugiados sudaneses en dos ataques contra un campamento en el norte del país, confirmaron el mando militar y el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
El Ejército de Resistencia del Señor (LRA) se lanzó el fin de semana sobre el campamento de refugiados Acholi P, donde el lunes fueron hallados 91 cadáveres. Otros yacerían en los alrededores, mientras hay 20 heridos.
El ataque, el primero del LRA contra un centro de refugiados, dejó a 1.000 familias sin vivienda. También murieron tres soldados y seis rebeldes.
El general Salim Saleh, consejero de la Presidencia de Uganda en asuntos militares y políticos de la región norte, informó a IPS que los rebeldes lanzaron una incursión inicial el viernes, cuando se apoderaron de medicamentos y secuestraron a dos policías.
Tropas gubernamentales salieron en persecución de los atacantes y entraron en combate con ellos.
Pero la fuerza rebelde, compuesta entre 150 y 250 hombres, según cálculos del ACNUR y de fuentes militares, volvió a la noche siguiente al campamento, que alberga principalmente a refugiados sudaneses de las etnias madi y acholi, expulsados de su país por una guerra civil en el sur.
El LRA sembró minas en el camino que conduce desde la localidad de Kitgum al campamento, y el domingo, un artefacto explotó al paso de una caravana con escolta militar que se dirigía a Acholi P. Las operaciones de ayuda fueron suspendidas.
El ataque del LRA contra el campamento fue "una tragedia" y "una masacre", según Ulf Kristofferson, representante del ACNUR en Uganda.
Kristofferson comunicó que los heridos fueron trasladados a Kitgum y que el ACNUR envió alimentos, tiendas de campaña y medicamentos al campamento.
La fuerza atacante formaría parte de un grupo de 500 rebeldes que entraron en Uganda procedentes de Sudán, para unirse a otros 700 militantes del LRA que ya se hallaban en el país. El grupo principal estaría al mando de Joseph Kony, líder del LRA.
Según el general Saleh, casi únicamente mujeres y niños permanecen en las bases que los insurgentes ugandeses disponen cerca de Juba, en el sur de Sudán.
Saleh cree que entre los combatientes se cuentan personas secuestradas el año último por el LRA, que lucha con las armas desde hace ocho años contra el gobierno de Uganda.
Las propuestas políticas de los insurgentes, poco conocidas, se confunden con las creencias místicas de Kony quien, de acuerdo con desertores del LRA, dice haber sido iluminado por el Espíritu Santo y pretende instalar un régimen basado en los Diez Mandamientos del Antiguo Testamento.
El gobierno de Uganda lanzó el 1 de este mes una operación a seis meses para acabar con la rebelión y varias bases del LRA cercanas al distrito de Gulu fueron atacadas y ocupadas.
Saleh señaló que el ejército llamará a filas a 500 veteranos para disponer de unidades permanentes en el área de Kitgum. Explicó que la medida no fue tomada con anterioridad porque no se creía que esa zona estuviese en riesgo.
Agregó que el ataque contra Acholi P aleja la posibilidad de solución pacífica del conflicto armado. Saleh había dicho previamente a IPS que consideraba suspender la ofensiva contra los rebeldes, para facilitar negociaciones de paz.
El general cree que el LRA atacó el campamento por identificar a los refugiados como simpatizantes del Ejército Popular de Liberación de Sudan (SPLA), que combate desde la primera mitad de la década pasada por la independencia del sur de su país.
El gobierno islámico de Sudán asegura que las autoridades ugandesas respaldan al SPLA, una denuncia que Kampala rechaza. A su vez, Uganda afirma que Sudán apoya al LRA.
Campamentos de refugiados sudaneses y las organizaciones no gubernamentales que los ayudan han sido objetivo de guerra de otro grupo rebelde ugandés, el Frente del Margen Occidental del Nilo, que opera en el extremo noroeste de Uganda y también tendría apoyo de Sudán. (FIN/IPS/tra-en/ab/pm/ff/ip pr/96
