HONG KONG: La policía se prepara para posible caos post-británico

Las autoridades policiales de Hong Kong toman medidas de seguridad para evitar que el pasaje del actual enclave británico al control de Beijing el 30 de junio de 1997 sea motivo de caos y de la consiguiente intervención en el lugar del Ejército de Liberación Popular de China (PLA).

"La importancia de los acontecimientos y la necesidad de asegurar la confianza de todos en una Hong Kong estable obliga a las autoridades a estar totalmente preparadas y a la orden en este período", establece un documento confidencial de la policía.

Por ello, no se permitirá que altos oficiales policiales de Hong Kong dejen sus puestos hasta que se concrete el pasaje de la colonia británica a Beijing. Casi un tercio de los jerarcas ya han intentado abandonar la fuerza, cifra calificada de "alarmantemente alta" por la legisladora Selina Chow.

El documento alertó contra "la percepción del público de una pérdida significativa de personal y experiencia entre la policía tanto ahora como en el proceso de transición", y expone la necesidad de una unidad policial experimentada en todas las etapas de la entrega del enclave a China.

La necesidad de una transición sin problemas, especialmente cuando numerosos dignatarios extranjeros estarán presentes en la ceremonia el próximo año, obligó a las autoridades a restringir el abandono de funcionarios de sus actuales cargos.

El asistente del comisionado de operaciones Benny Ng dijo que se prevé una pérdida de experiencia entre la policía, lo cual hace necesaria una prolija planificación y la presencia de suficientes hombres en sus puestos para hacerse cargo de la situación.

"Los ojos del mundo estarán puestos en Hong Kong y debemos asegurar al mundo que éste es un lugar es seguro y estable", explicó Ng.

Las autoridades deberían estar preparadas para posibles demostraciones públicas que requieran acciones policiales, según los analistas.

El presidente del Partido Demócrata, Martin Lee, está preocupado ante la eventualidad de manifestaciones opositoras después del proceso, pues el futuro gobernador, que será designado por Beijing, podría verse tentado a solicitar intervención al PLA.

Esta posibilidad está prevista en la "miniconstitución" de Hong Kong conocida como Ley Básica. Lee y otros políticos demócratas se opusieron a esta disposición.

Un editorial del diario South China Morning Post exhortó a "resistir a cualquier costo" cualquier llamado a la intervención del PLA.

"Eso sentaría un precedente desastroso para la vida del nuevo régimen. El jefe del Poder Ejecutivo deberá tener total confianza en la fuerza de policía", según el periódico.

Michael DeGolyer, profesor de la Universidad Baptista de Hong Kong, pronosticó que Beijing no se mostrará satisfecha y podría apelar a su propio ejército para el mantenimiento de la seguridad en la ceremonia del 30 de junio de 1997.

"La posibilidad de que los hechos se salgan de madre no puede ser subestimada. Es bien conocida la inclinación de los funcionarios chinos, cercana a la paranoia, a reforzar las medidas de seguridad", dijo DeGolyer.

Los funcionarios chinos podrían detectar una "situación inesperada" y creer "que la policía local no la está manejando bien", lo cual provocaría "el tipo de acciones a las que están acostumbrados en territorio de China".

"Eso causaría reacciones totalmente fuera de lo esperado entre los habitantes de Hong Kong", previno De Golyer.

El mayor general Pan Zhenqiang, director de estudios estratégicos de la Universidad de Defensa de Beijing, dijo, según informes periodísticos, que el gobierno de China aprendió la lección de la plaza de Tiananmen, donde en 1989 el PLA disparó contra miles de estudiantes demócratas.

Este hecho y la necesidad de mantener bajo la órbita de China la económicamente poderosa Hong Kong, impediría que el PLA intervenga en las calles de la hoy colonia británica si se desatan manifestaciones.

"Los intereses financieros no quieren que esto ocurra porque podría perjudicar la economía", dijo Pan, según un diplomático extranjero en Beijing al que citaron esos informes.

"Beijing no quiere que se produzca inquietud social en Hong Kong como resultado de un colapso económico, ni un descenso rápido de la calidad de vida del lugar", dijo el analista Wo Zhong, quien reside en el enclave.

"Después de todo, China será responsable del destino de los seis millones de habitantes de Hong Kong, la mayoría de ellos de nacionalidad china, si algo va mal", agregó. (FIN/IPS/tra- en/ys/cpg/mj/ip/96

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