BOSNIA-HERZEGOVINA: El sueño multiétnico no ha muerto todavía

La raíz de apoyo ciudadano a la restauración multiétnica de Bosnia-Herzegovina aún está en su sitio, a pesar de la violencia que los refugiados han sufrido de manos de líderes locales y pandilleros de todas las nacionalidades.

Naturalmente, las amenazas más peligrosas proceden de los nacionalistas serbobosnios y croatas cuyo primer propósito es el desmembramiento del país, propósito del cual depende su supervivencia política y sus intereses económicos.

Los elegantes funcionarios de agencias de asistencia internacional son demasiados, aseguran conocer al dedillo el funcionamiento del mundo y son notoriamente cínicos respecto de la reintegración étnica, aunque se resisten a abandonar sus oficinas de Sarajevo para ver la situación con sus propios ojos.

En la Sarajevo predominantemente musulmana, a pesar de las golpizas y saqueos a manos de los desamparados sobrevivientes de la masacre de Srebrenica el año pasado, algunos serbobosnios abandonaron sus refugios y retomaron la actividad pública más abiertamente aún que antes de 1993.

Unos pocos serbobosnios regresaron por ahora al distrito de Grbavica, en Sarajevo, o a las cercanos barrios de Visoko e Ilidza.

Desplazados serbobosnios, que se hallan por doquier en Belgrado, hablan sobre su regreso a Mostar. Los musulmanes que regresan los fines de semana a Mrkonjic Grad para reconstruir sus hogares usan materiales de construcción que arrebatan a sus antiguos vecinos serbios.

Sorprendentemente, la seguridad que reclaman los retornados es, con frecuencia, una mera presencia internacional en poblados clave y no una garantía internacional general. La "fuerza de implementación" de los acuerdos de Dayton (IFOR) dice no contar con mandato para desarrollar esta garantía de ningún modo.

En junio de 1993, varios miles de civiles croatas de Bosnia abandonaron sus poblados a lo largo del valle del río Lasva después de que sus tropas se retiraron de los frentes de batalla contra las trincheras del gobierno.

Los croatas de Bosnia se desperdigaron por Nova Bila, Vitez, Novi Travnik y otros poblados y villorrios bosnios en la costa del mar Adriático, y allí permanecieron durante ocho meses después de la creación de la federación musulmano-croata en marzo de 1994.

Entonces, el pastor franciscano Slavko Petrusic, regresó a su parroquia en el poblado de Ovcarevo, al oeste de Travnik.

En los siguientes meses, otros civiles croatas de Bosnia comenzaron a reclamar sus viviendas y propiedades, pero hubo problemas. Algunas casas habían sido demolidas o incendiadas por el ejército bosnio conducido por los musulmanes.

Algunos edificios fueron ocupados por musulmanes obligados a abandonar Prijedor, Kotor Varos y otros pueblos tras las campañas de "limpieza étnica" efectuadas por las fuerzas serbobosnias en 1992.

Los croatas que regresaron a Ovcarevo se presentaron ante la policía musulmana y comenzaron la reconstrucción. El influjo aumentó luego de los acuerdos de Dayton, y en total regresaron a Ovcarevo unos 500 croatas.

Las autoridades musulmanas reaccionaron con indignación ante la negativa de las autoridades croatas en las áreas de Bosnia- Herzegovina bajo su control a la reclamación de los hogares de musulmanes en esas áreas.

Esta frustración hizo explosión el mes pasado, una noche en que policías musulmanes ingresaron a Ovcarevo y anunciaron a aquellos croatas que carecían de permiso de residencia que tenían cinco minutos para abandonar el área.

Sin embargo, los expulsados retornaron a sus hogares a la tarde siguiente, y algunos recibieron inmediatamente su permiso de residencia.

Muchos observadores creen que cientos de croatas más retornarían a sus hogares en Travnik si la comunidad internacional estableciera allí una fuerza simbólica de seguridad.

"Sólo con que aparecieran allí de tanto en tanto sería suficiente para detener los saqueos", opinó un croata que regresó al área.

Ante un masivo retorno de croatas a las áreas de Travnik, los líderes croatas bosnios tendrían pocas excusas para continuar obstruyendo el retorno de musulmanes a Vitez, Nova Bila y otras importantes localidades bosnias.

Pese al ánimo vengativo de algunos musulmanes, muchos serbobosnios desean regresar a Sarajevo. Un exitoso retorno de croatas y musulmanes en Bosnia-Herzegovina central haría sentir a los serbios lo suficientemente seguros para regresar a sus hogares en la ciudad.

La necesidad económica también está obligando a muchos a reunir el coraje necesario para el retorno. Una partición sería costosa para los propios desplazados, pero también para la comunidad internacional.

Una partición completa requeriría, en primer lugar, la construcción de una enorme cantidad de nuevas viviendas, principalmente para musulmanes expulsados por los serbobosnios.

Estas viviendas deberían ser construidas en áreas donde no exista una base económica para sustentar a los residentes hasta entrado el próximo siglo.

Muchos de los desplazados son campesinos, a menudo madres viudas, que conocen poco más que la agricultura de subsistencia y no se adaptarían a la vida en un bloque de apartamentos.

Además, la partición implicaría la separación de la policía, el poder judicial, los institutos de educación y en general todos los organismos gubernamentales y las infraestructuras sociales.

Sin duda los partidarios de la división en áreas dominadas por serbios y croatas, quienes obtuvieron incalculables ganancias de la limpieza étnica, el narcotráfico, el tráfico de armas y el saqueo de fábricas enteras en zonas disputadas, aprobarían la ayuda internacional para apoyar ciertas áreas incapaces de autosostenerse con los impuestos locales.

El Banco Mundial y otras instituciones financieras relacionaron en efecto la entrega de fondos para la reconstrucción con un apoyo real a la reintegración de la estructura gubernamental de Bosnia- Herzegovina.

Bajo fuerte presión para liberar fondos para el sostén de la paz, el Banco prometió 1.800 millones de dólares en ayuda para la reconstrucción en 1996 y propuso proyectos por 3.000 millones de dólares para los próximos dos años.

Cerca de un tercio de los fondos están destinados a proyectos en la mitad de Bosnia-Herzegovina dominada por los serbios. Sin embargo, debido a que el Banco sólo puede tratar con gobiernos reconocidos, los fondos deberán encaminarse por medio del mismo Sarajevo, que el ejército serbobosnio combatió durante tres años y medio.

Los líderes serbios ya advirtieron que prescindirán de los fondos de reconstrucción si para obtenerlos deben reconocer el control gubernamental de Sarajevo.

La cuestión es quién demostrará tener la mayor fuerza de voluntad. ?Los serbios, que encabezaron la campaña de limpieza étnica y bloquearon la integración a costas de los recursos destinados al desarrollo económico y la reconstrucción?

?Los croatas nacionalistas de Herzegovina occidental, que lanzaron su propia campaña de limpieza étnica en 1993 y desde entonces se han comportado como si vivieran en Croacia?

?El gobierno de Sarajevo y los líderes musulmanes locales, que promueven el ideal de la integración pero se conducen como si la partición ya fuera un hecho, o los miles de desplazados que sólo desean que acaben los problemas y regresar a casa?

En definitiva, el factor decisivo será probablemente la actitud de los elegantes diplomáticos occidentales y los miembros de agencias humanitarias, que visitan los cafés de Sarajevo tras cada jornada de oficina. – – – – – (*) Chuck Sudetic es oficial de campo del Grupo Internacional de Crisis, un grupo asesor independiente que nuclea a ex diplomáticos que ofrecen servicios de mediación en áreas en conflicto. (FIN/IPS/tra-en/cs/rj/mj-ml/ip-pr/96

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