La comunidad internacional comenzó esta semana a discutir la adopción de medidas más estrictas de protección del clima, para impedir el calentamiento de la Tierra, en medio de un debate que entremezcla la ciencia con los negocios.
La decisión política de reducir la emisión de gases de efecto invernadero, causantes del aumento de la temperatura del planeta, ha encontrado seria oposición de la industria de la energía y de algunos paises petroleros.
Este lunes, en la jornada de apertura de la Segunda Conferencia de las Partes (CP2) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, la organización ambientalista Greenpeace denunció obstrucción de Estados Unidos, Australia, Arabia Saudita y Kuwait.
La conferencia discute la profundización de las medidas de control de los gases de efecto invernadero, en especial dióxido de carbono, metano y ácido nitroso.
El primer compromiso asumido por la comunidad internacional obliga a los paises industrializados a retornar en el 2000 al nivel de emisiones de 1990.
Pero el año pasado, la Primera Conferencia de las Partes, realizada en Berlín, reclamó objetivos más ambiciosos para evitar el calentamiento de la Tierra.
"Es evidente que se necesitan compromisos más firmes de los países desarrollados para el período posterior al año 2000", advirtió el diplomático argentino Raúl Estrada, presidente del Grupo ad hoc sobre el Mandato de Berlín.
La gravedad del calentamiento de la Tierra fue admitida por la Cumbre Mundial de Ambiente y Desarrollo de Rio de Janeiro, en 1992, que aprobó la Convención sobre Cambio Climático.
El principio de la convención se funda en el reconocimiento de que la actividad humana está cambiando la forma en que la energía solar interactua en la atmósfera del planeta, lo que altera el clima global y aumenta la temperatura de la Tierra, entre otras consecuencias.
Más de 2.000 científicos sostuvieron que en ese cambio climático existe influencia humana perceptible.
La comprobación figura en el Segundo Informe de Evaluación de 1995 del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC), que se distribuyó en junio.
El informe verificó que la temperatura del planeta aumentó entre 0,3 y 0,6 grados en los últimos 100 años. El presente ha sido el siglo más caliente desde hace 600 años, y los últimos años pasados fueron los más cálidos del siglo.
El estudio predice un calentamiento promedio de dos grados para fines del siglo entrante. En esas condiciones, el nivel de los mares podrá subir entre 15 y 95 centímetros.
Pero el informe científico del IPCC ha sido criticado por la Coalición Climática Global (GCC), una alianza de industrias entre las que predominan compañías petroleras, energéticas y automovilísticas.
En la GCC figuran compañías como las químicas Dow y Union Carbide, y las petroleras Shell, Texaco, Exxon, British Petroleum, Amoco, Chevron y Mobil. También se encuentran la industria del carbón, American Automobile Manufacturers, Ford y General Motors.
La GCC sostuvo que el informe no reconoce que los gases de efecto invernadero crecen más rápido en los países en desarrollo. En consecuencia, afirmó, cualquier esfuerzo por controlar la emisión de gases debe ser global.
El Fondo Mundial para la Naturaleza, conocido por su sigla en inglés WWF, opinó que, con esa estrategia, la GCC pretende desplazar el debate sobre el control de las emisiones de los países industrializados al Tercer Mundo.
El dictamen del IPCC ha sido cuestionado también por científicos de Estados Unidos. Uno de los críticos fue Frederick Seitz, ex presidente de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos y presidente emérito de la Universidad Rockefeller.
En un artículo periodístico, Seitz escribió que "nunca he sido testigo de una corrupción peor del proceso de revisión por pares", como se denomina al método por el cual los científicos revisan y convalidan los trabajos de los colegas.
Seitz sostuvo que se introdujeron cambios en el texto del informe aprobado por los científicos en una conferencia de Madrid, en la parte referente al impacto humano en la variación del clima.
Pero el científico noruego Bert Bolin, presidente del IPCC, desestimó los cargos de Seitz en un discurso pronunciado este lunes en la apertura de las sesiones de la CP2.
Bolin observó que las conclusiones de los críticos no habían sido sometidas a una revisión científica y técnica cuidadosa como es norma en las publicaciones de ese carácter.
La organización Greenpeace atribuyó los ataques contra el informe del IPCC a una campaña de "la industria de combustibles fósiles y de Arabia Saudita y Kuwait".
Tanto Greenpeace como WWF proponen que la Conferencia respalde la propuesta de la Asociación de Pequeños Estados Isleños de reducir 20 por ciento las emisiones de dióxido de carbono en el 2005.
Se descuenta que los estados isleños serán los primeros perjudicados en caso de elevación del nivel de los mares, como prevén los estudios científicos sobre el cambio climático.
Las decisiones definitivas sobre políticas de reducción de emisiones serán adoptadas por la Tercera Conferencia de las Partes, que se realizará el año próximo en Japón.
La actual CP2 concluirá con una sesión ministerial, entre el 17 y el 19 de este mes. (FIN/IPS/pc/ff/en/96