Cinco niños kenianos contrajeron el virus del sida tras ser violados y el parlamento considerará el mes próximo la propuesta de castigar con la pena de muerte a los violadores seropositivos.
La moción fue presentada por el legislador opositor Mwangi Gichuki, quien la fundamentó en el comprobado "aumento de casos de violación y en el hecho de que la mayoría de los culpables son portadores del VIH" o virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida.
Gichuki destacó que, desde enero, 100 niños fueron violados en Kenia y, mientras 25 de ellos contrajeron enfermedades de transmisión sexual, "cinco resultaron infectados con el VIH".
Agregó que los culpables recibieron sentencias entre dos y 24 años de cárcel, más 15 azotes, penas que considera insuficientes, dada la magnitud del delito cometido.
El debate acerca del tratamiento de los casos de violadores afectados de sida se ha caldeado desde el mes último, cuando se conoció la sentencia aplicada a un hombre que violó en 1993 a una mujer de 50 años en la occidental localidad de Siaya.
El sentenciado, Peter Okello, y su compañero Eluid Okwapa, eran VIH positivos cuando ambos violaron a la mujer. El juez Charles Omolo condenó a 10 años de prisión y a 13 azotes a Okello y a John Obare, que montó guardia mientras se producía la violación.
El otro culpable de violación, Okwapa, murió cuando se hallaba en prisión preventiva.
La mujer víctima del hecho "sufrirá física y psicológicamente por el resto de su vida, pues fue violada por dos hombres portadores del VIH", señaló Omolo en su fallo.
Gichuki indicó a IPS que "mientras se suceden esfuerzos por contener la propagación del sida, los tribunales dictan sentencias insuficientes a los violadores infectados con el HIV".
Según información oficial, 1,1 millones, de los 28 millones de habitantes de Kenia contrajeron el sida desde 1986, cuando se registró el primer caso, hasta fines de 1995. Dos tercios de los infectados son hombres.
"La pena de muerte no debe ser aceptada en ningún caso", replicó Njuguna Mutahi, de la Comisión de Derechos Humanos, al conocer la propuesta de Gichuki.
"Sólo Dios puede disponer de la vida humana, y ningún hombre está autorizado a matar a otro, ni aún en nombre del Estado", dijo Sarah Kantai, una estudiante.
Pero Rowland Lenya, director de la Asociación de Personas con Sida, apoyó la iniciativa de Gichuki. Lenya, portador del VIH, afirmó que muchos infectados están dispuestos a propagar el virus.
"Todos los días conocemos dos o tres personas infectadas por el VIH. Cuando hablo con ellos, me dicen a la cara que se tomarán venganza. Algunos se casan, aún a sabiendas de que no deben hacerlo", declaró Lenya.
"Los hombres con quienes me encuentro en sesiones de asistencia psicológica parecen sentir más que las mujeres el impacto emocional del contagio. Al menos, esa impresión se desprende de sus palabras. En cianto a las mujeres, hablan poco y parecen resignarse a su destino", agregó.
Las mujeres "expresan sus emociones mediante el llanto, pero no hablan de venganza. Los hombres, en cambio, son extravertidos y amenazan difundir el virus", aseguró Lenya.
Mientras, Lucy Nganga, de AIDS Consortium, una asociación de organizaciones no gubernamentales, opinó que la pena de muerte no disuadiría a los violadores infectados ni los induciría a usar condón.
A juicio de Nganga, "debe erradicarse toda amenaza de violación. Es lamentable que algunos políticos pretendan estimatizar aún más a las víctimas del sida. La pena de muerte no tendría efecto disuasivo entre los portadores del VIH, pues ellos creen que morirán de todos modos", advirtió Nganga.
El código penal de Kenia prevé la pena de muerte por delitos de traición, asesinato o asalto a mano armada. La prisión perpetua es la pena máxima por violación.
Entre 1984 y 1994 fueron condenadas a muerte 932 personas en el país, aunque 364 lograron la conmutación de la sentencia. (FIN/IPS/tra-en/cw/kb/ff/af hd/96
