A pesar del fracaso en la elaboración de un Tratado de Prohibición Completa de Pruebas Nucleares (TPCP) en Ginebra la semana pasada, el presidente del comité de negociaciones, el holandés Jaap Ramaker, cree que el acuerdo estará pronto en septiembre para su firma en Naciones Unidas.
Los delegados a las conversaciones recibieron copias del borrador final para que lo consideren los gobiernos, y Ramaker prevé que el proyecto final será aprobado por la Comité de Desarme, previo a su firma, cuando se reanuden las reuniones en Ginebra el día 29.
De todos modos, deberán seguir adelante sin India, que insiste en que el tratado deberá ser más que un simple compromiso para suspender las pruebas. Nueva Delhi no aprobará ningún tratado que no sea de amplio alcance y no esté ligado a un programa de desarme nuclear total con fechas precisas.
Nueva Delhi dice que el TPCP es discriminatorio, pues porque impediría a las naciones que no cuentan con armas nucleares a desarrollar arsenales propios, pero no comprometería a los cinco países que las poseen (Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, China y Rusia) a desarmarse ellos mismos.
El ministro de Relaciones Exteriores de India, Inder Kumar Gujral, dijo que el TPCP será una "charada" si permite a las potencias nucleares afinar sus armas con experimentos científicos mientras prohibirá a países como el suyo a desarrollar sus posibilidades militares.
"Esto procura crear una situación en la que las cinco naciones que tienen armas nucleares no solo mantendrán sus arsenales, pues también podrán continuar mejorándolas", se lamentó Gujral.
Pero Estados Unidos se opone rotundamente a que en los alcances del tratado se incluyan referencias a futuros pasos hacia el desarme nuclear.
El texto presentado por Ramaker evalúa que la actual situación internacional ofrece una oportunidad para la adopción de nuevas medidas efectivas hacia el desarme nuclear y contra la proliferación de armas nucleares.
El párrafo agrega de manera genérica que los estados miembros del eventual tratado "declaran" su intención de adoptar esas medidas.
Uno de los argumentos expuestos por Francia para justificar sus últimas pruebas nucleares en el sur del océano Pacífico es que eran necesarias para afinar los sistemas de los que su país dependerá después de que el TPCP entre en vigencia.
Francia alega que su Programa Preparatorio para la Limitación de Pruebas Atómicas es similar a otros desarrollados por Estados Unidos y Gran Bretaña.
Estados Unidos también se esfuerza para que no le seá necesario efectuar pruebas con el fin de mejorar sus armas. Así, construye instalaciones especiales a un costo de 1.100 millones de dólares en el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore, en California, donde desarrollará investigaciones en ese sentido.
Este centro permitirá a los científicos estudiar reacciones termonucleares. El secretario de Energía de Estados Unidos, Hazel O'Leary, dijo que a fines de este año "la instalación contribuirá con la capacidad del país en mantener su arsenal nuclear sin pruebas" que impliquen explosiones reales.
Aún no se ha resuelto si las cinco potencias nucleares y las tres en el "umbral" del desarrollo de esas armas (Paquistán, India e Israel) deberán ratificar el tratado antes de que sus disposiciones sean legalmente vinculantes.
El Reino Unido, Rusia, China y Pakistán insisten en una fórmula de entrada en vigor por la cual el tratado debera contar con la aceptación específica de las cinco potencias nucleares junto a India, Pakistán e Israel.
India, apoyada por los países no alineados, advirtió que no firmará un tratado que la obliga a suscribirlo como condición para que comience a regir. En ese sentido, sostiene que no lo podrá firmar si las potencias no se comprometen a un desarme nuclear total en un tiempo fijado en el mismo tratado.
El segundo problema pendiente atañe a la posibilidad de que cualquier país que cuente con evidencia de violación del tratado por parte de otro pueda reclamar una inspección.
El borrador redactado por Ramaker intenta solucionar esos asuntos.
El diplomático holandés propuso que las cinco potencias nucleares y los países en el "umbral" puedan ratificar el tratado después de que éste se convierta en ley, y establecer que una conferencia internacional se convoque tres años más tarde para resolver la situación de esas ocho naciones.
El borrador de Ramaker propone una fórmula que consiste en que el tratado será válido 180 días después de la fecha de depósito de la ratificación por parte de los 44 estados que disponen de reactores de energía nuclear.
La intención del presidente del comité especial es que los gobiernos evalúen y discutan durante un mes el borrador de proyecto y que los embajadores regresen el 29 de julio para la adopción del tratado.
Sobre la Conferencia de Desarme pesa el emplazamiento de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, que en la sesión pasada exhortó a apresurar las negociaciones para poder sancionar el tratado en su período de sesiones que se inicia en septiembre próximo.
En cuanto a las inspecciones, el borrador sugiere que podrán emplearse "medios técnicos nacionales" para reclamar una, pero con el acuerdo de la mayoría simple del consejo ejecutivo de 61 integrantes. Paquistán propuso que esta mayoría se eleve a dos tercios.
La organización ambientalista internacional Greenpeace se manifestó a favor del texto propuesto por Ramaker y postuló que, si es necesario, las negociaciones por el TPCP sigan adelante sin India.
"Exhortamos a India a unirse a un tratado que prohíba las pruebas nucleares, pero no queremos el acuerdo sea rehén de la falta de voluntad de un solo país", dijo Josh Handler, vocero de la campaña de desarme de Greenpeace.
No se prevé que India reduzca sus demandas de vincular el tratado a un desarme más amplio. "Es claro que India no actuará bajo presión", dijo Jasjit Singh, director del Instituto de Estudios y Análisis de Defensa en Nueva Delhi.
Dentro de India se alzan voces en favor de que el país fabrique sus propias armas nucleares, pero Singh no cree que el gobierno recorra ese camino.
"De todos modos, esa alternativa no se descarta", explicó. Sin embargo, ese arsenal no será muy avanzado si el país no cuenta con la posibilidad de probarlo. "¿Cuál es la diferencia si te mata una bomba de primera generación o una de la cuarta?", se preguntó Singh.
El experto advirtió que no sería sabio por parte de las potencias nucleares intentar el aislamiento de India cuando se reanuden las negociaciones el día 29.
"La presión sobre los países democráticos puede ser contraproducente", manifestó.
Una fuente diplomática latinoamericana dijo que los delegados de Irán, India y Pakistán habían denegado consenso a la propuesta de Ramaker.
La representación de China estimó que el borrador del embajador holandés contiene puntos que no reflejan el empeño por frenar la carrera nuclear.
Un estudio auspiciado por la Fundación Dag Hammarskjold y publicado en Nueva Delhi dice que una negativa a firmar el tratado por parte de India sería "una opción fácil pero no genuina".
"India no ganará nada pero tiene mucho que perder al negarse a firmar el TPCT", opinan los autores del estudio, los periodistas investigadores Praful Bidwai y Achin Vanaik.
El informe plantea tres posibles escenarios en caso de que India no firme el tratado.
India podría continuar en su actual posición de ambigüedad, sin cancelar ni ejercer su opción nuclear; podría desafiar al TPCP realizando una prueba o varias, o, finalmente, podría declararse abiertamente un país nuclear.
Bidwai y Vanaik añaden que si no se firma este año un tratado de prohibición general quedará afectada la credibilidad del proceso multilateral de negociaciones para el control de armas, y la Conferencia sobre Desarme de Ginebra perderá valor como foro negociador.
"El mundo podría despedirse por mucho tiempo del desarme nuclear", previenen los autores. (FIN/IPS/tra-en/jmp/rj/mj/ip en/96