La reforma económica que ya lleva cinco años en Hungría parece haber empeorado las condiciones de vida de la minoría gitana de ese país, según un informe divulgado hoy por la sede en Helsinki de la organización Human Rights Watch.
La minoría, cuyo nombre correcto es roma, es víctima de continuos ataques y acoso de grupos racistas, y de una "discriminación endémica y una creciente marginalización social" en la sociedad húngara, sostuvo el informe.
El cataclismo social en Hungría desde el fin del comunismo ha "sido más costoso para los roma. Cada vez más despreciados y aislados, son cada vez más invisibles a medida que Hungría se redefine económicamente", sostuvo Holly Cartner, directora de Human Rights/Helsinki.
Alrededor de medio millón de roma viven en Hungría, una cifra más de diez veces mayor que el número estimado por el gobierno comunista que cayó en 1989, y constituyen la minoría más extensa en el país.
La transición de una economía dominada por el Estado al liderazgo del mercado en Hungría ha sido desastrosa para la minoría, que ya vivía en malas condiciones bajo el comunismo.
Según el informe, las reformas iniciadas fueron en general puestas en marcha "sin tener en cuenta su impacto devastador sobre los roma".
Los roma fueron los primeros en ser despedidos de sus trabajos en 1989 y 1990. Ahora, mientras el índice de desempleo de los húngaros se ubica en 13 por ciento, afecta a más de 60 por ciento de la minoría.
Sólo la mitad de los roma completa la escuela primaria. En la mayoría de las ciudades viven en guetos, o cada vez más en villas aisladas. Muchos lugares públicos prohíben la entrada de los roma, "a veces abiertamente", según la organización de derechos humanos.
Los propios roma se quejan de un "racismo cotidiano" que permea sus relaciones con el resto de la población. En los últimos seis años, la gente ha perdido su resistencia a admitir públicamente el prejuicio contra los roma, y su respaldo a políticas del gobierno para "ponerlos a raya".
Bandas de "cabezas rapadas" y otros grupos extremistas violentos continúan amenazando a los roma, aunque no al grado en que lo hicieron en 1991. En 1995, no obstante, grupos locales de derechos humanos informaron sobre un creciente brote de ataques contra los roma que ha disminuido desde entonces.
La policía local ha participado en los ataques, aunque el gobierno nacional lo niega, afirmó Human Rigths Watch.
Los roma, al igual que otros húngaros, disfrutan ahora de una mayor libertad política para formar sus propios grupos y asociaciones, los cuales se han multiplicado desde 1989.
El gobierno del presidente Arpad Goencz también ha tomado algunas iniciativas públicas para proteger a los roma y encarar el impacto de la reforma económica en sus comunidades. Pero, según el informe, las iniciativas no han producido resultados concretos.
Human Rights Watch sostiene que el hecho más importante fue la reciente creación de un sistema de autogobierno para las 13 minorías reconocidas oficialmente, incluyendo los roma.
Aprobada en 1993, la Ley sobre derechoos y minorías nacionales y étnicas permitió la elección de gobiernos locales y asambleas nacionales. Pero, de acuerdo al informe, estos autogobiernos están inadecuadamente financiados, y hay evidencias de que Budapest interfirió en la elección de la asamblea nacional roma.
El informe señaló que estas iniciativas podrían haber sido diseñadas para inspirar a los donantes occidentales, y no tanto para garantizar a los roma más poder en la regulación de sus propios asuntos.
"Quizá esté diciendo que, en el primer borrador de la legislación para la creación del autogobierno los roma no fueron incluidos en la lista de minorías; sólo después de airadas protestas el parlamento los tuvo en cuenta", señaló el informe. (FIN/IPS/tra-en/jl/aa/lp/pr-hd/96