La bandera verde con una estrella roja cruzada por un machete, un fusil y un martillo con la que hizo su aparción el Ejército Popular Revolucionario (EPR) cubrió a México de un intenso debate rodeado de especulaciones, interrogantes y una masiva movilización militar.
Pantomima, narcoguerrilla, cuadrilla de gavilleros y grupo subversivo real son parte de las versiones con que se comentó la presencia del EPR, supuesta organización insurgente que irrumpió en escena el viernes, cuando unos 60 hombres armados y con los rostros cubiertos se presentaron en un acto público.
La movilización de los 3.000 militares que los persiguen en las sierras del estado sureño de Guerrero, a 272 kilómetros de la capital, donde los últimos días las intensas lluvias y el desborde de ríos dificulta los operativos, habría ya dado sus primeros resultados.
Cuatro miembros del EPR fueron capturados y ahora están sometidos a interrogatorios, afirmó la prensa local.
En la Procuraduría General se negó la información, mientras la secretaría de Defensa no realizó comentarios ni indicó si se han registrado enfrentamientos con los supuestos guerrilleros.
El viernes, en formación militar y portando armas de alto poder, miembros del EPR se presentaron en una ceremonia que se celebraba en Aguas Blancas, Guerrero, para recordar el asesinato de 17 campesinos por la policía el 29 de mayo de 1995, cuando fueron detenidos para un supuesto control.
Exhibiendo una bandera de México y otra verde con una estrella roja de cinco puntas, y los dibujos de un machete, un fusil y un martillo, los supuestos insurgentes leyeron un manifiesto en el que declaran la guerra al gobierno "impopular, antidemocrático, demagógico e ilegítimo al servicio del gran capital".
"Nuestro ejército lucha por la transformación profunda de la sociedad, por medio de la vía armada de la revolución, como una forma más de lucha que el pueblo desarrolla en defensa de sus intereses y por la consecución de sus objetivos", reza la declaración.
Sin mencionar al EPR, el subcomandante Marcos, líder de la guerrilla zapatista del estado de Chiapas, que hizo su aparición en enero de 1994, dijo que su grupo no está sugiriendo optar por la vía violenta, sino que ésta "llamando a abrir otra vía política".
El poder "es el gran provocador de la violencia que persigue a los rebeldes, a los que parecen rebeldes, a los que pudieran pensar alguna vez en ser rebeldes, en fin a todos", señaló Marcos en el Foro sobre Democracia y Justicia, que se realiza en Chiapas desde este domingo y hasta el próximo sábado con apoyo del Congreso.
Portavoces de una comisión de diputados que media en el diálogo de paz que desde abril de 1995 mantienen el gobierno y la guerrilla de Chiapas, declararon tener la plena convicción de que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) no tiene nada que ver con el EPR.
"Somos garantes de la vigencia de la ley (que con una amnistía garantiza el proceso de paz) y no permitiremos que la investigación de estos hechos (en Guerrero) pretenda extenderse bajo ninguna circunstancia al movimiento zapatista", declaró el diputado César Chávez.
Para el obispo de Chiapas, Samuel Ruiz, "los recientes acontecimientos en Guerrero plantean la necesidad de demostrar en los hechos que el camino de la paz es viable".
Mientras el gobierno optó por descalificar públicamente al EPR señalándolo como un grupo de delincuentes que son perseguidos por portar armas prohibidas, igual que lo hizo cuando apareció el EZLN, otros sectores sostienen que la aparición de la nueva organización es una pantomima.
Con la última tesis se alineó un sector del opositor Partido de la Revolución Democrática (PRD), para el cual la irrupción del EPR sería un ardid publicitario que busca justificar la represión en el estado de Guerrero, donde existe una importante presencia de organizaciones opositoras.
Pero no todos en el PRD piensan así. El senador de esa fuerza política Heberto Castillo pidió no menospreciar la presencia del EPR y demandó al gobierno que convoque a un diálogo a los presuntos guerrilleros para conocer sus demandas.
Analistas como Raymundo Riva Palacio sostienen que el EPR podría estar relacionado con el narcotráfico, partiendo de la base que Guerrero es considerado un importante centro de cultivo de amapola y marihuana.
"Debemos ser sumamente cuidadosos con esos actos no aclarados, que pueden constituir sólo una provocación, como lo han señalado ya distintos dirigentes", dijo por su parte el líder del gobernante Partido Revolucionario Institucional Santiago Oñate.
Más allá de las especulaciones sobre el origen del EPR, cuya presencia fue condenada por la Iglesia Católica, desde hace tres años se venían difundiendo versiones que hablan de la existencia de grupos armados en Guerrero, estado donde en los años 60 y 70 actuaron otras organizaciones de corte guerrillero.
Aunque se desligó de cualquier vínculo político con el EPR, la Organización Campesina de la Sierra Sur, 17 de cuyos miembros fueron muertos hace un año por la policía, admitió que simpatizaba con el nuevo grupo.
"Nosotros simpatizamos con el EPR y consideramos que no son gavilleros, como dice el gobierno, porque eso mismo decía del EZLN", declaró Marino Sánchez, portavoz del grupo.
La aparición del EPR se produjo a dos semanas de que llegue a México una delegación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para investigar, entre otros casos, el de la matanza de los 17 campesinos de Guerrero. (FIN/IPS/dc/dg/ip/96)