El presidente de la Comisión Europea, Jacques Santer, criticó las sanciones aplicadas por Washington a Cuba y el proyecto del Congreso de endurecer la política estadounidense frente a Irán y Libia.
Santer advirtió que las eventuales sanciones estadounidenses a Irán y Libia podrían provocar un grave problema a la Unión Europea (UE), que obtiene en esos dos países 20 por ciento de sus importaciones de petróleo.
Europa no puede admitir una nueva crisis petrolera, declaró el presidente de la Comisión Europea, órgano ejecutivo de la UE, al diario italiano La Repubblica, en una entrevista publicada este viernes.
"Para golpear los intereses de sus adversarios", Estados Unidos "afecta los de los aliados", dijo Santer.
El funcionario aguarda que finalmente prevalezca "la sabiduría" de Washington en el caso de la ley Helms-Burton, destinada a sancionar a empresas de cualquier país que comercien con activos estadounidenses confiscados por el gobierno cubano.
Si así no ocurriera, y se aplicaran las previsiones de la ley Helms-Burton, la UE presentará batalla, agregó.
"Hemos explicado (a la administración de Bill Clinton) que es inaceptable la pretension norteamericana de legislar de manera extraterritorial, es decir, sobre sujetos no nacionales y por actividades realizadas fuera del territorio nacional", señaló Santer.
En cuanto a las medidas contra Irán y Libia, crearían a Europa "un problema gravisimo", manifestó.
"Una legislación como la que se discute en el Congreso estadounidense, del mismo tipo de la aplicada contra Cuba, pero contra Irán y Libia, sería totalmente inaceptable" para la UE, agregó.
De los 483 millones de toneladas de petróleo crudo importadas en 1994 por los 15 países miembros de la UE, 48 millones fueron compradas a Irán y 51 millones a de Libia, y los principales clientes de esas dos naciones fueron Alemania e Italia.
Así mismo, Santer indicó que la moneda única prevista para el 1 de enero de 1999 es el objetivo más importante de Europa. En su opinión, aún resulta prematuro identificar a los países que se unirían de inmediato al régimen de moneda única y a los que lo harían en una segunda etapa.
Esa identificación se realizará en 1998, de acuerdo con los criterios fijados en Maastricht, Holanda, hacia 1991, que se deben cumplir en 1997.
El tratado de Maastricht impone a los aspirantes a ingresar en la Unión Económica y Monetaria Europea un tope de 60 por ciento del producto interno bruto para la deuda pública y de tres por ciento en el caso del déficit fiscal. (FIN/IPS/jp/ff/ip/96)