AUSTRALIA-EEUU: La renovada alianza militar apunta a la región

La renovación del vínculo militar entre Australia y Estados Unidos plantea la paradoja del nuevo gobierno conservador en Canberra, que aspira a un acercamiento mayor a Washington sin que ello perturbe sus relaciones con la región de Asia y el Pacífico.

La importancia que para Australia supone el fortalecimiento de los vínculos militares con Estados Unidos podría resumirse en la pregunta que le planteó un periodista al ministro de Defensa de ese país, Ian McLachlan, este fin de semana.

La pregunta se produjo después de que altos funcionarios de las dos naciones anunciaron los mayores ejercicios bélicos conjuntos en la historia, previstos para marzo de 1996.

¿La celebración de los ejercicios bélicos conjuntos más importantes en la historia de los dos países significan un regreso a la política de "todo el camino con LBJ" seguida por anteriores gobiernos de Australia respecto de Estados Unidos?, inquirió el periodista.

Esa frase se refiere a la consigna de campaña del ex presidente de Estados Unidos Lyndon B. Johnson, empleada en la década del 60 para ilustrar cómo Australia sirvió de base de respaldo a las fuerzas del país norteamericano durante la guerra de Vietnam.

McLachlan hizo gala de prudencia y contestó que Canberra mantiene su independencia de criterio, al margen de la cooperación en materia militar que establezca con Estados Unidos. Con esa declaración, evitó confrontaciones con sus vecinos.

La política de Australia siempre fue de independencia en cualquier "contingencia previsible", afirmó el ministro.

McLachlan también rechazó los informes que señalan a Australia como el primer país que podría suministrar tropas de respaldo a Estados Unidos si este país las solicita ante eventuales crisis en la región de Asia y el Pacífico.

Este problema es particularmente sensible en el nuevo gobierno conservador constituido por los partidos Liberal y Nacional tras las elecciones de marzo, pues Canberra intenta redefinir sus relaciones con el sudeste de Asia, en auge económico tras decenios de guerra e inestabilidad.

El anterior gobierno, a cargo del Partido Laborista, era también sumamente cuidadoso en el desarrollo de vínculos más estrechos con esa región.

"Ese impulso de la administración laborista no se debió a un enamoramiento repentino con los países de Asia, sino al hecho de que esa región será la potencia económica del siglo 21", explicó Hanna Middleton, vocera de la campaña australiana de rechazo al establecimiento de de bases militares de Estados Unidos.

Middleton opinó que el laborismo era tan proclive como el actual gobierno a establecer relaciones militares fuertes con Washington, pero hubiera preferido hacerlo en secreto. "Hay solo un cambio en la forma como se desarrollan las cosas ahora, y es que se hacen abiertamente", dijo la activista a IPS.

Otros observadores consideran, sin embargo, que el gobierno conservador del primer ministro John Howard se muestra más favorable a Estados Unidos que su predecesor.

En cualquier caso, Howard también reconoce que Australia no debe ser vista dando la espalda a Asia, por razones tanto geopolíticas como económicas.

"El aliento y la profundidad de las relaciones entre Estados Unidos y Australia tienen su base en valores comunes y una historia compartida. Nuestras relaciones con Asia y con Estados Unidos se refuerzan mutuamente", dijo Howard la semana pasada.

La importancia de la reunión anual en materia de seguridad entre autoridades de los dos países celebrada la semana pasada para considerar cuestiones de seguridad estuvo marcada por la asistencia de los secretarios de Estado y Defensa de Estados Unidos, Warren Christopher y William Perry.

En la delegación estadounidense también figuraron el presidente de la Junta de Oficiales, general John Shalikasvil, y el comandante de las fuerzas estadounidenses en el Pacífico, almirante Joseph Prueher.

Además de las maniobras conjuntas, ambos países acordaron la renovación del permiso para que opere la base de satélites espías Pine Gap, en Australia central, por diez años más, hasta el 2008.

Los ejercicios militares de marzo se realizarán en Queensland e involucrarán 17.000 soldados de Estados Unidos y 5.000 de Australia, según declaró Perry. También se resolvió la reiteración de los juegos de guerra cada dos años.

"La declaración conjunta deja bien clara nuestra intención de desplegarnos como potencia en la región de Asia y el Pacífico", dijo el secretario de Defensa de Estados Unidos.

El funcionario agregó que Washington considera a Australia como el "ancla septentrional" de sus planes de seguridad en la región, mientras Japón es el "ancla septentrional".

"La estrecha relación entre Australia y Estados Unidos es una contribución significativa a la región y es una de las maneras en que colaboramos con la seguridad regional", dijo el canciller de Australia, Alexander Downer.

El ministro informó la semana pasada a sus aliados de Asia sobre los previstos acuerdos con Estados Unidos a la reunión de ministros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) con representantes de los países considerados "socios dialogantes" y "observadores" por el bloque.

El director del Centro de Investigaciones sobre la Paz de la Universidad Nacional Australiana, Ramesh Thakur, dijo a IPS que no cree que la ASEAN considere "una amenaza" el nuevo acuerdo entre Canberrra y Washington, sino, por el contrario, "una contribución a la seguridad regional".

Sin embargo, Thakur acotó que China sí podría verse menoscabada por el reforzamiento de los vínculos militares entre Australia y Estados Unidos, como sucedió a inicios de año, cuando Washington renovó sus pactos de seguridad con Japón y Corea del Sur y reafirmó la presencia de sus soldados en esos países.

La mayoría de las naciones del sudeste de asiático aplaudieron entonces los acuerdos, mientras China criticó las derivaciones del fortalecimiento del papel de Japón en la seguridad de la región de Asia y el Pacífico.

"Los países de la región viven la paradoja de desear la presencia de Estados Unidos sin acogerlas en sus territorios. En ese contexto, Australia es una opción lógica. Eso, además, encaja cómodamente con la filosofía de la nueva coalición de gobierno en Canberra", explicó Thakur.

Sin embargo, algunos observadores creen que, tarde o temprano, Australia se verá obligada a elegir entre Washington y la región, pues la ASEAN está desarrollando sus propios mecanismos para enfrentar eventuales conflictos militares, menos agresivos que los planteados por Estados Unidos en su historia.

La ASEAN, por ejemplo, postuló un "compromiso constructivo" con el régimen militar de Birmania, mientras Washington y la Unión Europea son partidarios de establecer presiones directas tendentes a la restauración de la democracia.

"Si decidimos alinearnos con la región de Asia y el Pacífico, al parecer, estaremos en desacuerdo con Estados Unidos", dijo John Ingleson, decano de la Facultad de Artes de la Universidad de Nueva Gales del Sur y autor del libro "Nueva Asia", publicado este fin de semana. (FIN/IPS/tra-en/ks/cpg/mj/ip/96

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