Aunque no se trata de una convención religiosa, el liderazgo, la fe y la renovación son temas esenciales para los funcionarios de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para Africa reunidos en el centro de conferencias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en esta capital.
Menos de un año después de su designación como secretario ejecutivo de Comisión (CEA), Kingsley Amoako sube al podio para dar una última serie de conferencias sobre lo que pretende ser un proceso de renovación de la institución "para servir mejor a Africa".
El objetivo de la CEA, fundada en 1958 por resolución del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC), consiste en estimular el desarrollo socioeconómico sostenible en Africa e incrementar la cooperación económica intercontinental y con el resto del mundo.
La CEA, una de las principales comisiones regionales de la ONU, precisa para todos sus actos el consentimiento de la Conferencia de Ministros, que representa a los 53 estados miembros africanos, y también debe someter a ECOSOC todas las propuestas que puedan tener un impacto internacional.
Pero es indiscutible que en los últimos 10 años la CEA se apartó de su camino. Un perjudicial "período de turbulencia", como lo calificó un funcionario, comenzó aun antes de la partida – tras 16 años al timón- del nigeriano Adebayo Adedeji.
Adedeji condujo a la CEA en sus mejores tiempos, pero dejó a su personal en medio de una crisis intelectual y de productividad debido a su costumbre de trabajar con grupos reducidos.
En julio de 1991, Adedeji fue sustituido por el guineano Issa Diallo, asistente especial del entonces secretario general de la ONU, Javier Pérez de Cuéllar. Diallo tuvo escaso impacto en un ambiente plagado de intrigas y con la moral en su punto más bajo.
A fines de 1992, el actual secretario general de la ONU, Boutros Boutros-Ghali, designó al argelino Layashi Yaker como secretario ejecutivo de la CEA. Yaker tenía impresionantes credenciales políticas, pero carecía de dominio de los temas socioeconómicos que constituyen el credo de la institución.
Su forma de proceder molestó al personal y también a la Organización de Unidad Africana, e hizo inevitable su partida, en marzo de 1995.
Fue en este contexto que se designó para reformar a la CEA a Amoako, nacido en Ghana y con 19 años de experiencia en el Banco Mundial, donde llegó a ser director del Departamento de Educación y Política Social.
Los antecedentes de Amoako en el Banco Mundial llevaron a activistas africanos a temer que su designación podría ser un nuevo medio de las instituciones de Bretton Woods y el G-7 (grupo de los siete países más industrializados) para imponer políticas económicas a los países africanos.
Sin embargo, Amoako aseguró que "se trata de una preocupación ilegítima". "Trabajé en Africa y en América Latina para el Banco, y en el fondo soy un africanista", declaró.
Amoako pretende que la ECA se transforme en "un gabinete de estrategia para Africa, una agencia central para la recolección y distribución de información y materiales, un integrador político y un catalizador para personas con buenas ideas".
El enfoque estratégico es esencial para el plan de Amoako. Un "Equipo de Cambio de Administración" constituido por funcionarios y consultores externos ya está trabajando en la redirección de la tarea de la CEA hacia cinco nuevas áreas prioritarias.
Las prioridades serán: facilitación de análisis de políticas socioeconómicas, garantía de seguridad alimentaria y desarrollo sostenible, fortalecimiento de la administración del desarrollo y promoción de la integración y la cooperación regional. El género y la capacitación estarán presentes en todos los objetivos.
Amoako, cuya experiencia en el Banco incluye la administración de personal, pretende que la CEA cumpla con los objetivos de reforma de la ONU un año antes del plazo, fijado para el 1 de enero de 1998.
El secretario ejecutivo de la institución anunció a su personal que "no habrá promociones", pero tampoco despidos ni traslados a otras agencias de la ONU. Los funcionarios serán asignados a nuevas divisiones del mismo nivel, y las vacantes serán temporalmente congeladas.
Amoako prometió implementar un programa de capacitación "masiva e intensiva" para ofrecer a su personal el entrenamiento necesario para la nueva CEA, y señaló que cuando sea necesario reclutará nuevos funcionarios para integrar un grupo que lo ayude a liderar la Comisión.
Los próximos seis meses de la CEA serán un período de transición. Aunque prevalecerán los programas existentes, el personal está revisando la agenda de trabajo para 1997, y si todo funciona de acuerdo al plan, para el 1 de enero del próximo año la nueva CEA estará lista para comenzar su trabajo. (FIN/IPS/tra- en/PdaC/KB/ml/ip-dv/96