Ibrahim Gambari, embajador de Nigeria ante la Organización de Naciones Unidas (ONU) y ex presidente de la Organización de Unidad Africana (OUA), negó que el apoyo de su continente a la reelección del secretario general Boutros Boutros-Ghali sea "tibia".
"Calificar nuestro respaldo de débil es muy injusto", dijo Gambari. El apoyo a la reelección del secretario general de la ONU fue adoptado "por el principal órgano de la OUA, la Asamblea de Jefes de Estado y de Gobierno", reunida la semana pasada en Camerún, recordó el diplomático.
Gambari, quien durante largo tiempo ocupó la presidencia del Comité Especial de la ONU contra el sistema de segregación racial institucionalizada en Sudáfrica (apartheid), dijo que "ningún secretario general hizo tanto por Africa como Boutros-Ghali", ex vicecanciller de Egipto.
"Pensamos que Boutros-Ghali hizo un buen trabajo y que no es justo acusarle de lo que sucedió en Ruanda, pues no le dimos dinero ni tropas", agregó.
La operación de mantenimiento de la paz en Ruanda, país donde murieron miles de personas en los enfrentamientos étnicos y políticos desatados en 1994, es considerada uno de los más resonantes fracasos de la ONU y una de las razones por la cual Estados Unidos se opone a la reelección del secretario general.
El presidente de Ruanda, Pasteur Bizimungu, acusó públicamente a Boutros-Ghali de no impedir con eficacia el peor genocidio registrado desde la segunda guerra mundial. Por ello, el mandatario reclamó a Africa que presente otro candidato a la secretaría general del cuerpo mundial.
Aun si Boutros-Ghali se hubiera equivocado respecto de Ruanda, "¿es ésa una razón suficiente para oponerse a él?", se preguntó Gambari, quien recordó que la resolución de los conflictos en Sudáfrica, Mozambique, Angola o Liberia se cuentan entre los principales logros recientes de la ONU.
"Antes de Boutros-Ghali, el Consejo de Seguridad de la ONU no se animaba a tratar las cuestiones de Africa", afirmó el diplomático nigeriano.
Gambari sostuvo que desde el actual secretario general de la ONU se preocupó por destacar desde que se hizo cargo del puesto "que las vidas son en Mogadiscio tan sagradas y tan importantes como en Bosnia o en cualquier parte del mundo".
La cumbre de la OUA, bloque integrado por 52 naciones, no solo "reafirmó la importancia histórica de la elección de un africano" como secretario general sino que "recomendó" su reelección para un segundo período a partir de enero de 1997.
Fuentes diplomáticas estadounidenses manifestaron, mientras tanto, que la adhesión de la OUA a Boutros-Galhi era "tibia" y que cuatro países (Eritrea, Etiopía, Ghana y Ruanda) se manifestaron en contra.
Washington manifestó públicamente su oposición a la reelección del secretario general y anunció que impondrá el veto a su candidatura en el Consejo de Seguridad si eso es necesario para bloquearla.
Boutros-Ghali, ex vicecanciller de Egipto que jugó un papel clave en el acuerdo de paz de Camp David entre su país e Israel bajo patrocinio de Estados Unidos en 1977, cuenta con el respaldo de estados occidentales clave para su candidatura.
Aunque el gobierno de Clinton respaldó al principio el ambicioso plan de Boutros-Ghali de expandir las misiones de mantenimiento de la paz de la ONU en 1992 y 1993, el secretario general no tuvo el aval de Estados Unidos en el manejo de varias crisis, especialmente las de Somalía y Bosnia-Herzegovina.
Boutros-Ghali, quien se convirtió en el primer africano y en el primer árabe en encabezar la ONU en 1991, cosechó, sin embargo, el respaldo de muchos otros países importantes en el sistema de Naciones Unidas.
Entre ellos se cuentan China, Francia y Rusia, tres de los cinco países integrantes del Consejo de Seguridad con poder de veto. El Consejo, de 15 integrantes, debe aprobar cualquier candidatura a la Secretaría General que efectúe cualquiera de los 185 miembros de la Asamblea General.
Gran Bretaña anunció públicamente que no apoya ni se opone a otro período de Boutros-Ghali al frente del barco, por lo que Estados Unidos es el único de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad que parece contrario a su candidatura.
China, incluso, sugirió que podría vetar cualquiera que se ofrezca como alternativa a la del actual secretario general.
Gambari informó que la resolución de la OUA fue adoptada por consenso, si bien admitió que "consenso no significa unanimidad".
El vocero del Departamento de Estado de Estados Unidos, Nicholas Burns, dijo la semana pasada que Washington buscaría un candidato alternativo a Boutros-Ghali que, incluso, "podría ser de Africa".
Fuentes diplomáticas estadounidenses mencionaron en tal sentido al vicesecretario general para Operaciones de Mantenimiento de la Paz, Kofi Annan, de Ghana.
Otros posibles candidatos son la primera ministra de Noruega, Gro Harlem Bruntland, la ex primera ministra de Irlanda, Mary Robinson, la Alta Comisionada de la ONU para los Refugiados, Sadako Ogata, de Japón, y el embajador de Sri Lanka en Estados Unidos, Jayantha Dhanapala.
"No excluimos a candidatos de otras regiones, y pienso que, por primera vez en la historia de la ONU, tenemos muchas candidatas mujeres", dijo Burns.
El período quinquenal de Boutros-Ghali, de 73 años de edad, concluye en diciembre. "Todos los secretarios generales de la ONU tuvieron un segundo período. ¿Por qué yo, el primer africano, no podría?", se preguntó durante una visita a Alemania el mes pasado, cuando confirmó su disposición a ser reelecto.
Boutros-Ghali argumentó que necesita más tiempo para concluir la reforma y la reestructura en curso en la ONU.
Gambari negó que la OUA tuviera otros candidatos. "Ahora, Africa tiene uno solo, y ése es Boutros-Ghali. Queremos que la comunidad internacional tome nota de eso", afirmó.
"Cruzaremos el puente cuando lleguemos allí", agregó, consultado sobre a la posible candidatura de Kofi Annan.
Desde Trygve Lie, de Noruega, quien permaneció en funciones entre 1946 y 1953, los últimos cinco secretarios generales de la ONU se mantuvieron más de cinco años el el puesto. El sueco Dag Hammarskjold ocupó el cargo entre 1953 y 1961, cuando murió en un accidente de aviación.
U Thant, de Birmania, fue secretario general entre 1961 y 1971, el austríaco Kurt Waldheim, entre 1972 y 1981, y el peruano Javier Pérez de Cuéllar, entre 1982 y 1991.
Irónicamente, como hace cinco años, Boutros-Ghali deberá demostrar que es una opción que todos los intereses que se enfrentan en la ONU pueden aceptar.
Como arabe que fue propuesto como candidato por Africa, y como cristiano copto casado con una judía que cuenta con un fuerte apoyo musulmán, Boutros-Ghali parece reunir esos requisitos. Además, habla francés, lo que le granjea la simpatía de París.
Si en este primer período cumplió con los objetivos de quienes lo respaldaron es otro asunto. Muchos países, entre ellos Estados Unidos, acusan a Boutros-Ghali de haber sido blando en algunos conflictos, como el de Somalía, y demasiado duro en otros, como el de Bosnia.
La lista de fracasos y empantanamientos en misiones de mantenimiento de la paz de la ONU en lugares como Ruanda, Liberia y el Sahara oriental fue tan amplia como la lista de éxitos, que incluye el fin de los conflictos en El Salvador y Camboya.
La mora de Estados Unidos en sus contribuciones a la ONU puso al cuerpo mundial al borde de la bancarrota. De los 2.600 millones de dólares de deudas a los presupuestos ordinario y de mantenimiento de la paz, corresponden a Washington 1.600 millones.
De todos modos, muchos diplomáticos reconocen a Boutros-Ghali un papel fundamental en la solución de muchos de los principales conflictos mundiales en los últimos años y en el aumento de la influencia de la ONU en aquellos conflictos que aún resta resolver. (FIN/IPS/tra-en/td/jl/mj/ip/96