Los corruptos, los incompetentes y los que gozan de privilegios injustos en Bulgaria ponen las barbas en remojo. La "Primera Guerrilla Privada", fundada en la ciudad de Plovdiv, está en acción. Pero los partisanos de estos días no usan metralletas, sino el puro ingenio.
La Guerrilla tiene su comandante, su comisario político e incluso un "informador oficial" cuyo nombre en clave es "Boiko". "La paradoja y el absurdo son las únicas armas que usamos, pero parece que son eficaces. Ya hemos recibido miles de cartas de apoyo de todo el país", dijo el "guerrillero".
Esta organización es considerada la voz de cientos de miles de búlgaros que no se beneficiaron de la reforma económica implementada por los gobiernos posteriores a 1989, que perseguían el dulce sueño del mercado libre.
Uno de cada diez búlgaros no tiene empleo. Decenas de miles de puestos de trabajo se perdieron con la restructura de la industria estatal. El salario promedio de aquéllos que aún cuentan con él es de apenas 100 dólares mensuales.
Unos pocos privilegiados, muchos de ellos gracias a sus "conexiones" con el gobernante Partido Socialista Búlgaro (PSB), tardaron unos pocos años de libre mercado para convertirse en millonarios.
"Envidio a esos tipos de la Guerrilla. Ellos son, realmente, alguien. Todavía pueden encontrar caminos y medios para reirse de esta fea realidad que nos rodea", dijo la estudiante universitaria Brigita M., quien solicitó reserva sobre su identidad.
La madre de Brigita dijo a IPS que, para ella, estos modernos partisanos "se volvieron locos por toda la tensión que supone vivir en Bulgaria". "Pero su locura es inofensiva y deberían dejarlos tranquilos", agregó.
El "líder" de las Guerrillas, el ex diputado de la Unión de Fuerzas Democráticas Hristo Markov, afirmó que su situación es casi idéntica a la de los partisanos comunistas que combatieron el nazismo durante la segunda guerra mundial.
"Igual que ellos, debemos ocultarnos. Pero nadie se va a molestar en buscarnos", bromeó.
Este mes, los simpatizantes de la Guerrilla se reunieron frente al monumento de Plovdiv en honor a los soldados rusos de la segunda guerra mundial y, en una ceremonia, enterraron allí una declaración dirigida a las futuras generaciones.
El documento, anunciaron, "deberá ser abierto cuando el gobierno del país se constituya por el acuerdo del oficialismo, la oposición y los 'círculos amistosos"'.
El término "círculos amistosos" fue empleado por el primer ministro de Bulgaria, Liuben Berov, para describir a las empresas dirigidas por socialistas que exportaron todo el trigo del país y dejaron a la población en un estado de semi-hambruna.
Mientras se espera que el manifiesto "guerrillero" se haga público, entre los búlgaros circulan las proclamas del grupo como si fuera un partido clandestino.
"No tire sus boletos de ómnibus usados. Podrían serle útiles para envolver todo el queso que su salario le permite comprar", recomienda una de ellas.
Markov anunció, alegremente, que sus fuerzas constituirán su propio fondo de privatización y redistribuirán sus ganancias entre los partisanos, al igual que, recordó, hicieron los comunistas después de tomar el poder en 1945.
El propio nombre de la organización es él mismo una broma pesada dirigida hacia el Primer Banco Privado de Bulgaria, el primero que se fundó tras la caída del comunismo… y el primero en la historia del país que se declaró en bancarrota.
La Primera Guerrilla Privada invitó al pueblo búlgaro a unirse a ella en el sendero del bandidaje y a entregarles la comida que les sobre. Pero les avisaron que no deben temer, pues no los golpearán.
La idea de la Guerrilla ya tiene imitadores. Marineros de la flota estatal pesquera con base en los puertos de Burgas y Varna, a quienes le deben 10 meses de salarios, crearon dos equipos de "piratas".
Los únicos que no se ríen de estas bromas son, naturalmente, los simpatizantes del PSB, que directamente ignoran a la pandilla de Markov o le restan importancia a sus sátiras, a las que, dicen, consideran politiquería barata.
"Es triste y vergonzoso que un político caiga tan bajo y apele a los instintos más básicos de la gente solo para recuperar su escaño en el parlamento", manifestó el sociólogo y dirigente socialista Ivo Karagerov.
El PSB no ha efectuado ningún comentario oficial acerca de la Guerrilla. Pero también guardó silencio cuando el heredero de la corona de Bulgaria, Simeon Coburg-Gotha, visitó el país en mayo y fue saludado por miles de vitoreantes personas en la calle.
La oposición tampoco gasta saliva en la Primera Guerrilla Privada, pues algunos de sus chistes más punzantes hacen blanco, también, en las derechas.
"La mera existencia de la Guerrila es un profundo y patético signo de los males de nuestra sociedad. En una situación sana, este tipo de sarcasmo político y social hubiera bastado para derrocar al partido gobernante del poder", dijo otro sociólogo de Sofía.
Pero los problemas de Bulgaria son serios y, paralela a la sátiras, corre una gruesa raya de furia que se canaliza a través del humor y de la esperanza en que, en el futuro, no se requieran sus servicios.
"Somos como el tumor en un cuerpo enfermo", dijo Georgi H., uno de los 20 fundadores de la Guerrilla en Plovdiv. "Encontramos fuerza para crecer de la propia enfermedad que está destrozando a Bulgaria. Si se produce una cura milagrosa, nos dispersaremos y desapareceremos, porque no nos necesitarán más." (FIN/IPS/tra- en/bb/rj/mj/ip/96