El plan de paz del gobierno de Sri Lanka para el conflictivo noreste de la isla sufrió un duro golpe hoy cuando el principal partido opositor rechazó públicamente la iniciativa destinada a poner fin a la sangrienta guerra étnica.
El Partido Nacional Unido (PNU) se declaró este jueves contrario a la propuesta de creación de un gobierno federal, y en cambio se manifestó partidario del fortalecimiento de los consejos provinciales.
"El PNU es partidario de una Sri Lanka indivisible. Mi partido se opone al concepto de Unión de Regiones propuesto por el gobierno, así como a la creación de cualquier sistema federal", declaró el líder Ranil Wickramasinghe en rueda de prensa.
Esta es la primera vez que el principal partido opositor realiza comentarios públicos sobre la propuesta para aplastar al grupo guerrillero separatista Tigres para la Liberación de Tamil- EELAM, también conocidos como los Tigres de Tamil.
"En lo que a nosotros concierne, la propuesta está acabada, ya que no creemos que nos conduzca a ninguna parte", manifestó a IPS un alto dirigente del PNU.
Como resultado, un año después del anuncio de la iniciativa de paz por la presidenta Chandrika Kumaratunga, no parece haber salida para la guerra separatista que en 13 años causó la muerte de unas 40.000 personas.
Un atentado suicida causó la muerte este jueves de 21 soldados y civiles en Jaffna, pero el principal objetivo del ataque, el ministro de Servicios Públicos Nimal Siripala De Silva, salió ileso.
El rechazo del plan marca su fracaso definitivo, según observadores políticos. "Con este anuncio, el PNU acabó con la propuesta", señaló Paikiasothy Saravanamuttu, del Centro de Análisis e Investigación Política de la Universidad de Colombo.
El plan de paz propone drásticos cambios en la forma de gobierno del país. Si llegara a implementarse, delegaría amplios poderes a las unidades regionales y convertiría a Sri Lanka en una "unión de regiones".
Líderes moderados de la mayoritaria comunidad cingalesa apoyaron la propuesta, pero los más radicales, especialmente los monjes budistas, la criticaron duramente argumentando que conduciría a la separación del norte y este de la isla, donde predomina la minoría tamil.
La discusión del plan está en manos de una comisión parlamentaria encargada de redactar una nueva Constitución. Wickramasinghe anunció que su partido continuará participando de las discusiones y propondrá reformas en los puntos con los que discrepe, cuando sean planteados.
El gobierno es mayoría en el parlamento por solo un escaño, por lo que dependerá del respaldo del PNU para reunir los dos tercios de votos necesarios para modificar la Constitución y hacer efectivo el plan de paz.
Wickramasinghe subrayó que su partido pretende incrementar los poderes otorgados a los consejos provinciales por una enmienda constitucional que data de hace nueve años. "Esa es la base de nuestra discusión", subrayó.
No obstante, los partidos tamiles moderados no están conformes con los consejos provinciales, que a su criterio no logran satisfacer las reivindicaciones de la comunidad minoritaria.
El PNU acusó al gobierno de no estar auténticamente interesado en una solución para la insurgencia étnica, y señaló diferencias internas sobre la propuesta dentro de la coalición gobernante Alianza Popular.
"También tenemos serias dudas sobre la sinceridad de la propuesta de la presidenta de compartir el poder, debido a algunas de sus recientes acciones como la disolución de consejos provinciales controlados por nosotros", expresó Wickramasinghe.
En las últimas semanas, Kumaratunga acusó al PNU de connivencia con los rebeldes tamiles para derrocar a su gobierno de 20 meses. (FIN/IPS/tra-en/wk/mu/ml/ip/96