Una creciente campaña por la renovación de dirigentes del Partido Socialista Español (PSOE) pone en entredicho el futuro de Felipe González como líder de esa fuerza política, afectada por la corrupción detectada en sus filas y por su derrota en las elecciones de este año.
Uno de los dirigentes socialistas de mayor peso, el extremeño Juan Carlos Rodríguez Ibarra, solicitará el lunes a la Comisión Ejecutiva del PSOE la renovación de toda la dirección partidaria, incluyendo el relevo del secretario general, el ex primer ministro González.
Rodríguez Ibarra fundamentó su propuesta en la crisis causada en el PSOE por los casos de corrupción identificados en el partido. A su juicio, es necesaria la salida de todos los integrantes de la dirección, "sean culpables o inocentes", para proceder a una renovación profunda.
Agregó que, en consonancia con su moción, ha retirado su candidatura a la reelección como presidente del PSOE en la occidental región de Extremadura, pese a no haber sido alcanzado por las denuncias de corrupción.
Ibarra fue categórico: "Es necesario quitar las impurezas, aunque paguen justos por pecadores, y nos tenemos que comer la porquería, aunque seamos inocentes. Porque de ello depende el éxito de nuestros sucesores" en la dirección del partido.
Entre los dirigentes del PSOE procesados por corrupción o por la "guerra sucia" sucia contra el grupo armado Eta se cuentan dos ex presidentes del gobierno de la norteña Comunidad Autónoma de Navarra, dirigentes provinciales y ex ministros y ex secretarios de Estado.
Rodríguez Ibarra es presidente de la Comunidad Autónoma de Extremadura, líder indiscutido del PSOE en esa región y miembro de la Comisión Ejecutiva Nacional del partido. Su palabra es respetada a la vez que discutida, porque no suele eludir el pronunciamiento sobre cuestiones candentes.
La propuesta de la renovación de los cuadros de conducción no es nueva en el PSOE, aunque ganó fuerza y especial significado por el deterioro de la imagen de la cúpula del partido que gobernó España desde diciembre de 1982 hasta mayo de este año.
A mediados de 1995, un dirigente histórico, Luis Yañez, sugirió que toda la "generación de Suresnes" diera un paso atrás. Suresnes es la ciudad de Francia en que hacia 1974, el PSOE, proscripto por la dictadura de Francisco Franco, eligió a González como su secretario general.
La iniciativa de Yáñez, quien también llegó a la dirección del partido en Suresnes, ni siquiera provocó polémica, pero el impacto las declaraciones de Rodríguez Ibarra ha sido importante.
Otras dos figuras de gran peso se pronunciaron por la renovación total. Se trata del diputado y ex ministro de Obras Públicas José Borrell, y de Gregorio Peces-Barba, rector de la Universidad del Sur y presidente del parlamento en el primer gobierno socialista (1982-86).
Otro histórico de Surenes y ex ministro de Justicia, Enrique Múgica, dijo a IPS que ha llegado la hora de cambiar el liderazgo unipersonal (González) por otro, de carácter colectivo.
Para Múgica, no se trata de que todos los dirigentes den un paso atrás, sino de que el PSOE en su conjunto asuma que las direcciones deben ser colectivas y que el secretario general no puede ser un líder omnipotente, sino el primero entre iguales.
¿Con González o sin González? Eso depende de él, respondió Múgica. Rodríguez Ibarra declaró estar en contra de organizar un congreso de renovación encabezado por Gonzalez. "Eso no es renovación, eso es volver a la situación en que estamos", afirmó.
Borrell dijo que en la necesaria regeneración se podría sustituir incluso a González y al vicesecretario, Alfonso Guerra. En su opinión, no hay que sacralizar a nadie ni establecer "una especie de división entre lo divino y lo humano". En conversaciones informales, los dirigentes socialistas suelen utilizar los calificativos de "dios" o "number one" (número uno) para referirse a González.
Otros dirigentes, que también plantean la renovación, sostienen que el proceso debe realizarse con González al frente del partido. Entre ellos se cuentan Joan Lerma, ex ministro de Administraciones Públicas, el secretario de formación del PSOE, Ludolfo Paramio, y el presidente de Castilla-La Mancha, José Bono.
Mientras, González no se pronuncia. Al ser interrogado por periodistas españoles acerca de la propuesta de Rodríguez Ibarra, contestó, entre carcajadas: "Les recomiendo que hagan caso a Ibarra".
Eludir los ataques frontales y esperar con paciencia el momento de responder y ganar ha sido la táctica preferida de González y hasta ahora, le ha dado buenos resultados.
Pero esta vez, las críticas no proceden de otros partidos, y ni siquiera de la oposición en el propio PSOE, sino de quienes han sido hasta ahora los más fieles colaboradores del secretario general.
Su liderazgo está cuestionado y ese será tema estrella del Congreso General Ordinario del PSOE, previsto para marzo de 1997.
Eso, siempre que los acontecimientos y en especial los procesos por corrupción y guerra sucia no profundicen la crisis y obliguen a convocar antes un Congreso Extraordinario. Algo que ya demandan varios socialistas de prestigio, como el ex canciller Fernando Morán. (FIN/IPS/af/ff/ip/96