Una mujer indonesia logró que la gigante manufacturera de zapatos deportivos Nike aceptara la supervisión independiente de las empresas subcontratadas en el extranjero, tras desatar una torbellino de relaciones públicas.
Cicih Sukaesih fue despedida hace cuatro años de una planta en Indonesia que fabrica zapatos Nike, después de haber organizado una huelga contra los propietarios surcoreanos de la fábrica.
Este martes empleados de Nike le impidieron la entrada a la sede de la corporación en Portland, Oregon, cuando Sukaesih intentó reunirse con el alto funcionario Phil Knight, para que considerara "la causa de los trabajadores indonesios".
Aunque fue rechazada, Sukaesih se las arregló, durante su viaje de dos semanas a Estados Unidos, para dejar la imagen pública de Nike en condiciones tan desfavorables que la empresa tuvo que promover un cambio.
La vocera de Nike Donna Gibbs dijo a IPS que la empresa aceptó el martes una oferta del gobierno del presidente Bill Clinton para unirse a un grupo de corporaciones "responsables" que estudiará varios temas laborales.
Junto a empresas de vestimenta entre las que se encuentran Liz Claiborne y Van Heusen, Nike asesorará al gobierno de Clinton sobre la forma en que las corporaciones pueden mejorar sus prácticas laborales en el extranjero, dijo la vocera.
El grupo, explicó Gibbs, "desarrollará normas laborales mundiales que incluirán un sistema de supervisión independiente".
Nike afirma que ya cuenta con la supervisión independiente adecuada de sus empresas subcontratadas en el exterior, realizada por la empresa Ernst and Young.
Pero los críticos sostienen que el tratamiento dado por Nike a los trabajadores en el extranjero está plagado de abusos. "Su código de conducta ha sido una farsa", acusó Jeff Bellinger, del grupo "Presión para el cambio".
Los opositores a la actitud de Estados Unidos en el exterior señalan el resultado que trabajadores como Sukaesih tienen en llamar la atención de los consumidores estadounidenses sobre las condiciones en que se producen los bienes que compran.
Según una reciente encuesta, 84 por ciento de los estadounidenses estarían dispuestos a pagar un poco más por los productos fabricados en el exterior si pudieran asegurar que fueron hechos en mejores condiciones laborales, indicó John Cavanagh, del Instituto para Estudios Políticos, con sede en Washington.
La ofensiva de Sukaesih en los medios estadounidenses durante los últimos días centró la atención en los antecedentes de Nike en Indonesia.
Sukaesih sostiene que mientras trabajó para la empresa surcoreana Sung Hwa Dunia fabricando zapatos, hace cuatro años, sólo ganó 1,20 dólares por día, una cantidad por debajo del salario mínimo indonesio en el momento, fijado en 1,30 dólares diarios.
Tras organizar la huelga fue despedida, y su nombre figura en una lista negra que le impide conseguir empleo, denunció la trabajadora.
La vocera de Nike niega que las empresas subcontratadas por la corporación paguen salarios por debajo del mínimo nacional de Indonesia, ahora fijado en 2,25 dólares diarios.
Cavanagh afirma que la fuerza de trabajo indonesia mayoritariamente femenina que fabrica los zapatos deportivos Nike gana un promedio de 1,35 dólares por jornada, de modo que, en conjunto, el total de la fuerza de trabajo recibe cuatro millones de dólares menos que la estrella del básquetbol y vocero de Nike Michael Jordan. (FIN/IPS/tra-en/fah/yjc/lp/ip-lb/96