Una vacuna contra el sida podría ser el método que elimine las barreras culturales, sociales y religiosas que restringen el uso del preservativo, pero aún es necesario evaluarla desde el punto de vista ético y financiero.
La Iniciativa Internacional Vacuna contra el Sida, (IAVI), que une a la Fundación Rockefeller de Nueva York y el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre VIH/Sida (UNAIDS) con sede en Ginebra, planifica liderar la investigación en el Sur sobre una vacuna para el mundo.
Pero los fondos disponibles son escasos y los expertos en salud que participan en Vancouver entre el 7 y 11 de julio en la Conferencia Internacional sobre Sida no llegan a un acuerdo sobre la decisión de seguir adelante con dos actuales grandes intentos científicos para la elaboración de vacunas.
Según la Fundación Rockefeller, la comunidad internacional gasta 10.000 millones de dólares al año en la prevención del sida y la investigación.
De esta cantidad, un total de casi 2.000 millones de dólares se destina a la actividad científica sobre la epidemia, y los estudios para una vacuna reciben 160 millones de dólares, con menos de cinco millones de dólares para el desarrollo de una vacuna en el Sur.
Seth Berkley, director asociado de la fundación, admite que la ciencia de la creación de vacunas no ofrece mayores seguridades, y que la aparición de nuevas terapias con drogas podría reducir la urgencia por el producto.
Asimismo el sector privado, que lidera la inversión en el desarrollo de productos, ve pocos beneficios en la financiación de una vacuna para los mercados del Sur.
Por ese motivo, de los 10 tipos de VIH (virus de inmunodeficiencia humana) que recorren el mundo, los investigadores buscan vacunas para el subtipo B, encontrado en Estados Unidos y Europa.
Tres empresas han realizado estudios preliminares con voluntarios en Tailandia, aunque la investigación se propone que la vacuna sea utilizada en el mercado norteamericano, señaló Bruce Weniger, del Centro para el Control de Enfermedades, con sede en Atlanta.
Brasil es una notable excepción entre los países en desarrollo. La primera fase de un estudio que deberá finalizar el 24 de julio en Rio de Janeiro y Belo Horizonte, en el suodoeste, está poniendo a prueba un tipo de virus común en ese país.
Esta prueba inicial se centra en 30 voluntarios y es realizado por la compañía neoyorquina United Biomedical Inc. (UBI).
La iniciativa Rockefeller-UNAIDS ofrece otra esperanza, ya que uno de sus principales objetivos es juntar fondos para la investigación de vacunas.
Según el director general de UNAIDS, Peter Piot, el plan es promover el ágil desarrollo de una vacuna para uso mundial. La iniciativa ayudará a coordinar las investigaciones sobre sida y evitar la duplicación.
UNAIDS respalda tres centros de investigación en Brasil, donde los expertos harán pruebas con personas voluntarias.
Hasta ahora, unos 25 voluntarios han comenzado con investigaciones de prueba de primera fase en seres humanos. Pruebas más avanzadas han sido realizadas por dos empresas de San Francisco, Biocine/Chrion y Genetech/Genevax, y por Pasteur- Merieux en Lyon, Francia.
Pero la pregunta sobre el origen de los fondos para financiar los estudios es particularmente importante, ya que IAVI se ha propuesto desarrollar la vacuna en el Sur.
Berkeley, quien integra el consejo directivo interino de IAVI, sugiere que el Banco Mundial aporte nuevos fondos, aunque es posible que le resulte difícil vender la idea al mundo en desarrollo, tapado de deudas. (FIN/IPS7tra-en/yjc/cpg/lp/he-dv/96