El convincente triunfo de Boris Yeltsin en las elecciones presidenciales de Rusia fue celebrado hoy por el gobierno de Bill Clinton como un gran impulso a la lucha por la democracia de libre de mercado de ese país.
"Es un logro histórico", dijo Clinton este jueves en Maryland, durante un discurso conmemorativo del Día de la Independencia de Estados Unidos.
El pueblo ruso se está acercando a la libertad, y "superó otro obstáculo en la construcción de una nueva y duradera democracia", sostuvo el presidente estadounidense.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Warren Christopher, alabó a Yeltsin por su "compromiso sostenido con el proceso democrático". Washington, añadió, continuará respaldando al pueblo ruso "en su búsqueda del cambio democrático y la reforma de libre mercado".
Pero analistas advierten a la Casa Blanca que si no toma mayores precauciones en su relación con Yeltsin, podría encontrarse en "la punta de la rama que están cortando".
Hasta ahora las relaciones de Washington han estado marcadas por una retórica que enmascara las tendencias autoritarias del presidente ruso e ignora acuciantes problemas económicos que podrían explotar en disturbios sociales durante su segundo término de cuatro años.
Pocas semanas después de haber quedado detrás de su rival comunista Gennady Zyganov, Yeltsin logró este miércoles una firme victoria, con 67 por ciento de los votos de 108 millones de electores habilitados.
Los críticos afirman que la Casa Blanca está parada sobre terreno resbaladizo, en primer lugar debido a interrogantes sobre la salud de Yeltsin, de 65 años, avivadas por su misteriosa desaparición durante los últimos días de su campaña.
La vulnerabilidad del gobierno, alegan, se basa en una política hacia Rusa orientada por intereses económicos e internos más que en consideraciones geopolíticas.
El gobierno de Clinton llegó al gobierno "creyendo que la política exterior sólo podría dañarlo. Como consecuencia, decidieron declarar a Rusia una victoria, y esperan que se mantenga hasta noviembre (momento de la elección presidencial estadounidense)", dijo Blair Ruble, director del Instituto Kennan para Estudios Rusos.
Para vender esta idea, la Casa Blanca utilizó una retórica que distorsionó los hechos, dijo Ruble.
El analista recordó que las credenciales democráticas de Yeltsin quedaron expuestas a la duda cuando en 1993 pasó por alto la constitución bajo la cual había sido electo y disolvió el parlamento.
No hay garantías de que las nacientes reformas democráticas que han tenido lugar desde el colapso de la Unión Soviética serán consolidadas y extendidas durante el segundo término de Yeltsin, añadió.
Sus dudas son compartidas por al menos un asesor de Yeltsin, quien dijo al Washington Post que "no estoy seguro hacia dónde irá Rusia después de estas elecciones -hacia la consolidación de la democracia o la consolidación del autoritarismo".
Ruble dijo que Yeltsin ha quedado "nadando entre tiburones" como resultado de sus efuerzos por asegurarse la reelección, la cual incluyó la decisión de nombrar asesor de seguridad nacional al general retirado Alexander Lebed, quien logró el tercer lugar en la primera ronda electoral.
Lebed, quien esta semana se definió como "semidemócrata" es un político neófito, pero "el segundo hombre de Rusia", sostuvo Ruble, y lo comparó con "un toro en una tienda china".
La política interna del Kremlin está en una etapa compleja, y el gobierno estadounidense debe cuidarse de no quedar atrapado en "la rama que están cortando", alertó el analista.
Aunque la Casa Blanca matizó su entusiasmo por la reelección de Yeltisn con unas pocas palabras precavidas sobre los "muchos desafíos" pendientes, el candidato presidencial republicano Bob Dole manifestó una posición cautelosa sobre los resultados electorales rusos.
"Los hechos de los últimos años -y las últimas semanas- en Rusia demuestran que hay motivos para tomar precauciones ", dijo Dole.
No obstante, Steve Hellinger, del Grupo de Desarrollo de Políticas Alternativas, institución de investigación con sede en Nueva York, alegó que ni Clinton ni Dole están preparados para reexaminar la política hacia Rusia.
Los esfuerzos por imponer reformas de libre mercado han situado los intereses empresariales por delante de las prioridades geopolíticas de largo plazo, indicó el analista.
Aunque las reformas económicas rusas atrajeron firmas occidentales, aumentaron la inseguridad entre la gran mayoría de los rusos, creando la proliferación del crimen organizado y la corrupción generalizada.
La Casa Blanca podría encontrarse frente a una situación similar a la de México, aunque potencialmente más explosiva, alertó. (FIN/IPS/tra-en/pz/fn/lp/ip/96