Tienen gastos bajos, poco personal de ventas y un nombre reconocible. Los ingresos del Vaticano se dispararon 400 por ciento en cuatro años, y las empresas le suplican derechos de exclusividad.
El negocio es tan floreciente que planifican introducirse en Internet para expandir el mercado. Con resultados como este, ?quién necesita un milagro? Indudablemente no la Iglesia Católica Romana.
La religión organizada más grande del mundo inundó el mercado, vendiendo todo lo posible entre íconos religiosos, cómodas sillas de madera y suaves corbatas de seda.
"El Vaticano tiene tantas piezas de arte desconocidas, que pocas personas han visto", alega el vendedor de alfombras de Chicago Armen Minasian, quien produce alfombras tejidas según diseños de antiguos tapices de la iglesia.
Las alfombras se venden al público en la tienda estadounidense Marshall Fields por hasta 5.000 dólares bajo el sello del Vaticano, adecuadamente denominado "Ediciones Museo Vaticano".
Pocas personas negarían la invalorable herencia de la iglesia. Sus antiguas pinturas y esculturas se encuentran entre las más finas del mundo, y en sus archivos figuran originales de Cicerón y Dante.
Pero con un papa que rígida e inequívocamente condena el materialism y el consumismo, ?debería el Vaticano estar en el negocio de vender pañuelos Ferragamo a 162 dólares?
"Me parece que no es inmoral vender productos comercializables", dijo William May, teólogo del Instituto Juan Pablo II del Matrimonio y la Familia, con sede en Washington. "Pero la pregunta legítima es si es apropiado vender artículos a altos precios. El problema se plantea si el mensaje básico es la promoción del consumismo", reflexionó.
"Mi estrategia es vender un buen producto, y cuando resulta posible, con un mensaje cristiano y católico. Lo mejor es que esta combinación sea posible", dijo Francesco Riccardi, responsable de la explosión de ventas de la iglesia y administrador del Museo Vaticano. Lo mejor no siempre es práctico, añadió.
El Vaticano, que comenzó a lograr beneficios en 1993, tras 22 años consecutivos de pérdidas, sostiene que el enorme costo de las restauraciones que deben emprender no podría realizarse sin la agresiva estrategia de mercadeo empleada.
Los visitantes aún pueden comprar libros de arte e historia, que continúan siendo el artículo más vendido, o tarjetas y postales, pero también pueden pagar 40 dólares por un álbum de fotos y 80 por un paraguas con motivos geométricos.
El Vaticano vende cerca de 400 productos, la mayoría de los cuales con temas religiosos, históricos y artísticos. Los museos comenzaron hace poco a ofrecer una medalla de oro de 18 quilates con el grupo escultórico de Laoconte restaurado en Roma en 1506. El precio es 840 dólares.
Los visitantes a la tienda de regalos del Vaticano o la nueva tienda de modas, inaugurada hace tres meses fuera del Vaticano, pueden comprar anillos, prendedores, collares o relojes pulsera, o algo más pesado, como un busto de Julio César, por 270 dólares.
Riccardi recibe al menos una propuesta semanal de una empresa que pretende producir algo "exclusivamente" para el Vaticano. Ahora tiene unos 20 acuerdos de este tipo, la mayoría con compañías italianas. Ni el Vaticano ni las empresas revelan los términos del acuerdo.
En las próximas semanas, presentará al público un catálogo de mercadería en CD-Rom, y para vender su inventario busca distribuidores en Alemania, Francia y Gran Bretaña, y diseña productos adaptados a diferentes mercados o países.
Asimismo, el Vaticano prepara un espacio en la World Wide Web, en el cual los consumidores con acceso a Internet podrán revisar los productos y hacer pedidos.
El enfoque de alta tecnología busca complementar el catálogo del museo, que ha sido enviado por correo a más de 1,5 millones de consumidores en Estados Unidos desde la última Navidad, y elabora catálogos para otros países.
Al igual que otros empresarios exitosos, la iglesia descubre que no debe esperar a la otra vida para disfrutar de la recompensa a sus esfuerzos.
Pero las autoridades del Vaticano se niegan a divulgar las cifras de las ganancias obtenidas de la febril actividad de mercadeo. El excedente de la ciudad-Estado fue en 1995 de 1,6 millones de dólares, cuatro veces el margen de ganancia de 1994, y se comenta que la línea de productos del museo colaboró en la cifra general.
El salto más visible al mercado fue hecho por el propio papa Juan Pablo II, quien hace dos años se convirtió de la noche a la mañana en una estrella literaria con la publicación de "Cruzando el umbral de la esperanza", que vendió más de tres millones de ejemplares en todo el mundo.
El papa logró millones de dólares en ganancias, parte de las cuales se dirigieron a la reconstrucción de la Iglesia Católica en la ex Yugoslavia, y el excedente se destinará a otras obras de caridad.
El Vaticano incluso ha presentado un disco compacto y un casete de audio con el papa recitando el rosario, en la víspera de su visita del año pasado a Estados Unidos. (FIN/IPS/tra-en/sh/rj/lp/cr/96