La decisión de la Unión Europea (UE) de retirar del consumo ciertas vísceras de corderos que podrían estar infectadas con el virus de las "vacas locas", aumentó la preocupación en España ante el problema.
La ministra española de Agricultura, Loyola de Palacio, pidió este martes calma a la población y precisó que "las vacas locas están en Gran Bretaña y en los países que han comprado toneladas y toneladas de piensos a ese país".
"En España se hará todo lo que sea vigilancia y control, pero hay que actuar con enorme prudencia", dijo la ministra, quien estudia presentar la carne con etiquetas que certifiquen su origen y nivel de calidad.
La Unión de Consumidores de España (UCE) exhortó a "modificar el modelo de explotación agrícola-ganadera y abandonar la alimentación a través de piensos enriquecidos con proteínas animales".
Guillermo del Aguila, director de la revista de la UCE, admitió este martes a IPS que en España se alimenta el ganado con pienso.
La UCE considera un contrasentido continuar con el afán de "conseguir animales mejorados y aumentar de manera artificial su rendimiento, al mismo tiempo que la UE subvenciona el excedente de producción ganadera».
Tras la dura experiencia de la peste porcina que durante años afectó a los productos españoles, el gobierno aplica un fuerte sistema de control sanitario.
"Se está fabricando grandes máquinas de producción de carne y leche, con un sistema de alimentación que no es el natural, ya que se trata de animales hervíboros".
En febrero de este año los mecanismos de control se reforzaron con un riguroso sistema de identificación y registro de todos los animales del país.
A nivel nacional funciona un registro general y cada explotación está obligada a disponer de un libro donde se apuntan todos los nacimientos, muertes y traslados a otras granjas o para el sacrificio de los animales.
A pesar de estos controles, los españoles han reducido 20 por ciento el consumo de carne vacuna desde que estalló el caso de las "vacas locas". Voceros de la industria cárnica aseguran que la crisis ha provocado 65 millones de dólares de pérdidas.
Ahora se teme que la población también reduzca el consumo de corderos, como consecuencia de la recomendación de la Comisión Europea (órgano ejecutivo de la UE) de no ingerir vísceras de bovinos, ovinos y caprinos.
Uno de los hábitos alimentarios más arraigados entre los españoles es el de comer carne de cordero, por lo que existe preocupación de que se reproduzca la misma aprehensión que se tiene ante la carne vacuna.
En España también se consume una importante cantidad de vísceras, sesos, mollejas, higado y riñones de cordero.
Científicos de Edimburgo difundieron en junio los resultados de un experimento a través del cual habían conseguido transmitir a las ovejas por vía oral la encefalopatía espongiforme bovina (ESB), nombre técnico de la enfermedad de las "vacas locas".
Además, con tejido del cerebro y el bazo de las ovejas infectadas se transmitió la ESB a ratones.
Con estos datos se confirmó la hipótesis de que el agente infeccioso de las vacas puede saltar fácilmente a otras especies. Este lunes se indicó que la ingesta de medio gramo de bovino infectado es suficiente para contaminar una oveja.
Este virus puede encontrarse en harinas y piensos importados masivamente en los últimos años por países de Europa, pero no España, según recordó la ministra de Agricultura.
La comprobación de que la ESB se transmite por vía alimentaria a otra especie refuerza la posibilidad de que exista un vínculo entre el consumo de carne infectada y el incremento de la enfermedad de Creutzfeld-Jakob en el hombre.
Todo esto pone en tela de juicio la celeridad con que la Comisión Europea suavizó el embargo en tres productos (gelatina, sebos y esperma) que pesa sobre el ganado vacuno británico, así como el apoyo de España al levantamiento de esa prohibición. (FIN/IPS/jc/ag/he/96