JAMAICA: Niños de la calle afrontan creciente intolerancia social

Se los puede ver en cada esquina de esta ciudad capital. Sus ropas están raídas, algunos muestran señales de desnutrición, mientras otros parecen a punto de sucumbir bajo las duras condiciones en que viven.

Esos son los niños de la calle en Jamaica.

Hay alrededor de 2.500 que deambulan por las calles día y noche, tratando de subsistir en medio de una sociedad que se ha hecho cada vez más intolerante y los acusa de todo tipo de crímenes, desde robos a homicidios.

Muchos observadores se siguen preguntando cuál es la verdadera razón del creciente número de niños que toma las calles de Kingston y cae tan fácilmente en el crimen y la violencia.

Los asistentes sociales lo atribuyen a la emigración, la pobreza y la muerte de los padres, especialmente la madre. Muchos han perdido a sus padres por la violencia, mientras un gran porcentaje ha sido obligado a arreglárselas solo porque sus padres abandonaron el país en busca de una vida mejor.

En 1995, más de 18.000 jamaicanos emigrarona Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido.

Desde prinmcipios de año, unas 464 personas han sido asesinadas. Muchas de las víctimas pertenecían a las áreas urbanas más pobres.

"Los niños de la calle siempre pertenecen a familias con bajos ingresos. Viven en todas partes y con cualquiera como paquetes. No hay estabilidad en sus vidas", apuntó Beverly Clarke, una asistente social.

Glenda Drummond, directora de la filial Bahía Montego de la organización Salven a los Niños, con sede en Londres, estuvo de acuerdo con esa apreciación.

Drummond dijo que muchos de los niños con los cuales trabaja y han hecho de las calles su casa, provienen de familias donde la frustración y el desempleo entre la población adulta está a la orden del día.

Añadió que su organización está tratando de rehabilidar a unos 150 menores y ha logrado un 50 por ciento de éxitos. El año pasado un centenar de niños fueron sacados de las calles y devueltos al sistema escolar formal.

No obstante, si bien los menores quieren volver a la escuela se resisten a retornar a sus casas. Como se escaparon del hogar casi siempre para no sufrir abusos, muchos se niegan a creer que la situación doméstica pueda cambiar no obstante las seguridades de profesionales y hasta de sus padres.

"Están enojados con los padres porque no les hablaban y, en cambio, los azotaban", explicó Clarke.

Esa fue la situación en la cual se encontró un pequeño que había sido rescatado por Salven a los Niños.

"Algunas veces ella (la madre) usa alambre y me corta dejándome lleno de verdugones", contó con el dolor aún pintado en los ojos.

Despues de años de abusos se marchó cuando su madre se negó a dejarlo entrar en la casa. "Volví y mi madre me dijo que me fuera entrara más a casa. Luergo me cerró la puerta en la cara. Yo cambié de idea y llegue a la conclusión que no iba a volver", contó.

Como si no fuera bastante el dolor porque sus propios padres los empujaron a las calles, los asistentes sociales dijeron que una vez librados a su suerte son llevados a las actividades criminales por adultos que tambien abusan de ellos.

"… Aparte de usarlos para delinquir los adultos cometen crímenes en su contra, por ejemplo, sodomía y abusos sexuales", apuntó la superintendente de policía Clarissa Simpson-Clemetson.

"La mayoría de los casos de sodomía contra niños, sino todos, son perpetradas contra aquellos que se encuentran en las calles. Confesarán luego que fueron levantados en automóviles y llevados a lugares alejados donde los violaron", dijo la funcionaria.

La unidad policial contra violaciones informó que en 1994 se registraron 658 casos de abuso carnal -relaciones sexuales con un menor-, en 1995 hubo 761 y hasta fines de febrero de este año se produjeron 25.

Los trabajadores sociales concuerdan que cuanto más tiempo los niños permanecen en las calles, más difícil resulta su rehabilitación, por lo cual los programas de asistencia preven acción inmediata en cuanto los menores dejan sus casas.

Salven a los Niños opera un sistema de vigilancia por parte de padres en los barrios pobres. Esos progenitores observan los casos de deserción hogareña, localizan a los niños y los mandan a la entidad para su recuperación.

"El fuerte impulso vital que los mantiene vivos en las calles puede asegurar su rehabilitación una vez que son ubicados dentro de un programa adecuado", indicó la organización. (FIN/IPS/tra- en/djm/cb/ego/pr).

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