Al celebrar el segundo aniversario de aplicación del Plan Real de estabilización, el presidente de Brasil Fernando Henrique Cardoso, intentó transmitir una visión optimista de la marcha de la economía prometiendo avances en el área fiscal, crecimiento y más empleos en el futuro próximo.
La economía crecerá entre cinco y seis por ciento en 1997 y ya estará en ese ritmo al final de este año, pronosticó.
Cardoso aseguró en diversas declaraciones a medios de prensa que la inflación continúa cayendo, situándose en las cercanías del 12 por ciento anual, las inversiones extranjeras directas se están expandiendo 55 por ciento y podrán alcanzar 8.000 millones de dólares en 1996.
Los pesimistas vienen perdiendo sus apuestas, declaró el presidente durante un seminario sobre los dos años del Plan Real realizado en Brasilia.
El ministro de Hacienda, Pedro Malán, reconoció que el crecimiento previsto para este año es tímido, de tres por ciento, pero dijo que se elevará por encima de cinco por ciento en 1997 y en 1998. De esa forma, aseguró, el promedio en el período 1993- 1998 será de 4,5 por ciento, un índice "muy bueno".
Brasil entró así en una ruta de crecimiento sostenido, sin los altibajos del pasado, ya que entre 1981 y 1992 el crecimiento fue de cero, afirmó Malan. El aumento de la productividad en la industria y del ahorro privado permiten confiar en una "franca expansión", agregó.
Esa reactivación económica es la mejor forma de enfrentar uno de los grandes retos actuales, el desempleo, sostuvo el ministro.
Otro grave problema considerado por economistas como amenaza a la estabilidad de la moneda, el déficit público, también se estaría solucionando.
El déficit nominal caerá de 7,4 por ciento en 1995 a cinco por ciento este año, aseguró Malan, señalando que se está atacando las cuatro fuentes del desequilibrio fiscal: gobiernos estaduales y locales, seguridad social, empresas estatales y salarios de funcionarios públicos.
De un total de 26 gobernadores estaduales, 19 ya firmaron acuerdos para ajustar las cuentas públicas, informó el ministro.
La mayor parte de los economistas y algunos organismos internacionales, como el Banco Mundial, manifiestan insistente preocupación por la ausencia de un ajuste fiscal que aseguraría la estabilidad brasileña a largo plazo.
El gobierno no logró que el Congreso aprobara una reforma de la seguridad social y enfrenta dificultades para reducir sus gastos en salarios. Su proyecto de reforma administrativa, que prevé despidos de funcionarios en algunos casos, no cuenta con respaldo parlamentario.
Las autoridades tratan de restar importancia a esos reveses. "El Plan Real no es tan dependiente de las reformas actualmente", declaró Gustavo Franco, director internacional del Banco Central y uno de los formuladores del programa de estabilización.
En entrevista a la televisión, este lunes, Cardoso reconoció como grave problema la expansión explosiva de los salarios y pensiones a cargo del gobierno central. "En pocos años se registró un aumento de 15.000 a 42.000 millones de reales" (suma cercana en dólares), señaló.
En ese punto, como en el de la seguridad social, el Poder Ejecutivo poco puede hacer sin respaldo del Parlamento, donde las enmiendas constitucionales encuentran dificultades para ser aprobadas, admitió.
El esfuerzo oficial en restablecer el optimismo en torno al Plan Real, principal factor del triunfo electoral de Cardoso en 1994 y de su popularidad, se justifica por la fuerte caída del respaldo popular al gobierno verificada en los últimos meses.
Sólo 30 por ciento de la población considera actualmente bueno o muy bueno al gobierno, contra 41 por ciento en diciembre, según sondeos del diario Folha de Sao Paulo.
Las califcaciones de "malo" o "pésimo" crecieron de 15 a 25 por ciento en el mismo período, mientras que 41 por ciento continúan estimando que la gestión del Ejecutivo es "regular".
Para la mayoría de los encuestados (33 por ciento) el desempleo es el problema más grave del país, seguido de la salud pública (15 por ciento), la educación (ocho) y la miseria (siete por ciento).
Dos tercios de los consultados piensa que laa desocupación continuará creciendo y una mayoría cree que el poder de compra de sus ingresos mermará.
Contra ese pesimismo, el presidente Cardoso trató de presentar números, indicando que en estos dos años el Plan Real sacó de la pobreza a cinco millones de brasileños, la mayor redistribución de ingresos de la historia del país.
Pero la miseria es " secular y muy grande" y no se supera en dos años, admitió. (FIN/IPS/mo/dg/if-ip/96