La inflación de junio en Brasil alcanzó 1,22 por ciento, anunció hoy la Fundación Getulio Vargas en un informe que registra índices totalmente contradictorios en los sectores minorista y mayorista.
El Indice General de Precios de la Fundación, la medición más antigua del país, se destaca por darle mayor peso -0,6 puntos- a los precios mayoristas y considerar también los costos de construcción.
En junio los precios al consumidor subieron 1,57 por ciento, contra 0,94 por ciento de los mayoristas. La tasa acumulada en los doce últimos meses alcanzó respectivamente 18,41 y 6,81 por ciento.
Esa tendencia, en la que el alza de bienes y servicios para el consumidor prácticamente triplica la registrada por la industria, el comercio y las empresas que los adquieren en el mercado mayorista, caracteriza los dos años que lleva el Plan Real de estabilización.
Desde agosto de 1994, los precios al consumidor subieron 50,27 por ciento y los mayoristas sólo 18,93 por ciento.
En realidad, esa distorsión se explica principalmente por un alza brutal de los servicios, desvinculada de los bienes. Los costos de la vivienda, por ejemplo, se elevaron 94,53 por ciento en los últimos 23 meses, especialmente a causa de los alquileres.
Educación, lectura y recreación, que constituyen otro rubro en la medición de la Fundación Getulio Vargas, acumulan 73,48 por ciento.
Por su lado los rubros de alimentación, transportes y vestuario superaron escasamente los precios al por mayor, con aumentos de entre 24 y 28 por ciento desde agosto de 1994.
Con la relativa estabilización de la moneda, tras más de diez años de inflación anual superior a cien por ciento, con excepción de 1986, cuando el Plan Cruzado la redujo efímeramente, hubo un fuerte reacomodamiento de los precios relativos y del consumo.
Un estudio del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) muestra que los precios de las artículos de consumo subieron menos que los de los servicios, al haber sido sometidos a la competencia externa, con la apertura del mercado y una rápida reducción de los aranceles.
Es el caso de la vestimenta, cuyos precios se elevaron sólo ocho por ciento en dos años en Sao Paulo, según el índice del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad de ese estado. En cambio, los alquileres aumentaron 455,28 por ciento .
Esos cambios favorecieron a sectores no expuestos a la competencia que pudieron así ampliar mucho sus márgenes de utilidad, provocando grandes transferencias de ingresos. (FIN/IPS/mo/dg/if/96