El administrador del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y uno de los principales funcionarios de nacionalidad estadounidenses de la ONU, James Gustave Speth, se manifestó desalentado con los fondos aportados por su propio país a la ayuda exterior.
"No existe país en el que el compromiso con la ayuda al desarrollo haya caído tanto como Estados Unidos", dijo Speth.
Estados Unidos es el único donante del PNUD que redujo sus aportes al organismo en 1996. "Esto es embarazoso", confió más tarde el funcionario a un grupo de compatriotas suyos pertenecientes a organizaciones no gubernamentales de asistencia.
La ayuda oficial de Washington al desarrollo fue cortada con la intención de reducir el déficit fiscal, a pesar de que la ciudadanía de Estados Unidos pretende para su gobierno un papel más activo en las instituciones multilaterales, dijo Speth.
"El problema es que la opinión pública está a favor de la ONU, a favor de la asistencia al desarrollo, del multilateralismo en la arena internacional. Pero los estadounidenses creen que el gobierno gasta mucho más de lo que realmente gasta en mantenimiento de la paz y desarrollo", agregó.
El funcionario sostuvo que la asistencia oficial al desarrollo de Estados Unidos asciende 0,01 por ciento del producto interno bruto del país, siete veces menos de la meta fijada para los países industrializados, la cual, de todos modos, solo unos pocos cumplen.
Speth añadió que pocos ciudadanos estadounidenses saben que su país está último entre los países donantes pertenecientes a la Organización para la Cooperación y Desarrollo (OCDE).
Encuestas de opinión revelan la persistente sensación entre el público estadounidense de que su gobierno gasta hasta 20 por ciento de su presupuesto en ayuda externa, pero esta cifra, realmente, asciende a 1,1 por ciento de las erogaciones fiscales, de acuerdo con el Departamento del Tesoro.
El porcentaje destinado al desarrollo económico y social es aun menor, pues reúne 19 centavos por cada dólar gastado en ayuda al exterior. El resto se dirige a objetivos políticos y militares fijados por el gobierno de Estados Unidos.
"Los desafíos de hoy y del próximo siglo simplemente no pueden ser afrontados sin una revitalización del compromiso con la cooperación hacia el desarrollo, reformado pero ampliado", insistió Speth.
"Se deben adoptar mejoras decisivas en cuanto a la calidad y la efectividad de la asistencia, vinculada con objetivos globales aceptados comúnmente. Para cumplir esas metas, el mundo necesita más asistencia al desarrollo, y no menos, cualquiera sea la tendencia", agregó.
La ayuda total cayó de 62.000 millones de dólares en 1991 a 57.000 millones en 1993, de acuerdo con el Informe de Desarrollo Humano del PNUD (IDH) en su versión de 1996, difundida este martes.
Speth manifestó que era irónico que la asistencia oficial al desarrollo cayera "precisamente cuando se exige a la ONU que haga más y cuando está reformándose a sí misma".
El funcionario agregó que "incluso el Pentágono" (Departamento de Defensa de Estados Unidos), que reclamó ayuda para el proceso de paz en Bosnia-Herzegovina, advierte el valor de la asistencia al desarrollo.
Speth describió la caída de la cooperación como una "tragedia" que "las sociedades pagarán cara en el futuro". (FIN/IPS/tra-en/aa/yjc/mj/96