Unas mil personas atravesaron las pesadas puertas del sistema judicial de la Autoridad Nacional Palestina desde su instauración a mediados de 1994. Están presos, pero no han sido acusados formalmente, no han visto a juez ni abogado alguno ni se les fijó fecha de juicio.
No se les ha acusado ni se los libera. Estos prisioneros están en el limbo durante meses enteros. La mayoría de ellos salen de la cárcel ilesos, afirman activistas de grupos defensores de los derechos humanos. De todos modos, sus arrestos son arbitrarios.
Adil Abdel Jaber, de 28 años, pasó los últimos tres meses en una pequeña celda en Jericó porque se sospecha que ocultó pistoleros palestinos. El es uno de los 17 prisioneros en la sala de interrogatorios de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) en esta ciudad.
Tanto él como sus vecinos habitan en celdas del tamaño de una cama. Ninguno ha sido acusado de crimen alguno. Este fenómeno se repite en todos los territorios de autogobierno palestino, tanto en Cisjordania como en Gaza.
"No estamos hablando de tortura sistemática, pero cientos y cientos de personas son arrestadas sin que se cumplan las leyes procesales, sin acceso a abogados, sin acusaciones en su contra y sin siquiera saber dónde están", dijo el abogado Raji Sourani, de Gaza.
Lao de dos años de autonomía, el gobierno de Palestina no puede usar más la inexperiencia como excusa. Es necesario construir un sistema viable, antes de que la corrupción y el caos afloren, dicen.
Las organizaciones mundiales de defensa de los derechos humanos como Amnesty International aseguran que docenas de presos fueron golpeados, que se les aplicó choques eléctricos y que algunos se colgaron del techo. Al menos cinco prisioneros murieron durante el interrogatorio.
Shteweh niega que se haya torturado prisioneros en su centro de detención, y ninguno de ellos parece haber sido lastimado o maltratado.
Mientras la tortura parece ser la excepción más que la norma, los rumores sobre maltratos llegaron a las calles a pesar de que militantes islámicos recientemente liberados aseguraron que fueron correctamente considerados en sus últimos arrestos.
El punto de inflexión para el público palestino fue la detención de Iyad Sarraj, por nueve días a los que se sumaron luego dos semanas, a causa de declaraciones que efectuó al diario estadounidense The New York Times.
"La mayoría de la población de los territorios de Gaza y Cisjordania bajo control de la ANP están 'domados"', dijo un periodista palestino partidario de la oposición islámica que solicitó reserva sobre su identidad.
"Se han rendido. Dondequiera que gobierna la ANP, se producen serios deterioros de las libertades civiles, represión, favoritismos, corrupción, anarquía, caos y terror", añadió.
Estos mismos críticos, de todos modos, acotan que el descontento con el autogobieron palestino no significa que la población está a favor de una continuidad de la ocupación de Israel.
"La ocupación viola derechos humanos por su mera existencia. En cambio, cuando hablamos de la ANP, nos referimos a lo que consideramos una autoridad nacional. En primera instancia, la misión era acabar con la ocupación. Ahora, es construir una sociedad civil palestina", explicó Sourani. (FIN/IPS/tra- en/dho/rj/mj/ip hd/96)
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