La falta de una "oposición real" posterga la solución de la crisis política que afronta Colombia a causa de la denunciada infiltración del narcotráfico en la campaña electoral del presidente Ernesto Samper, advirtieron algunos analistas.
Samper ha demostrado habilidad política, capacidad de resistencia y conocimiento de la idiosincracia del país para afrontar la crisis estallada hace dos años, cuando un sector del opositor Partido Conservador divulgó grabaciones comprometedoras para miembros del gobierno, señalaron los comentaristas.
Pero Crispin Villazón, coordinador del Consejo de Control Etico del gobernante Partido Liberal, entiende que, más que por sus condiciones personales, Samper se mantiene en el poder por una "falta de fuerzas opositoras" debida a problemas "de cultura política".
Además de la presión de Estados Unidos, que no aceptó el fallo de la Cámara de Diputados exculpatorio de Samper, el presidente es cuestionado por empresarios, por dirigentes del propio partido de gobierno y del Partido Conservador, y por los medios de comunicación y los sindicatos, que exigen su renuncia.
Según Horacio Duque, columnista del diario bogotano La Prensa, propiedad de miembros del Partido Conservador, pocas veces en la vida política colombiana se habían reunido "tantos y tan importantes actores con un propósito común: la caida de Samper".
Sin embargo, Alejandro Vargas, catedrático de la Universidad Nacional, cree que las voces surgidas en los partidos tradicionales, el Liberal y el Conservador, representan "una oposición de papel", pues son "miembros del establecimiento gobernante".
En opinión de Vargas, la actitud de esas "elites tradicionales", que se fraccionan temporalmente, expresa más "disentimientos transitorios" que una oposición real, entendida como alternativa de gobierno.
Mientras, la izquierda ha promovido históricamente "intentos más voluntaristas que realistas", según Vargas.
Por su parte, Duque entiende que la izquierda lanzó en la última década propuestas de oposición real, pero sus tentativas "han sido violentamente reprimidas por los gobiernos bipartidistas".
La izquierdista Unión Patriótica, creada por ex integrantes de las insurgentes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia fue casi exterminada por paramilitares de derecha, y la Alianza Democrática M-19 terminó en el fracaso político.
Sólo se mantiene el Partido Comunista, aunque con un bajo poder de convocatoria y afectado por una crisis interna
"Oposición y crítica a los gobiernos no son bien vistas en el marco general de nuestra cultura política" y casi por instinto, el grueso de la población se suma al oficialismo, destacó Duque.
El experto atribuye esa actitud "al ambiente de intolerancia y la aplicación de la violencia por parte de autoridades públicas contra líderes opositores".
Esos rasgos de intolerancia podrían explicar el origen y desarrollo de la guerrilla, agregó.
De acuerdo con los expertos, la crisis ha evidenciado la necesidad de un movimiento opositor que fiscalice seriamente la acción del gobierno, que presente propuestas alternativas frente a la corrupción y a los otros problemas del país, y que se convierta en un canal de expresión de la inconformidad ciudadana.
Duque y Vargas consideran que ese movimiento debe estar "conectado" con los problemas y las preocupaciones de la mayoría de los colombianos y no con los intereses individuales que defienden los opositores a Samper.
"Debe ser una oposición ligada socialmente", un "poder alternativo para la consolidación de la democracia", afirmó Vargas. (FIN/IPS/yf/ff/ip/9