El Comité para la Defensa de los Derechos Humanos en Honduras (Codeh) negó hoy que presione a tres ex militares torturadores radicados en Canadá para que declaren en contra de oficiales del ejército implicados en la desaparición forzada de personas en la década del 80.
El presidente del Codeh, Ramón Custodio, dijo a la prensa hondureña desde México que las declaraciones de los ex militares obedecen a una "guera psicológica" montada por las Fuerzas Armadas para desprestigiar la labor humanitaria de su organismo.
El Codeh jamás "ha presionado a nadie para testificar en contra de los militares implicados en la desaparición extrajudicial de personas, porque somos gente seria, no acostumbradas al chantaje", afirmó.
"Los militares ven que se acaba su tiempo de impunidad y han montado inteligentemente esta estrategia de sorprender a medios de prensa serios en Honduras para denigrar "la labor del Comité", añadió.
Custodio salió así al paso de declaraciones a la prensa del ex torturador del batallón de la muerte 3-16 José Valle, quien acusó al Codeh de presionarlo para testificar contra varios militares.
Valle, junto a los ex agentes Fausto Reyes y José Barrera, formaron parte en los años 80 del 3-16, un grupo paramilitar implicado en la ejecución extrajudicial de 184 personas por motivos políticos.
En testimonios brindados a diversos grupos humanitarios de Honduras, ambos ex militares aceptan haber sido torturadores del 3- 16, pero ahora niegan la versión y dicen ser "víctimas" de los grupos de derechos humanos.
El Codeh ha gestionado en Canadá el asilo de Reyes y Barrera, así como del ex sargento del batallón paramilitar Florencio Caballero, pieza clave en el caso de los desaparecidos.
Valle, Reyes y Barrera aseguran haber sido visitados en Canadá por Custodio para mostrarles una lista de militares a quienes ellos deben acusar por violación de los derechos humanos.
"Eso yo no lo puedo hacer porque no conozco a estos militares y por eso denuncio junto a mis compañeros la persecución que somos objeto del Codeh", dijo Valle.
A su juicio, el repentino cambio en la versión de los ex militares torturadores puede obedecer a una estrategia de las Fuerzas Armadas que los está intimidando. (FIN/IPS/tm/ag/ip-hd/96