GUYANA: Partido opositor busca revivir pasadas glorias

Si bien las elecciones generales en este país sudamericano están todavía a un año de distancia, los guyaneses dicen en la calle que el partido opositor Congreso Nacional del Pueblo (PNC), tal como está, tiene pocas posibilidades de reconquistar el poder.

Devastado por la derrota de 1992, en la que obtuvo 26 de los 65 escaños de la Asamblea Nacional, el PCN parece estar luchando para conservar su baluarte en el panorama político del país.

Muchos críticos atribuyeron la crítica posición del partido a dos factores principales, los cambios significativos efectuados por el líder Hugh Desmond Hoyte y la expulsión del ex secretario general Hamilton Green.

Green resultó expulsado casi un año despues que fuera derrotado por el Partido Progresista Popular (PPP) de Cheddi Jaggan, en lo que se consideran las primeras elecciones libres en 28 años.

Miembros del partido dijeron que Green fue despedido por disentir públicamente con Hoyte sobre la última decisión de conceder reformas electorales, y socavar la disciplina partidaria.

En 1994, Green, quien logró el apoyo de las áreas pobres de la ciudad, creó su propio partido denominado Good and Green Georgetown (GGG-literalmente Buena y Verde Georgetown) y derrotó tanto al PNC como al PPP en las elecciones municipales de la capital.

La victoria, según observadores, habría convencido a muchos miembros y partidarios del PNC que el veterano dirigente de 62 años significa un auténtico peligro para sus aspiraciones electorales del año próximo.

En 1995, tras haber actuado como alcalde de la capital por un año, Green rebautizó a su grupo Good and Green Guyana y anunció que se presentará en las elecciones como candidato presidencial.

Sin embargo, como el principal partido opositor está luchando para recobrar su antigua preeminencia, ahora parece que tratará de persuadir a la oveja descarriada (Green) que vuelva al redil.

Kenneth King, el actual secretario general, ha admitido que la expulsión de Green "ha afectado la solidez del movimiento pero un grupo de partidarios del PNC ha logrado algunos progresos en sus esfuerzos de reconciliación".

Entretanto, Green ha admitido que está abierto a una reconciliación a todo nivel y con cualquier grupo pero por ahora no existen conversaciones en tal sentido.

Fuentes cercanas a Hoyte, que pidieron el anonimato, dijeron que si bien la reconciliación podría ser electoralmente "expeditiva" existen dudas que personalidades igualmente fuertes pero diametralmente opuestas, como Hoyte y Green, puedan coexistir en un mismo partido político.

"La fuerza electoral de Green está contrabalanceada por su inclinación a personificar la ley", dijo un veterano militante.

Mientras el impacto de la defección de Green sigue motivando discusiones en el partido, observadores políticos señalaron que los cambios introducidos por Hoyte en los últimos años lo han alejado de muchos partidarios.

Desde la muerte de Forbes Burnham, el fundador del partido, Hoyte, de 67 años, ha despojado al PNC de su perfil socialista y dejado a un lado la ideología promovida por Burnham que lo proyectó como una fuerza socialdemócrata.

Como resultado, influyentes pensadores marxistas dentro del partido han desaparecido.

El gobierno de Burnham tuvo devastadoras consecuencias para la economía del país. Sus frecuentes ataques a Estados Unidos y Gran Bretaña causaron el retiro de fondos y ayuda desde esos países. Sin embargo, Hoyte revirtió la situación cuando asumió el gobierno.

Tras años de relaciones tensas con Washington por la política socialista del PNC, el político remendó el desgarrón y generó un vuelco en las relaciones exteriores guyanesas pasando de la izquierda a la derecha política.

Hoyte firmó el primer pacto del país con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el hielo con Estados Unidos se derritió. Sin embargo, los hechos políticos más significativos vinculados con la gestión de Hoyte fueron las reformas electorales, que concedió en 1990 por instancia del ex presidente estadounidense Jimmy Carter.

A fines de los años '60 y comienzos de los '70, el gobierno de Burnham había cambiado las normas electorales para asegurarse el poder a perpetuidad. Mediante el poder de los militares, el ejecutivo intimidó a votantes y partidos de oposición, mientras se aseguró el control estatal de la máquina electoral y de la prensa.

Ahora, bajo la conducción de Hoyte, el gobierno prohibió incluso cualquier actividad militar ajena a la seguridad de los comicios para obtener más concesiones de Carter. Además, creó una comisión electoral independiente que tiene a su cargo el proceso actual. (FIN/IPS/tra-en/jds/cb/ego/ip).

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