La iglesia católica mantiene en Brasil una amplia actuación social, con fuerte opción por los pobres y marginados, pese a la sustitución de obispos progresistas promovida por el Vaticano desde la década pasada.
Las pastorales sociales están detrás, o por lo menos en el origen, de movimientos populares que ganaron protagonismo en el país. El ejemplo más saliente es el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), que encabeza hoy la fortalecida lucha por reforma agraria.
"Las bases sufrieron la falta de apoyo explícito del Vaticano", admitió Leonardo Boff, teólogo de la liberación que dejó el sacerdocio tras muchos años de presión contra sus ideas y libros. Pero "siguen fuertes, porque la Iglesia es débil", afirmó
Si bien cayeron algunos obispos, transferidos a localidades distantes o relevados al retirarse por conservadores, párrocos y laicos se hicieron cargo de la articulación de fe y vida y de las cuestiones sociales, explicó Boff.
Además, la realidad de "pobreza y desesperación" en que vive la mayoría de la población, y la amenaza que representa el crecimiento de las sectas y otras confesiones no dejan a la Iglesia Católica más alternativa que apoyar a las comunidades eclesiales de base y su acercamiento a los movimientos sociales, senaló el teólogo.
La presidencia de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil pasó a Lucas Moreira Neves, "alineado al Vaticano", pero sus organismos sectoriales, como las pastorales sociales, siguen dirigidas por obispos progresistas, recordó Nevio Fiorin, de ISER Asesoria, una organización no gubernamental de estudios sobre religiones.
La Comisión Pastoral de la Tierra, la mayor defensora de los derechos de los campesinos durante el regimen militar (1964-1985), influyó decisivamente en el resurgimiento del movimiento por la reforma agraria y sigue denunciando la violencia y el trabajo esclavo en el campo.
En la lucha por la tierra, la Iglesia Católica dejó varios mártires y aún tiene varios representantes en la línea de fuego, como Ricardo Resende, un sacerdote radicado en el sur del estado de Pará, donde el 17 de abril fueron masacrados 19 campesinos sin tierra.
El Consejo Indigenista Misionero, otro órgano del episcopado brasileño, es una de las voces más fuertes en defensa de los indígenas. Su presidente, Apparecido José Dias, fue nombrado obispo de Roraima, estado del extremo norte donde está bajo amenaza la supervivencia de más de 30.000 indígenas.
La designación de Dias "confirma el compromiso de la Iglesia con los pueblos de Roraima", destacó el obispo cesante, Aldo Mongiano, que dirigió la diócesis de Roraima durante 20 años y recibió varias amenazas de muerte por defender a los aborígenes yanoami.
Dias, quien era desde 1975 obispo de Registro, area pobre a 200 kilómetros de Sao Paulo, es conocido por defender no sólo a los indígenas, sino también a campesinos, poblaciones negras y los marginados en general.
La asistencia a los niños es otra actividad en que se destaca la acción pastoral de la Iglesia Católica, impulsada por sacerdotes y laicos en todo el país.
La Pastoral de la Niñez, coordinada por la médica Zilda Arns, hermana el cardenal de Sao Paulo, Paulo Evaristo Arns, actúa en 22.000 comunidades pobres, donde logró reducir la mortalidad infantil, la violencia y la prostitución de adolescentes.
"Todo ese proceso tiene un gran peso" y no puede interrumpirse de pronto, señaló Fiorin, lo que explica la promoción de obispos progresistas, como Dias. La transformación promovida por el Vaticano es "lenta y gradual", y afecta más la formación de nuevos sacerdotes, añadió el investigador.
El futuro es "imprevisible", puntualizó Fiorin. La actuación de la jerarquía en la "ideologia", priorizando en el seminario la moral, los dogmas y el derecho canónico, apunta a largo plazo, para consolidar una Iglesia más preocupada con la institución, con la liturgia y la catequesis.
Pero el proceso latinoamericano de una Iglesia más abierta y participativa en lo social "penetró a fondo, formó numerosos laicos y líderes pastorales y un fuerte movimiento de base, con fuerza para resistir y quizá imponerse", agregó.
"Son dos olas que chocan y es imposible prever cual prevalecerá", concluyó Fiorin. (FIN/IPS/mo/ff/cr/96)
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