El huracán Bertha, el primero de la estación de 1996, no logró poner a prueba el sistema de emergencia para desastres naturales de las islas del este del Caribe, según expertos.
Bertha, el primer huracán formado en el océano Atlántico tras el comienzo de la estación hace seis semanas, bordeó la cadena de islas sin causar el daño producido en 1995 por los huracanes Luis y Marilyn.
Cuatro personas habían muerto 48 horas después que el huracán llegara a tierra, pero ninguna de las muertes ocurrió en la subregión.
El sistema de agua y electricidad de Antigua y Barbuda se interrumpió por unas horas, mientras Anguila permaneció en la oscuridad durante cuatro días.
Expertos en desastres atribuyen el daño mínimo al programa implementado después de los huracanes del año pasado, ya que este año los residentes escucharon las advertencias y actuaron apropiadamente.
El año pasado, los huracanes Luis y Marilyn devastaron Antigua y Barbuda, Anguila, Dominica y San Martin, y causaron serios daños en San Cristóbal y Nevis y Guadalupe. Las víctimas fueron más de 50.
La industria del banano de Dominica fue severamente afectada, mientras los servicios de turismo de Antigua sufrieron fuertes pérdidas, ya que casi todos los hoteles de la isla sufrieron daños.
Una mayor conciencia regional fue el resultado de la experiencia del año pasado, señaló Jeremy Collymore, de la Agencia de Respuesta de Emergencia a Desastres del Caribe (CDERA).
"Fue una mejora significativa en términos del alto nivel de participación en las acciones preparatorias, y esperamos que este sea la norma del futuro", dijo Collymore.
Pero expertos en la gestión de desastres creen que Bertha no puso a prueba los mecanismos previstos para grandes huracanes, ya que ninguna de las islas fue afectada directamente por el ciclón, que alcanzó vientos de hasta 164 kilómetros por hora.
Estos mecanismos mejorados, dijo la subdirectora de CDERA, Audrey Mullings, fueron producto de cuidadosos estudios resultantes de la reunión de la junta directiva realizada en mayo en Antigua.
Mullings dijo que las revisiones de la estación de huracanes del año pasado también señaló la necesidad de instalaciones de comunicaciones más eficientes, para refinar la funciones del personal en el terreno y el almacenamiento y la distribución de los elementos de ayuda y asistencia.
El CEDRA pretende movilizar a la región más allá de la fase de respuesta de emergencia, y llevar al grueso de la población "la disciplina de los operativos para desastres".
Los expertos regionales también intentan establecer la relación entre los desastres y el desarrollo. Una reciente iniciativa del Banco de Desarrollo del Caribe propone la incorporación de la gestión de desastres a sus proyectos.
El Proyecto de Sistemas de Respuesta de Emergencia del CDERA cuenta con financiación del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Una de las preocupaciones que aún tienen los expertos son las apropiadas prácticas de construcción para asegurar que la población caribeña no levante viviendas y edificios cerca del mar o en valles bajos, sino que se adhieran a estrictos códigos de construcción.
Más de 70 por ciento de los hogares de Anguila resultaron destruidos por el huracán Luis y 50 por ciento de las causas de Antigua perdieron sus techos. (FIN/IPS/tra-en/ps/cb/en/lp/96