En deportes, como en política y economía, China se afana para convertirse en superpotencia mundial.
La pérdida del certamen para ser sede de las Olímpiadas del 2000, que ganó Sidney, y las denuncias sobre uso de estimulantes prohibidos por sus corredores fueron serios reveses para los planes de China. No obstante, el país ha duplicado sus gastos de entrenamiento desde 1984, cuando volvió triunfante de los Juegos Olímpicos celebrados ese año en Los Angeles, California.
En estadios esparcidos por todo el país, los atletas chinos que se entrenan en el calor del verano ya pueden oler la victoria en el aire de Atlanta. En cierta medida, esas esperanzas son justificadas porque China ocupó en 1992 el cuarto lugar como ganadora mundial de medallas en las Olimpíadas de Barcelona.
Entre los atletas que integran su escuadra olímpica, China anunció la semana pasada la presencia de Wang Junxia, record mundial en las carreras femeninas de 3.000 y 10.000 metros, la campeona de tenis de mesa Deng Yaping y el gimnasta Li Xiaoshuang, medalla de oro en Barcelona.
En los 150 campos especiales de la máquina deportiva china, la primera condición para cada uno de los atletas que se entrenan es "tragar la amargura".
Tragar la amargura es un criterio ético chino que tradicionalmente está referido a la aptitud de afrontar dificultades y, en la era comunista, a menudo tiene connotación de sacrificio personal por el bien de la nación.
La aspiración china de dominar los deportes para el final del siglo ha sido impulsada por un creciente sentimiento nacionalista. El recuerdo de las humillaciones del pasado, su relevante condición actual en el escenario mundial y la resistencia a las presiones occidentales sobre comercio y derechos humanos son todos elementos usados por sus líderes para mantener la llama del nacionalismo.
Los dirigentes de Beijing están convencidos que nada puede fomentar con más eficacia el nacionalismo que un puñado de medallas olímpicas de oro. El ejemplo del soldado modelo Leu Feng en los años "50, exaltado por sus buenas acciones y devoción al Partido Comunista, ha sido reemplazado ahora por el espíritu de conquista de nadadores y velocistas.
Uno de esos héroes modernos es Li Xiaoshuang, quién triunfó en las competencias de gimnasia masculina hace cuatro años en Barcelona, y ahora es una de las esperanzas chinas para adjudicarse otra medalla de oro en Atlanta.
Su rostro, mal dibujado pero aún estimulante, sonríe desde un gran cartel colgado en la pared de una escuela de gimnasia situada en su pueblo natal de Xiantao, provincia de Hubei. Varias docenas de niños de seis a 15 años de edad llenaron el pequeño gimnasio donde Li efectuó su primer entrenamiento estival.
Con expresión seria en sus rostros comenzaron diligentemente a practicar contorsiones, siguiendo la exhortación del poster: "¡Aprendamos de Li Xiaoshuang!".
Una campaña publicitaria nacional realizada por la mayor compañía de artículos deportivos sobre el continente, Li Ning, coloca al principal gimnasta chino bajo una óptica diferente.
El astuto estudio fotográfico acentúa la masculinidad de Li, enfocando su físico en contrastados relieves en blanco y negro, mientras se venda las manos como si se preparara para un combate de gladiadores por el honor de China.
La frase es breve: "Verdaderas cualidades del héroe", pero las implicancias son profundas. Mientras el gobierno considera a las Olimpíadas como una plataforma para desplegar y reconfirmar la creciente estatura de China, la firma Li Ning ha convertido ese sentimiento emergente de nacionalismo en una campaña de mercadeo.
Al parecer, funciona. "Aunque pueda comprar la ropa extranjera más cara, seguiría prefiriendo a Li Ning porque es nuestra propia marca", declaró un comprador.
El presidente de la compañía, el propio Li Ning, ganó como gimnasta tres medallas de oro en los juegos de Los Angeles en 1984 y es uno de los instrumentos que están forjando la leyenda deportiva china.
Li Ning se retiró cuando no pudo clasificarse para las Olimpíadas de Seul en 1988 y, desde entonces, diseña una línea deportiva de ropa y calzado para velocistas. En la actualidad, Deportes Li Ning, es el mayor productor doméstico de artículos deportivos de alta calidad en el país.
Bajo contratos de esponsorización del Equipo Olímpico Chino, atletas especializados en clavadismo, gimnasia y tiro vestirán productos de Li Ning cuando compitan en Atlanta.
"Nuestro principal objetivo en Atlanta será desarrollar y fortalecer nuestra posición en el mercado doméstico. Pero como se trata de una competencia internacional y los atletas chinos tendrán una audiencia mundial, la exhibición servirá para formar un concepto y una imagen internacional de nuestra marca. Las ventas vendrán despues", expresó Li Ning.
Y la imagen, definitivamente, será victoriosa, porque todos los ganadores chinos de medallas llevarán prendas especiales de Li Ning cuando reciban los galardones. (FIN/IPS/tra-en/ab/kd/ego/sp- ip).
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