El presidente del Banco Mundial, James Wolfenshon, dijo hoy que es responsabilidad de los países severamente endeudados y de los donantes presentar "planes con sentido", si se pretende convertir en realidad el alivio de la deuda.
No obstante, afirmó ante a un grupo de parlamentarios y organizaciones no gubernamentales (ONG) británicos que si los ciudadanos de las naciones endeudadas "están cortándose en pedazos y un millón de personas son asesinadas con machetes, será muy difícil lograr un plan que tenga sentido".
La declaración fue considerada una táctica de "distracción" por el activista de la ONG Proyecto Bretton Woods Alex Wilkes, quien sostuvo que "utilizar ejemplos extremos de países en guerra civil distrae la atención e impide que los economistas del Banco Mundial escuchen a la sociedad civil".
En la reunión con la cámara baja del parlamento británico, Wolfensohn dijo que confía en que el Club de París de países acreedores y las instituciones multilaterales presentarán una solución en septiembre, durante la reunión anual del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El presidente del Banco Mundial sostuvo que el presidente francés, Jacques Chirac, "hizo bien en declarar la victoria" sobre los esfuerzos por abrir el camino al alivio de la deuda en la cumbre del Grupo de los Siete países más industrializados celebrada la semana pasada en Lyon, Francia.
No obstante, la mayoría de los analistas cree, en contraposición al optimismo de Chirac, que el G-7 no tomó medidas para el alivio real de la deuda.
Wolfensohn dijo que, en primer lugar, los donantes llegarán a un acuerdo sobre un "alto porcentaje" de deuda a ser refinanciada, luego se creará un fondo para cada país seriamente endeudado, y por último habrá reuniones entre los acreedores y cada uno de esos países "para intentar negociar un plan que tenga sentido".
El presidente pronosticó que los países donantes aceptarán la idea del director del FMI, Michel Camdessus, de vender parte de las reservas de oro para financiar el fondo de ajuste estructural de la institución (ESAF), a pesar de las objeciones de Alemania.
Pese al cuidado discurso de Wolfensohn y a su afirmación de que ha tenido en cuenta los reclamos de las ONG durante los 12 meses que lleva en la presidencia del Banco Mundial, es evidente que se mantienen las diferencias de enfoque sobre la crisis de la deuda.
La mayoría de las ONG cree que la deuda de los países más pobres debe ser cancelada, mientras la línea del Banco Mundial y el FMI es que los países endeudados deben recibir préstamos adicionales con los cuales puedan pagar los préstamos existentes.
Para solucionar el problema de la deuda, "debe encararse la deuda multilateral. El FMI no habla sobre la cancelación de la deuda, y sus préstamos no son equivalentes a las concesiones del Banco Mundial", sostuvo Andrew Simms, de la no gubernamental Christian Aid.
Aunque las deudas multilaterales representan un quinto de la deuda total, en una base anual constituyen la mitad del servicio de la deuda, porque el FMI tiene estatuto de acreedor, por lo cual sus deudas deben cancelarse en primer lugar.
El veredicto de la ONG es que "los únicos planes que tienen sentido" son los que involucran a la gente en el proceso de base. "El principio que el banco debería seguir es la prioridad de la gente frente a las políticas", dijo Simms. (FIN/IPS/tra-en/dds/rj/if-dv/lp/96