GUYANA: Inundaciones destruyen principal cosecha

La peor y más extendida inundación en la memoria de los habitantes de Guyana desató el debate sobre la necesidad de que las autoridades presten más atención a los sistemas de control, en este país donde la agricultura tiene un papel central en la economía.

"Debemos ser realistas. No podemos preguntarnos por qué hay inundaciones si no tenemos un control de inundaciones", dijo Rayl Narine, presidente de la junta de desecado e irrigación.

En las últimas 10 semanas, unos 30 centímetros de lluvia devastaron una de las principales cosechas del país, el arroz, y causaron la muerte de docenas de cabezas de ganado, dejando a cientos de personas sin vivienda.

Las lluvias, combinadas con un drenaje inadecuado y una pobre infraestructura de irrigación, permitieron que las inundaciones se extendieran en la costa y las áreas del interior de tal modo que el gobierno declaró una emergencia nacional.

Las autoridades destinaron 300.000 dólares para dar inicio al proceso de rehabilitación y solicitaron ayuda internacional.

Los mayores ríos del país, Demerara, Essequibo, Berbice y Pomeroon desbordaron sus riberas, afectando áreas desde el este de capital hasta las frontera sur con Venezuela y Brasil.

El Essequibo, que casi atraviesa el país, es utilizado para irrigación y propósitos comerciales por varias comunidades de amerindios, empresas madereras, agricultores y buscadores de oro.

Unas 8.100 hectáreas de arroz, la mayor fuente de divisas después del azúcar y el oro, corren riesgo de arruinarse si las lluvias continúan.

El área total agrícola de Guyana es de unos 21,5 millones de hectáreas, de las cuales 500.000 son apropiadas para la agricultura.

En 1990, la agricultura tuvo un valor agregado equivalente a 133 millones de dólares, con 38 por ciento del producto interno bruto (PIB) y 45 por ciento de exportaciones, empleando a entre 35 y 40 por ciento de la fuerza de trabajo. En 1991, el arroz representó 14 por ciento del PIB.

Pero analistas advierten que el mayor problema que enfrenta el gobierno es la salud de unos 70.000 residentes desplazados por las inundaciones. Las autoridades temen brotes de enfermedades en áreas donde las instalaciones sanitarias casi han desaparecido.

El Ministerio de Salud, en un intento por cortar lo que podría ser una epidemia inminente, lleva adelante una campaña de vacunaciones con la ayuda de la oficina en Costa Rica de Médicos Sin Fronteras.

El Departametno de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas entregó un paquete de emergencia de 30.000 dólares, y envió un equipo para evaluar la situación antes de ofrecer ayuda adicional. (FIN/IPS/tra-en/bw/cb/lp/en-ip/96

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