Grupos verdes elogiaron la decisión de Bangladesh de prohibir los pesticidas conocidos como la "Sucia Docena", debido a que provocan más daños que beneficios a las cosechas y el ambiente.
Bangladesh se ha unido ahora a otros países asiaticos como Indonesia, Malasia y Vietnam donde el uso de pesticidas es ilegal.
Activistas ecológicos han venido realizando una activa campaña para lograr la prohibición, señalando que el uso de esas sustancias químicas no solo estaba consumiendo las escasas divisas extranjeras del país, sino tambien reduciendo los cultivos, dañando el ambiente y afectando la salud de las personas.
La mayoría de las plagas se han inmunizado contra los venenos químicos que, en su lugar, matan a otros insectos que son beneficiosos para las plantas. Esto expone a los cultivos a epidemias aún más virulentas que pueden arrasar a veces cosechas enteras con gravísimas consecuencias alimentarias.
"La Sucia Docena estaba haciendo estragos en nuestro medio ambiente y vida pública", afirmó Kazi Farouk Ahmed, del grupo verde Proshika de Bangladesh. Según recientes pruebas, los cultivos de arroz arrojaron un 50 por ciento más de rendimiento cuando se dejaron de usar esos pesticidas, apuntó.
"El beneficio neto de los pesticidas es negativo cuando se toma en cuenta su impacto sobre la salud humana, la disminución de las cosechas y el incremento de las boletas de importación", agregó.
El Comité Técnico Asesor sobre Pesticidas del gobierno anunció recientemente que estaba cancelando de los registros a los 12 agroquímicos producidos por la transnacional Shell Bangladesh y otras compañías locales.
Esto incluye a los pesticidas Dialdrin, Bydrin, Mel Bromide y Aerodril. Además, el comité ha restringido el empleo de todas las sustancias químicas que contengan aluminio fosfatado.
Tambien, todos los pesticidas derivados del grupo de los piretroides no pueden ser usados en los arrozales, a pesar de que su empleo aún es permitido con otras cosechas.
El uso de pesticidas se duplicó en Bangladesh entre 1985 y 1990 en alrededor de 7.000 toneladas anuales. A este paso, el uso anual de pesticidas en las granjas de Bangladesh ascenderá a 16.000 toneladas en 1997.
No obstante, no hubo un aumento proporcional de cosechas, apuntaron los críticos al uso intensivo de pesticidas. Citaron un estudio oficial el cual descubrió que el volumen de las cosechas no está relacionado al empleo de pesticidas.
"Las sustancias químicas contra las plagas son muy costosas, inexcusablemente ineficaces y vergonzosamente contaminantes", señaló el estudio. Bangladesh gasta anualmente cinco millones de dólares para importar pesticidas y materia prima para su producción en el país.
Cinco años atrás, Bangladesh prohibió el uso del DDT, uno de los pesticidas mas potentes y de efecto más prolongado en la cadena alimentaria. Sin embargo, su importación y empleo fue permitido nuevamente tras una plaga epidémica en India hace dos años.
Expertos del Instituto de Análisis de Políticas de Desarrollo dijeron aquí que los pesticidas son usados con muy poco cuidado respecto a su dosis y sus medidas de seguridad.
"Los pesticidas afectan incluso a insectos benéficos, perjudican el equilibrio ecológico, se filtran en las aguas y envenenan a los peces. El excesivo uso provoca tambien superplagas que son resistentes a las sustancias químicas", declaró Mahbub-ul Karim, un miembro del instituto.
Incluso el Instituto Internacional de Estudios del Arroz (IRRI), basado en Filipinas, que durante años promovió el empleo de pesticidas como un factor esencial en el éxito de la Revolución Verde, ahora cambió de idea.
Una publicación del IRRI, "Pesticidas, Productividad del Arroz y Salud de los Campesinos: una Comprobación Económica", abogó por la reducción de pesticidas causantes de la reducción de cosechas.
Expertos de la FAO dijeron que la manera de proteger las plantas de plagas no es mediante el intenso uso de pesticidas químicos sino con plaguicidas orgánicos de control integral (IPM).
El programa IPM usa técnicas biológicas y mecánicas para controlar a los insectos que afectan los cultivos. Esto se efectúa alentando a otros insectos y batracios que se alimentan con bichos, mediante trampas ligeras y redes, y con la destrucción de los huevos de insectos dañinos.
Una investigación realizada por el experto de la FAO en IPM, S. Rameswamy, comprobó que 2.250 campesinos entrenados en 59 escuelas de campaña redujeron sus costos en pesticidas de 22 dólares por hectárea a casi un décimo de ese monto. Las cosechas en sus campos, por otra parte, se incrementaron en un tercio.
Sin embargo, Bangladesh carece de centros de entrenamiento IPM suficientes. "Diseminar conocimientos IPM en un país de 120 millones de habitantes es una tarea gigantesca. Al menos 2,5 millones de granjeros deben recibir formación", expresó.
Más de 2.000 funcionarios de extensión agrícola y alrededor de 29.000 granjeros han sido instruídos en los métodos IPM por las 90 escuelas instaladas hasta ahora con apoyo de la FAO. (FIN/IPS/tra- en/mm/kd/mu/ego/en-if).
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