Hace cuatro años, sin fondos ni respaldo político, dos mujeres sudanesas decidieron unir sus fuerzas para ayudar a otras mujeres desfavorecidas en todo el país.
Ese fue el comienzo de "Al Manar" (que significa La Luz), una organización sin fines de lucro que ha instruído mujeres en sanidad, educación y agricultura en Sudan.
"Nuestra preocupación fue entrenar mujeres desventajadas sobre como llevar a cabo programas para otras mujeres y niños. Entablamos contacto con amas de casa, trabajadoras y activistas de base", declaró Majda Mohamed Ahmed, una de las fundadoras de Al Manar.
En cuatro años, Al Manar ha establecido tres cooperativas agrícolas en gran escala en Wad Hassim, Wad Al Hadad y Al Ramash, en el área del Nilo Azul, Sudan Oriental.
Esas tres cooperativas brindan trabajo y servicios a más de 300 mujeres. Ahmed y su socia, Fátima Fadul, tambien consiguieron adquirir terrenos de cultivo, a pesar de que la ley sudanesa niega a las mujeres el derecho a la tierra.
La embajada holandesa y la agencia de desarrollo alemana, GTZ, acudieron en ayudade Al Manar. Holanda dió 3.000 dólares en tanto la GTZ aceptó emplear a funcionarios de extensión agrícola para que entrenaran a mujeres en los métodos de granja.
Al Manar tambien usó la donación holandesa para proyectos en pequeña escala de asistencia a mujeres, particularmente aquellas en los campos de desplazados en torno a Jartum.
Un grupo de 23 mujeres en un campo ha sido capaz de mantener sendos negocios pequeños de comida y costura. Otro grupo de madres desplazadas inició un servicio de alquiler de sillas que les hizo ganar el equivalente de 360 dólares en 1996.
La educación sanitaria en los campos tambien ha sido una prioridad para Al Manar. Iniciaron un programa de comunidad de base en el cual los operadores sanitarios fueron entrenados para sensibilizar al publico sobre el Síndome de Inmunodeficiencia Adquirida (sida).
Una biblioteca infantil, equipada además con videos y materiales de dibujo y pintura, tambien se abrió en uno de los campos.
Con esa tarea básica todavía en marcha, la organización está expandiendo su programa que ahora incluye conducción, administración y formación legal-financiera para mujeres en áreas urbanas y rurales.
Fadul dijo que no era suficiente que una pequeña minoría de mujeres fuera educada en un país. "Mujeres educadas deben encontrar la manera de hacer introspección y ayudar a otras que no tuvieron las mismas oportunidades", acotó.
"Si bien somos graduadas universitarias, creo que la única manera que una mujer se pueda desarrollar en este país es ayudar a mejorar su condición", dijo Fadul, que es una economista, a IPS.
Fadul indicó que la organización habia entrenado a unas 2.500 mujeres para trabajar en las áreas rurales, porque es importante para las campesinas comprobar un cambio en sus condiciones.
"Las mujeres siguen viniendo a nuestra oficina en el centro de Jartum. Les damos formación, intercambiamos ideas y decidimos como grupo la manera de poner en marcha los proyectos", explicó.
Según Fadul, Al Manar cuenta con asistencia limitada de donantes, porque a menudo las agencias del exterior no llegan a comprender la situación social y cultural de la mujer sudanesa.
Explicó que los donantes pretenden asistir a proyectos que tengan un plazo determinado de ejecución, lo que resulta poco realista, especialmente en las zonas rurales donde toma tiempo lograr el apoyo de hombres y mujeres.
Agregó que algunas veces requiere más de tiempo manejarse a través de la burocracia gubernamental y las leyes que discriminan a las mujeres.
"Uno de los proyectos agrícolas en Wad Al Hadad, en Sudan Oriental, fue planeado para que se realizara en dos años, pero nos llevó tres registrar la granja a nombre de un grupo de mujeres, porque la organización debió obtener el apoyo de las autoridades para sortear la ley que niega a las mujeres el acceso a la tierra", dijo Fadul.
La respuesta a la tarea de Al Manar puede ser sintetizada por Al Kadija Abdalla, quien recibió instrucción en su casa de un maestro de la organización y aprendió a leer y escribir.
Abdalla, que tiene 50 años, está muy excitada con sus logros porque se casó a los 14 y nunca antes recibió instrucción.
"Ahora soy otra persona. Se leer y escribir. Antes, toda mi correspondencia privada era escrita por mi hija, pero ahora lo hago sin ella… y puedo contribuir a los programas de Al Manar", dijo. (FIN/IPS/tra-en/nb/pm/ego/dv).
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