ESPAÑA: Neonazis cambian de apariencia, pero siguen violentos

Los violentos "cabeza rapada" españoles, de fácil identificación por el corte de pelo que los caracteriza, su cruz celta y cazadora de cuero, cambian de apariencia pero no de métodos, advirtió la policía.

Los neonazis cabeza rapada intentan evitar el acoso de la policía cambiando su indumentaria por la de los "bakaladeros", o seguidores de la música tecno, llamada "bacalao" en España.

Los bakaladeros, que también llevan corto el cabello, visten pantalón vaquero, botas militares y cazadora de tela sintética, y su presencia suscita menos rechazo social que los neonazis.

La metamorfosis dio lugar a un nuevo grupo, los "nacional- bakaladeros", de acuerdo con un informe de la Dirección General de Policía que analiza el fenómeno neonazi en Madrid.

El primer resultado de la transformación fue el descenso en 15 por ciento de las agresiones atribuidas a los cabeza rapada y la multiplicación por cinco de los ataques de que se acusa a otras "tribus urbanas".

Así, en los cinco primeros meses de este año, los cabeza rapada fueron identificados como responsables de 54 actos violentos, frente a 66 en igual periodo de 1995. Pero las otras tribus, que el último año perpetraron siete agresiones, en este ya llevan 37.

El informe polical precisa que en Madrid se producen unos tres ataques por semana de grupos juveniles radicales, y el mismo promedio se registra en las ciudades de los alrededores de la capital.

La violencia juvenil causó cuatro muertes en Madrid en poco más de un año. Ninguna de las víctimas tenía más de 20 años, y la responsabilidad fue en todos los casos de grupos neonazis.

David Alfonso, de 17 años, murió en mayo por una moneda de 500 pesetas (cuatro dólares), que se le cayó a una amiga suya en la madrugada, cuando participaba en un juego de feria en Arganzuela, un barrio popular de Madrid.

Dos jóvenes recogieron la moneda, pero no quisieron devolverla. Empezó una pequeña disputa, que cobró mayor importancia al intervenir un grupo ajeno a los hechos. Eran unos 15 "nacional- bakaladeros".

David, que acudió con sus amigos en ayuda de su amiga, acabó con una puñalada en el corazón.

Justo un año antes, Ricardo Rodríguez, de 20 años, había muerto apuñalado por cabezas rapadas en la zona de discotecas y bares conocido como Costa Polvoranca, en los alrededores de Madrid.

La brutalidad de esos grupos no parece tener límite. En febrero de este año, cuatro jóvenes arrojaron un cóctel molotov (bomba incendiaria) al patio de un centro de tutela de menores desprotegidos.

Algunos niños se asustaron, pero no así Manuel, un negro de cinco años.

Manuel se acercó a la botella incendiaria, instado por los jóvenes violentos desde detrás de la verja, y fue alcanzado por las llamas, que le provocaron quemaduras graves en la córnea.

Doscientos policías montan guardia durante los fines de semana en las calles de Madrid para impedir y reprimir la acción de las tribus urbanas.

Los agentes tienen encomendada una labor preventiva, que consiste en cachear e identificar a los sospechosos y tomar datos sobre el barrio del que proceden y los objetos y armas que llevan encima.

Según el Ministerio del Interior, la policía ha identificado en Madrid a unos 700 cabeza rapada, 30 por ciento de los ultraderechistas violentos fichados en todo el país.

Las investigaciones pusieron luz en un submundo práctivamente desconocido, en el que se mueven las tribus urbanas de nuevo cuño, como los nacional-bakaladeros y grupúsculos clandestinos como Bases Autónomas.

Bases Autónomas, un grupo neonazi, pasó a la clandestinidad a mediados de los años 80, pero no ha dejado de actuar en los circuitos de los cabezas rapadas.

Su líder en Madrid, Carlos Rodrigo Ruiz de Castro, un abogado conocido por su alias de "El Cid", se suicidó en enero de 1995.

Ruiz de Castro, fundador también de una asociación nacionalista llamada "Bernal Díaz del Castillo", creó en 1988 la empresa Eurosurcamp, que controla la cadena de tiendas de armas y utillaje paramilitar Soldiers, donde acuden los cabeza rapada.

Su lugarteniente fue Ignacio Alonso, que encabezó al menos dos asociaciones estudiantiles en la Universidad Complutense, de Madrid, y para quien el fiscal ha solicitado nueve años de cárcel por el apaleamiento de estudiantes de izquierda.

La retirada de escena de otro dirigente de Bases Autónomas, Fernando Fernández Perdices, y la desaparición del panfleto "A por ellos" y de la revista El Porvenir, confirman la disolución de ese grupo, que se dividió en diez bandas, compuesta cada una por una decena de nacional-bakaladeros.

Pero Madrid no tiene el monopolio de los grupos neonazis. A Barcelona le cabe el dudoso honor de contar con 50 por ciento de los radicales de derecha del país, mientras que en Valencia actúan 20 por ciento del total.

La policía logró detener en marzo, en Barcelona y ciudades limítrofes, a 34 miembros de los "Centuriones", un grupo de estructura paramilitar, xenófobo, de ideología neonazi y vinculado al tráfico de drogas.

Los aspirantes a ingresar en los Centuriones deben superar una prueba, que consiste en golpear a miembros de alguna banda rival. Los Centuriones tenían un local social, un taller, una tienda de motocicletas, una agencia de venta de seguros, un local para hacer tatuajes y un barco que se alquilaba para fiestas.

Las autoridades incautaron a esa organización numerosas armas de fuego, abundante munición, sables, cuchillos, machetes y navajas, puños americanos, porras, gases lacrimógenos, radiotrasmisores, 1.000 dosis de cocaína, 300 de éxtasis, dinero, 13 motocicletas nuevas y nueve automóviles.

La polícia atribuye a los Centuriones conexión con la banda estadounidense "Hell's Angels" (Angeles del infierno) y con neonazis escandinavos.

Un estudio presentado en el Parlamento Europeo advierte que los cabeza rapada españoles están agrupados en "redes sofisticadas" en las que nadie conoce a los líderes.

En el informe, elaborado por el Centro Europeo de Investigación sobre el Racismo y el Antisemitismo, también se subraya que la principal fuente de reclutamiento de neonazis son las "barras bravas" del fútbol.

Los inmigrantes, los antirracistas y los homosexuales son las víctimas predilectas de esa organización. (FIN/IPS/jc/ff/ip/96

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe