El controvertido empresario chileno Carlos Cardoen anunció hoy nuevas inversiones en Cuba y calificó de "terrorismo comercial" las disposiciones de la ley estadounidense Helms-Burton que endure el bloqueo contra la isla.
Cardoen, quien hizo fortuna en la década del 80 como fabricante y abastecedor a Iraq de bombas aéreas de racimo, dijo al diario estatal chileno La Nación que la inversión externa es un apoyo a la decisión cubana de incorporarse lentamente al sistema de economía de mercado.
Las declaraciones del empresario que maneja proyectos agroindustriales en Cuba coinciden con la visita a Chile de Roberto Robaina, el ministro de Relaciones Exteriores del gobierno del presidente Fidel Castro.
Robaina señaló el lunes que su gobierno está dispuesto a dar garantías de reserva a los empresarios chilenos y de otros países dispuestos a invertir en Cuba, ante las amenazas de represalias que contiene la ley Helms-Burton.
Cardoen dijo que esa ley es "terrorismo comercial", agregando que "nadie mejor que yo conoce la persecución y violencia con que el gobierno norteamericano actúa".
El empresario aludió así a los procesos judiciales que se le siguen en Estados Unidos bajo cargos de haber traspasado a Iraq materiales nucleares estratégicos y tecnología misilística avanzada mediante la licencia para fabricar un helicóptero.
Cardoen sostiene que Estados Unidos apoyó sus operaciones de venta de bombas de racimo y otros materiales bélicos al gobierno iraquí de Saddam Hussein durante su guerra con Irán, cuando el interés de Washington era detener al fundamentalismo islámico representado por el régimen de Teherán.
El empresario reclama igualmente la devolución del prototipo adaptado de helicóptero Bell que intentó producir en Chile mediante licencia a comienzos de esta década, pero que le fue incautado en Estados Unidos.
Cardoen, quien afirma que abandonó la producción bélica, tiene inversiones en Cuba en plantaciones y procesamiento industrial de cítricos y frutas tropicales y es uno de los principales empresarios chilenos instalados en la isla.
Unas 20 empresas chilenas de las áreas financieras, agroindustriales, turísticas e inmobiliarias, han colocado en Cuba desde 1990 capitales por unos 63 millones de dólares.
"El pueblo cubano necesita más que nunca de nuestras inversiones ya que ha decidido, lentamente, incorporarse al sistema (de economía de mercado)", sostuvo Cardoen.
En 1994 el Banco del Estado de Chile otorgó al Banco Nacional de Cuba una línea de crédito especial por 10 millones de dólares, para el financiamiento de exportaciones desde este país sudamericano hacia la isla caribeña.
Gracias a esta iniciativa, las ventas chilenas a Cuba crecieron en 1995 en 300 por ciento respecto de 1994, para totalizar 17,5 millones de dólares.
Cuba se interesó fundamentalmente por adquirir papel periódico y alimentos pesqueros a un conjunto de empresas que podrían verse afectadas ahora por las represalias que contempla la ley Helms- Burton contra quienes comercien con la isla. (FIN/IPS/ggr/ag/ip- if/96
